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“Lo digo..., como lo siento”.

Por Rafael Perez Tezanos

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Es imposible resistir la tentación de plasmar unas líneas una vez vista y conocida la sentencia del llamado “Caso Gorilas”. Imposible.

Quedan lejos ya aquellos largos días del “otro juicio”, el mediático-político que se montó en nuestro Parlamento auspiciado por el Partido Popular. Hablo de la Comisión Investigadora.

Quedan lejos en el calendario, pero muy cerca en la memoria. Tan cerca... que están permanentemente presentes en ella.

En aquella Comisión, cuales jueces inquisidores, los portavoces del Partido Popular hicieron gala de muchas cosas. Muchas..., pero quiero destacar solo algunas, quiero destacar esas que se clavan en el alma, porque aclaran y sacan a la luz lo peor de las personas, la negrura de algunos corazones y el poder de algo temible: el odio.

Tiene que ser y lo he repetido cien veces, duro, cruel e inhumano vivir con el odio por compañero. Tan duro e inhumano, que se tiene que nacer con esa capacidad, porque quien no nace así, aún en los peores momentos acaba combatiendo la ira, con la templanza y el perdón. Pero no es el caso de “esos”.

Tampoco parece serlo de quien les comanda, que precisamente por comandar, debiera ser el primero en trasmitir calma y sosiego. Por comandar no solo un Partido, toda una Región. Pero no perderé tiempo con alguien tan desconocido para mí, como yo para él.

El “resto”..., aquellos que vociferaban calumnias, aquellos que se rasgaban las vestiduras, aquellos que buceaban en la vida privada de los “culpables”, que no... “presuntos culpables”, denominación ésta de la que han llegado a “disfrutar” incluso los terroristas más sanguinarios, aquellos que aseguraron por su honor decir la verdad, aquellos que vilipendiaron a los testigos citados, aquellos que citaron “testigos” interesados, obscenos y mentirosos, aquellos que intentaron avivar el fuego con mil y un argumentos falaces, aquellos o esos, porque aquí siguen, ahora debieran dar un ejemplo de algo que no tuvieron en aquellos días..., ejemplo de gallardía, caballerosidad y hombría y digo hombría no por un lenguaje sexista, si no porque son varones... de nacimiento.

Ahora y con la misma fogosidad, presteza y afán que emplearon, debieran hacer sus maletas e irse muy lejos, no sin antes pedir perdón al afectado y a la Sociedad Cántabra.

El ejercicio político se degenera con personas como los figuradamente mencionados, a quienes todo el mundo conoce sus caras y sabe de quien se trata. Peor aún, ahora todos conocemos sus maneras y hasta dónde puede llegar esa enfermedad que cité al principio... el odio.

No quiero caer en la tentación de repetir en estas líneas algunas de aquellas intervenciones, aquellas sus aseveraciones, aquellos sus veredictos. No.

Están todos en los Diarios de Sesiones, ocupando un espacio y un tiempo, que bien pudiéramos haber empleado en trabajar por tantos y tantos necesitados que sus políticas anti-sociales están provocando.

No quiero caer en la tentación de repetir aquellas otras voces cual coro de paniaguados y estómagos agradecidos, desde fuera... corroboraban a los de dentro. Para qué... en la sentencia llevan la pena. En la sentencia y en su alma, si tienen, porque ni ayer, ni hoy, ni mañana, van a estar contentos a pesar de haberse hecho justo lo que buscaban... Justicia. Claro que... ingenuo de mí, no era ese el objetivo...

Irse..., pero no sin antes dar explicaciones de las acusaciones..., que ahora sí, se hacen contra ellos, por alguien de su propia sangre y que merecen ser esclarecidas. Ahora deben alardear como entonces de buscar una Justicia, con mayúsculas, pero empezando por su propia casa.

Difícil oficio, no el político... que también, el de administrar justicia, porque como en aquél, las presiones, la maleabilidad de los hechos, las opiniones personales y probablemente también el odio en su caso, pueden suponer “losas” pesadas de sobrellevar.

Hay días luminosos que algunas personas con sus comportamientos y maneras oscurecen.

Que acaben pronto estas tinieblas, está en la mano de muchos... que no diré de todos.... por desgracia.

Rafael Pérez Tezanos- Diputado del PRC.

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