LA PRIMERA SALIDA DE DON QUIJOTE (III)
Por JOAQUÍN CUETO OTÍ
“CON LA VENIA DE MIGUEL”
O (El QUIJOTE EN VERSO)
LA PRIMERA SALIDA DE DON QUIJOTE
D.Q. ._ ¡Quizás moriré de amor!
lejos de mi Dulcinea,
mas quien la senda patea
si es hombre de algo valor,
no le causará pavor
ni un toro ¡que bravo sea!
¡Digna reina del Toboso,
doncella del alma mía!
De tu sangre bebería
pues siempre fui muy goloso,
y, o me tomas por esposo
o de pena moriría.
Al infierno bajaría
si mi ninfa lo pidiera
y porque ella me quisiera,
las venas me cortaría
y perdón la pediría,
si alguna vez la ofendiera.
Mi Dulcinea, ¡hasta pronto!
que mañana he de partir
y si es preciso ¡morir!
pues sabes que no me escondo
ni ninguno me hizo huir,
porque ¡a estocadas respondo!
Estaré presto a tus pies
de rodillas, suplicando,
cual niño que está llorando
tras sufrir algún revés,
y niño soy yo, ¡mi amor!
cuando a ti te está mirando
pues viendo estoy, bella flor.
Narrador._ Sueña nuestro caballero,
(que ya cabalgando estaba)
que a mujeres camelaba,
susurrándolas, “os quiero”
mas no era querer sincero
porque él, a otra moza amaba.
Sueña que dos mil doncellas
le saludan y le besan,
y de aplaudirle no cesan
pues enloquecidas ellas,
siguen prestas, tras sus huellas
mientras por él, a Dios rezan:
¡Don Quijote!, “Deteneos
a desfacer un entuerto
que vos lo hacéis con acierto,
sin andaros con rodeos,
y castigáis a los reos
con un humillante azote”.
D.Q. ._ Lo que en lontananza veo:
Un ventero haciendo arqueo
y andando por la azotea,
un calco de Dulcinea
que en manos tiene un tebeo.
“En oportuna ocasión,
seré armado caballero
y cumplir tal cargo espero,
o me caiga maldición
por ser mísero ladrón
y no honorable guerrero”.
Velaré mis armas, sí
y me armará caballero
la señora del ventero,
de valor un potosí
y al final del frenesí
en mi haber, habrá otro fuero.
Por testigos, Rocinante,
más cualesquiera viandante
que adentro la venta esté,
y a la postre invitaré
con pan y vino abundante.
No voy a entretenerme
pues llegar tarde a la venta,
podría ser una afrenta
y al mismo tiempo perderme
a la hembra, que quiere verme.
Narrador.- (Llega a la venta y pide aposento)
D.Q. ._ ¡Bella sois, joven ventera!
¡Cautiváis mi corazón
y hacéis medrar mi pasión,
de tal forma y tal manera,
que rondando a vuestra vera
me siento un Napoleón!
¿Podríamos pernoctar
en aqueste, su aposento
y tras tomar alimento
mañana al alba marchar?
Ventera._ No les faltará yantar,
pernoctar, jamás, ¡lo siento!
D.Q. ._ En el patio me acomodo
pues teniendo que velar,
dormir en cama es pecar
contra el Santo Cielo Todo.
Nos sentamos en el lodo
y ¡sírvanos el yantar!
Ventera._ Me aventuro a preguntar
muy respetable Señor,
si es Ud. un impostor
o un caballero de fiar.
D.Q. ._ ¡Me dedico a cabalgar
por donde puedo mejor!
Ventera._ Servirle será merced
que por verdad, no merezco.
Con mucho gusto me ofrezco
para lo que mande usted.
D.Q. ._ ¡Cuán sensata sois! ¡pardiez!
Su ofrecimiento agradezco.
Ventera._ (Sin equívocos entiendo,
que un perturbado estoy viendo
¡corriendo hacia el manicomio!)
