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El periodismo del maestro José Estrañi

Por JOSÉ RAMÓN SAIZ

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El 13 de abril de 1914, José Estrañi y Grau fue elegido primer presidente de la Asociación de la Prensa de Santander. Un destacado periodista de este tiempo escribió ¿A quién sino a él? Don Pepe era, en su vida privada, como hombre y caballero, modelo de seriedad, en cuanto el vocablo significa hombría de bien, lealtad y rectitud, todo lo contrario de empaque, vanidad, silencio y sosería. Como escritor festivo, había alcanzado una alta reputación literaria. Como presidente de los periodistas montañeses, logró varias reelecciones hasta que falleció en diciembre de 1919, apenas una semana antes que su gran amigo Benito Pérez Galdós.

Fundador de El Cantábrico con los hermanos Manuel y Buenaventura Rodríguez Parets, fue su primer director por su trayectoria liberal y democrática, sometida a numerosas pruebas en el ejercicio de una profesión que exigía insospechados sacrificios a los comprometidos con la regeneración de España que se vinculaba al triunfo de las ideas de libertad. En su larga trayectoria periodística en tierras cántabras fue excomulgado, condenado a prisión y sancionado. Su última adversidad frente al poder estuvo a punto de ocurrir en 1909 cuando el capitán general con sede en Burgos decretó su prisión; sin embargo, su amigo del alma -don Benito Pérez Galdós, entonces diputado republicano- impidió que la medida se llevara a efecto.

Pero ¿quién fue este periodista que tan profundamente amó Santander, su origen, sus peripecias personales y políticas, talante y pensamiento? Solo unas pinceladas. Nacido en Albacete en 1840 de “padres pobres, pero catalanes”, según su propia confesión, su progenitor pertenecía al ramo las de diligencias, conocido por el de la tralla, empleo que le obligaba, con frecuencia, a cambiar de residencia, lo que motivó que el joven Estrañi conociera numerosas ciudades en cada una de las cuales puso en marcha publicaciones festivas. De esa afición periodística destaco como anécdota su paso por Valladolid, cuando fundó La Mar Azul para hacer la crítica de la feria taurina vallisoletana. Con el fin de agilizar la autorización gubernativa, recurrió al eximio matador de toros Salvador Sánchez Povedano, Frascuelo, con quién le unía una vieja amistad. A los dos días le llegó carta del extorero, que durante muchos años guardó Estrañi como oro en paño por esta transcripción literal, reflejo de la particular gramática del famoso e influyente matador: Llo mismo bí a don Francisco y lla está en esa la horden pa la Mar Azul. Bete a buscarla. Salvador”.

Uno de sus grandes días como periodista fue el 4 de mayo de 1895. En el amanecer de aquel día –importante en la historia de la prensa cántabra- la modesta rotaplana de La Atalaya, propiedad de Lorenzo Blanchard Arce, imprimía el primer número de El Cantábrico, diario independiente. Aquella mañana los vendedores vocearon la salida del nuevo periódico en las principales calles y mercados más concurridos de la ciudad, que entonces no superaba los cincuenta mil habitantes. Lo que acontecía no podía ser más pesimista ya que de Cuba llegaban noticias sobre las últimas revueltas separatistas que obligaron a enviar nuevas tropas de refuerzo que, en su mayoría, salían del puerto de Santander. La víspera de la aparición de El Cantábrico, varios cientos de soldados embarcaron en la machina del puerto y días después lo hizo el batallón Cantabria.

El estreno de este diario republicano y liberal, se iniciaba con unos fundamentos sólidos que el mismo Estrañi definió: “... un periódico a la moderna, de información, no de partido, ni de combate, ni de propaganda. Cuando el telégrafo aún no había sido sustituido por el teléfono, el montaje del periódico se hacía letra a letra a falta de la linotipia, y la rotativa estaba a unos años de sustituir a la impresora plana, apareció esta novedosa cabecera que abanderó este compromiso:El periódico no podrá en ninguna ocasión constituirse en órgano de fracción ni partido determinado, pues su principal misión ha de ser la defensa de los intereses generales y regionales, espíritu de amplia justicia sin herir sentimientos religiosos ni defender personalismos. Desde estos principios, El Cantábrico alcanzó una larga vida de cuarenta y dos años como un nuevo modelo de prensa más informativa y menos ideológica, además de máximo defensor de las ideas democráticas, alcanzando en sus primeros meses una tirada de cinco mil ejemplares, la mayor de los diarios locales.

