ALGO O MUCHA ILUSIÓN PERDIDA
Por JOSÉ RAMÓN SAIZ
Veamos. Un presidente de Gobierno mascando, no sabemos bien
si chicle o los chuches de la niña, decenas de diputados y diputadas wasapeando con un absoluto desprecio al orador que
interviene para pronunciarse sobre temas trascendentes e importantes; parte del hemiciclo pendiente de Twitter, la bancada azul del Gobierno en funciones
vacía y si faltaba algo, ahí están los puños en alto como en los años juveniles de nuestra facultad, cuando se cantaba aquello de "el pueblo unido jamás será vencido", el slogan preferido de las clases populares del Chile que masacró Pinochet a partir de septiembre de 1973.
Seguimos sobre lo visto. El presidente del Gobierno en funciones entrando y saliendo, griterío generalizado, algaradas de vez en cuando, falta de
respeto a propios y extraños con actitudes provocativas, y un lenguaje de jerga tabernaria, nos anuncian una nueva
política en el Congreso de los Diputados que la ciudadanía con el voto y la ilusión formamos el 20-D.
Ya sabíamos que el candidado no lograría la investidura, como tampoco nos sorprendió el cruce de gruesas acusaciones. Estamos acostumbrados. Tampoco ese acné juvenil de querer demostrar que con ellos llegó la libertad. Lo conocíamos. Sin embargo, lo que no ha dejado la crónica de las dos sesiones de investidura es un comportamiento de sus señorías lamentable, y reprobable por nauseabundo, que se hace inaguantable.
Hemos formado un Parlamento de lumbreras que desconocen las mínimas normas de educación y buenos modales. Formamos un Parlamento de vulgares y zafios. Esta es la nueva política que nos anunciaron y con la que soñábamos. Decimos que en política siempre hay que estar dispuestos a soportar la incompetencia de los más y la desidia tambén de muchos. Pero no la grosería.
En consecuencia, mal comienza la cosa ya que hubo momentos que vimos miradas que contenían odio, lo que creíamos desterrado del hemiciclo desde que Carrillo, la Pasionaria y Alberti llegaron a sus escaños en junio de 1977. Es decir, nos puede esperar un salto adelante, por el cambio, pero también ya hemos dado un paso atrás en tolerancia y respeto.
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