D.Q. ._(Me postraré arrodillado
para armarme caballero,
y tanto me da el ventero
como testigo adecuado,
que un berrendo ¡bien armado!
de aspecto tétrico y fiero)
“Siéntense, bellas sirvientas
de esta taberna maldita,
que Don Quijote os invita
si no sois muy avarientas,
a comer pulientas
tras mi pasar por la ermita”
Narrador._ En aquel crucial momento,
el señor se arrodilló
y en tal postura rezó
con grande recogimiento.
Ventero._ Desde hoy, seréis caballero
y con honor bautizado,
por un eminente criado
que es lacayo del ventero,
mas para bien bautizarle
¡con vino hay que remojarle!
D.Q. ._Os ahorro el recomiendo,
que aunque soy sólo aspirante
a Gran Caballero Andante,
ni recoso, ni remiendo,
ni de consejos entiendo,
de tantísimo mangante.
Ventera._ Arrodillaos, Señor
para recibir la espada,
arma de siempre obligada
para luchar con honor,
y presumir de valor
tras brindar una estocada.
D.Q. ._ Arrodíllese también
usted, mi noble doncella
porque una moza tan bella,
sabrá decirme el amén
que no hay en el mundo quién
iguale a tan linda estrella.
Ventera._ De señores es nobleza
cual hidalgos pronunciaros.
Estoy deseando amaros
de los pies a la cabeza
y a pesar de mi pobreza
con mi amor alimentaros.
Mas preciso es que juréis,
que tan sólo a mí adoráis
y que a nadie más amáis.
Conque comenzar podéis
a decirme cual pensáis.
D.Q. ._ No es necesario jurar,
ni a una señora mentir
mas os tengo que decir
lo que no puedo callar:
¡juro que he de enamorar
a otra dama, antes de morir!
Responde por Dulcinea,
en El Toboso aposenta
y para mí fuese afrenta
que tal doncella me vea
junto a una mujer atea
que pone su amor en venta.
Ventera._ ¡pues tirémosle a la presa!
del colindante molino
para ennoblecer su sino
y concluyamos la empresa
con absoluta entereza.
Lacayo.- ¡brindemos con un buen vino!
Ventera._ ¡A la honda presa con él!
y que salga Caballero,
que no es ningún cicatero
ni portador de oropel.
D.Q. ._ ¡Habrá guerra sin cuartel,
pues soy valiente guerrero
y no un pobre acemilero!
Con Dulcinea, soñando,
paso las noches en vela
y en mi corazón asela
cuando en ella estoy pensando.
Mi vida, vivo penando
lejos de mi damisela.
¿Cuándo te volveré a ver
Dulcinea de mi amor?
¿Cuándo te veré, mujer
junto a éste, tu servidor?
Toda una noche velando
mis armas estuve yo,
mas el Señor me ayudó
porque le estuve rezando
y a las estrellas mirando
hasta que el sol alumbró.
Para ser buen caballero
imprescindible es velar
y hacia la altura mirar,
mientras haya algún lucero
alumbrando al mundo entero,
con su nítido brillar.
Triste estoy por cierta dama
de mis proclamas ausente,
que si estuviese presente
y sabiendo de mi fama
a mis pies, si en verdad me ama,
se mostraría indulgente.
SONETO A DULCINEA
¡Mi Dulcinea, reina del Toboso!
haceros cargo de mi sufrimiento
sin teneros a mi lado un momento,
instante que me haría muy dichoso.
Quiero que en mí, no veas ruin acoso,
ni intuyas que conquistarte intento
con patrañas, que de verdad no siento
pues bien sabes, que no soy mentiroso.
Te quiero tanto como a Rocinante
y mucho más que al galgo corredor
porque dicho cánido, es un tunante.
Si es cierto, que se muere por amor,
yo me moriría en aqueste instante.
Conque ¡ámame!, o ¡llama al enterrador!
(Continuará)
“CON LA VENIA DE MIGUEL”
O (El QUIJOTE EN VERSO)
AVENTURA DE LOS MOLINOS DE VIENTO Y OTROS SUCESOS DIGNOS DE RECORDAR
Narrador.—Molinos, más de cuarenta
vio Quijote en lontananza,
y más cerca, Sancho Panza
divisaba en una venta,
a doncella muy atenta
sirviendo a un cliente pitanza.