Cuando irrumpe El Cantábrico con José Estrañi como director, la nómina de responsables de los periódicos locales se completaba así: Domingo Gutiérrez Cueto (El Atlántico); Rafael Díaz Aguado de Salaverry (La Atalaya); José María Martínez (El Boletín de Comercio) y Alfredo del Río al frente de El Correo de Cantabria. Otras publicaciones que se editaban en otras poblaciones de Cantabria eran El Eco de Santoña, La Región Cántabra, Campoo, El Sardinero Alegre, El Fomento, El Impulsor, Fray Veras, El Avisador, Santander Cómico y Profesorado Montañés. Con esta pluralidad de publicaciones, el periodismo y su desarrollo representaba un timbre de gloria para el siglo XIX en una provincia que ya en 1885 era la segunda de España en niveles de instrucción: de una población total de 238.299 personas, 119.987 cántabros tenían la instrucción suficiente para leer un periódico, según comentaba el periódico El Atlántico en su primer número de 1 de enero de 1886.

Ideas democráticas, republicanismo, laicismo y compromiso con los intereses de la tierra cántabra son las cuatro definiciones que alentaron la aparición de El Cantábrico, principios que Estrañi defendió con flexibilidad y a los que demostró una gran lealtad. Ideas democráticas o regeneración frente a la vieja política, el caciquismo; republicano y laico por convicción. Este progresismo tiene su gran mérito al defenderse en los años finales del siglo XIX cuando el periódico asume como ideario la separación Iglesia-Estado y educación laica (la Constitución entonces vigente proclamaba el carácter católico de la nación), modernización de España, tolerancia y lucha contra las leyes represoras en materia de prensa. En definitiva, la supremacía del poder civil sobre cualquier otro poder, así como una posición radical contra la pena de muerte. No fue El Cantábrico anti nada y, por tanto, no puede ser definido como un periódico antimonárquico ni anticatólico ya que todos los conceptos y valores que representaban Monarquía y Religión fueron tratados con respeto en las páginas del periódico, compromiso pactado por Estrañi con sus socios los hermanos Rodríguez Parets.

Fue Pepe Estrañi un fiel cronista de una época de la vida santanderina. Los testigos de su época, le recordaron siempre como un hombre bueno, cariñoso y compasivo, que siempre luchó en pro de la elevación del nivel cultural del pueblo, de la libertad y del bienestar, así como de la desaparición de las intransigencias que siempre apuntó como germen de discordias y de odios estériles. Buen conversador, irónico, sutil y agresivo, aunque elegante en sus ataques, ejerció el periodismo como un espadachín de la lengua provisto de una extraordinaria ironía. Frente a otros escritores y periodistas acostumbrados a arrancar la piel a tiras, en sus Pacotillas que incluían las bromas y las duras verdades, compaginó el respeto con la compasión para los flagelados. Poeta de altos vuelos, sus escritos humorísticos eran un pellizco o un leve arañazo, jamás una ofensa. Los testigos de su época dejaron escrito que le respetaban todos, lo mismo los de la acera suya, los de izquierda, que los de la acera de enfrente; supo siempre llevar su mano, sin chocar con quienes caminaban en dirección contraria.

En estas apretadas reflexiones no es posible valorar la rica personalidad periodística de José Estrañi, con una vida que firme en sus ideales le provocó no pocas adversidades. Algunas de sus reflexiones, siempre escritas con humor y tono festino en su sección Pacotilla, tienen hoy vigencia, prueba también de nuestros viejos problemas aun no solucionados. Entre sus peticiones al año 1919 –el de su muerte-, entresaco la siguiente: Haz tu que Cataluña/sea sensata/y por ningún motivo/ meta la pata./Haz que los bizcaitarras/no estén inquietos/provocando con mueras/a los maquetos...” Valoren ustedes.

*Doctor en Periodismo. Autor del libro “El Cantábrico, un periódico republicano entre dos siglos”. 2003.

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