Sancho, como es bien sabido,
los molinos ni los ve
mas todos sabéis por qué.
Siempre divisa un cocido.
Lo contrario del andante
que ve molinos de viento;
y un guisado suculento,
aunque lo tenga delante
ni huele, el tal condimento.
D.Q. ._ ¡Sancho! Mi buen escudero,
de mi valor hazte cargo
pues con paso un tanto tardo,
viene por aquel sendero
un ejército y al mando
del mismo, un cabo primero.
S.P. ._ ¡Son molinos, mi Señor,
molinos de moler trigo!
No diviso al enemigo,
ni dudo de su valor
que va parejo a su honor,
mas no encuentro de recibo
ver al cabo que percibo
junto al sargento mayor.
D.Q .._ ¡Sancho Panza! Sois cobarde
como un gazapo asustado
huyendo hacia el intrincado.
¡Haced de valor alarde
antes de que sea tarde
y no quede ruin soldado!
Son auténticos gigantes
y los tengo que vencer;
hacerlos retroceder
cual pequeñajos infantes.
Y cuando huyan, vergonzantes,
tras ellos pienso correr.
S.P. ._ ¿Gigantes, decís que veis?
¡Aspas de molino son
y las mueve un ventarrón!
Por si a mí, no me creéis
ahora tenéis ocasión,
de estudiar bien la lección
y ver que un error habéis.
D.Q. ._ Bien se ve que eres plebeyo
y muy cobarde también.
No me importa cuál, ni quién
es aquesto, esotro o aquello.
Con quien sea me querello
y tú, Sancho, dirás amén.
Narrador._ Picó espuela a Rocinante
y enarbolando la espada,
galopó hacia la cañada
llegando a ésta en un instante,
sudoroso y jadeante.
D.Q. ._ ¡No sé a cuántos mataré
y hasta ignorarlo prefiero!
Porque un noble caballero
jamás dice: “ yo maté “.
Sólo pronuncia: luché,
vencí a un ejército entero
e hice tanto prisionero,
que cuántos fueron, no sé.
Narrador._ y las aspas volteaban.
A los brazos semejaban
de un gigante en movimiento,
mas no dudó un momento
ni pidió que le ayudaran.
D.Q._ ¡Cobardes!, ¡ Me amenazáis
con traicioneras espadas
de vil veneno impregnadas!
Si de valor blasonáis
o peleáis u os rajáis
¡como ratas asustadas!
¡A la lucha, Rocinante!
Tras la aventura vayamos
que ante gigantes estamos
en este preciso instante,
y sin ningún ayudante
a mil gigantes matamos.
Nunca testigo mejor,
de tremebunda matanza
con la punta de mi lanza,
que una bellísima flor
cuyo límpido color,
diviso yo en lontananza
Te cerceno en dos de un tajo,
¡gigante, cobarde y vil!
Y cercenaré otros mil
si no fuera ruin trabajo,
rajar tanto zascandil.
Narrador._(Piensa en cuando encuentre a Dulcinea):
D.Q._ A mil gigantes maté
Dulcinea y no exagero.
De un espadazo certero
el corazón les rajé
mientras yo, ni me inmuté.
Mi dulcinea, ¡te quiero!
S.P.._ Mi amo, ¡os heis equivocado!
( gritó Sancho compungido).
Lo que gigante heis creído,
no era un ogro malhadado
tras de un molino escondido.
No ha sido feroz gigante
que a su merced desafiaba,
sino aspa, que vueltas daba,
movida por el levante
que entonces mismo soplaba.
Narrador._ En frenesí, nuevamente,
el buen Don Quijote entró
y en su locura creyó,
que la herida de su frente,
fue que infausto golpe dio
contra un objeto latente.
D.Q. ._ ¿ Don Quijote malherido
por una aspa despiadada?
¡Sancho Panza! Con mi espada,
que bien afilada ha sido,
¡tu lengua va a ser cortada!
S.P. ._ ¡Auxiliadme, Santo Dios!
que éste me corta la lengua
y no me ofrece más tregua
que en minutos, unos dos.
D.Q. ._ Olvidemos tal evento,
que eres buen escudero
y es tanto lo que te quiero,
que tus palabras, al viento
esparzo en este momento.
S.P. ._ Le dije a vuestra merced
¡que eran molinos de viento!
Y en verdad, no lo lamento.
¡Intacta sigue mi prez
tras decirle lo que siento!
Narrador._ Rocinante, esparrancado,
levantarse no podía
y el amo, auxilio pedía
pues se hallaba lastimado.
Un rebuzno prolongado
del muy paciente jumento,
fue sin dudarlo, un lamento
que por nadie fue escuchado.
Sólo el cielo le escuchó,
pues dio fuerza al escudero
y éste, ayudó al caballero
que al pronto se levantó.
Y así mismo, Rocinante
pudo abandonar el suelo,
pues con la ayuda del Cielo
se incorporó en un instante.
Y a cabalgar nuevamente
el jumento y Rocinante,
nuestro caballero andante
con una herida en la frente
y Sancho, el fiel servidor,
mas el galgo, no olvidemos
que todos le conocemos
por el Galgo Corredor.
D.Q._ ¡Dos genuinos amores tengo yo!
la sin par Dulcinea y Rocinante.
Pues un apuesto Caballero andante
que desfaciendo entuertos cabalgó
para tener dos amores, licencia
tiene, y tratamiento de vuecencia,
porque en nobles lides, los conquistó.
A Dulcinea del Toboso quiero,
desde el mismo instante que nació
pues apenas nacida me miró
y vi en sus ojos mirar tan sincero,
que sin sangre quedó mi corazón.
La niña me besó con tal pasión,
que desde entonces, repito, ¡la quiero!
S.P. ._ Amor es de a tonelada.
No es extraño por lo tanto,
que usted se deshaga en llanto
alejado de su amada.
D.Q.__A vos quiero, no lo dudéis,
mas con diferente amor,
que una cosa es una flor
y otra, como bien sabéis,
es el tiesto portador.
Dulcinea es un tesoro,
un diamante sin pulir
y es sostén de mi vivir.
Por eso Sancho, ¡la adoro!
sin nada a cambio pedir.
S.P. ._ ¡Plausible es vuestro querer!
sospecho que su decir,
será difícil creer
aunque tampoco, mentir
debe un caballero hacer.
D.Q. ._¡ Un azote merecéis
por dudar de D. Quijote!
S.P. ._ Vos, su paciencia no agote
ni la bondad que tenéis,
pues presto recibiréis
todo mi amor de rebote.
D.Q._ Hacia Lápice vayamos,
que es lugar de pasajeros
y también de caballeros.
Que aunque juntos no alternamos,
de vez en cuando charlamos
cual caballeros y arrieros.
Allí he de arreglar mi lanza,
que en noble lid se quebró
cuando a un farsante rajó,
en dos mitades la panza.
S.P. ._¡ Pues no se impaciente vos!
que yo cortaré una rama,
de más robusta retama
que hayamos visto los dos.
Y en una fragua cualquiera
favor pediré al herrero,
de arreglar al caballero
la lanza y la lanzadera.
D.Q. ._ ¡Qué noble es mi lanza! Afirmo.
y con ella pienso dar
al orbe, mucho que hablar,
lo cual, muy gustoso firmo.
¡Sois un hombre de fortuna,
mi servicial escudero
pues servís a un caballero
que no cedió en riña alguna
y en fortunas, fue el primero!
S.P. ._ ¡Señor!, me infundís valor
sólo con ver vuestra faz,
pues sois cual ave rapaz
que hace temblar de terror,
a un gazapillo incipiente.
Jamás vi un hombre valiente,
ni más porte y señorío
en un caballero vi.
Ni sufrís de frenesí
ni en Vos, veo desvarío
digno de mentar aquí.
D.Q. ._ ¡Mi escudero! Tanto honor
agradezco de verdad.
Si presumo de valor
en mi infinita bondad,
digo ser hombre de paz
y no ruin depredador;
y en cuanto a conquistador
sólo quiero a una mujer
y es tan grande mi querer,
que loco estoy por su amor.
S.P. ._ Por supuesto, la queréis
y Dulcinea se llama.
Doncella es de luenga fama
mas nunca, mi amo, penséis
que es famosa por ruindad
ni por lagarta tampoco.
D.Q. ._ ¡No sigas haciendo el coco,
y háblame con claridad!
Dulcinea es muy famosa
por ser cual ninfa de bella,
y no haber otra cual ella
más sensata, ni más juiciosa.
S.P._ Es famosa, Don Quijote
por ser dueña de su amor,
y ser la más bella flor
que en jardín alguno brote
Narrador.--¿Discuten entrambos dos
o sólo están platicando?
¡El tiempo lo van pasando
uno tras del otro en pos!
descansando o cabalgando.
Cabalgando sin sosiego
van buscando otra aventura;
quizá alguna criatura
del noble pueblo manchego,
esté en manos de un malvado
que a su víctima ha burlado.
Aúlla el galgo corredor
tras de su ilustre Señor,
que en Rocinante montado
no aguanta la derechura
ni enderezarse procura.
(El escudero lo ha notado
y poniéndose a su lado,
al caballero espetó):
S.P. ._O equivocado estoy yo,
o Ud. Señor, ¿va torcido?
D.Q. ._ Es que cabalgo molido
y voy sufriendo, escudero
mas dar un solo lamento,
el severo reglamento
le prohíbe a un caballero.
S.P. ._ De su dolor me hago cargo,
pero su torso enderece
porque torcido parece
una serpiente en letargo.
D.Q._ Por derecho, me sostengo,
y aunque me place quejarme,
tendré, Sancho, que callarme
los mil dolores que tengo.
S.P. ._ Para curarle, aquí estoy
y no calléis los quejidos,
que sordos son mis oídos
por donde quiera que voy.
Mas ya es hora de comer
y prudente siesta echar.
D.Q. ._ Sírvete presto, yantar
y buen vino de beber.
Narrador._ ¡Qué más quiso Sancho oír
ni su jumento escuchar!
El asno, empezó a pastar
y Sancho creyó morir
o al momento reventar.
(Tanto comió Sancho Panza
de cecina bien curada
y ternera, al horno asada,
que un tonel era su panza
tras la imprudente tripada).
S.P. ._ ¡Ay, que morirme presiento!
D.Q. ._ Has comido en demasía,
pues eres tan avariento
como tu terco jumento
cuando halla una pradería.
S.P._ Me heis vendido chamusquina
tildándome de avariento,
cuando la muerte presiento
a la vuelta de la esquina.
Narrador._ Bajo un árbol se acostaron
ambos dos a descansar,
no sin antes recordar
que mil soldados mataron,
rajando su yugular.
Sólo durmió Sancho Panza
igual que duerme un lirón,
pues no precisa de colchón
cuando está harto de pitanza
y tiene lleno el zurrón.
Sin embargo, el caballero
estuvo la noche en vela,
porque ni duerme ni asela
ni le consulta al lucero,
que hasta del aura recela.
Recordó a su Dulcinea
en El Toboso aburrida,
y en lo mejor de su vida,
prisionera en una aldea
cual si paloma cautiva.
D.Q. ._ Adonde quiera que estés
mi Dulcinea querida,
yo te pido, por mi vida,
de rodillas a tus pies
que cures mi grave herida.
Herida que heis de curar
con dos palabras de amor,
a las que doy más valor
que el que os podéis figurar
mi siempre bonita flor.
Que tuyo es mi corazón,
sabes que es certeza pura
y lo que dicen locura,
más que locura es pasión
por vos ¡límpida criatura!
S.P. ._ ¡Soñé con una bodega
de buen vino atiborrada,
soñé con una fabada
y de la tierra manchega
soñé con pan de cebada!
D.Q. ._ ¡Levantaos, holgazán
que teniendo vino y pan
cabalgar, os da de lado.
S.P. ._ ¿Me habéis llamado haragán
siendo un eficiente criado?
D.Q. ._ Eso mismo te he llamado
que ya llegó la alborada
y tú, aún ¡sigues dormitando!
Mi escudero, ¡estoy pensando
en una dama ultrajada
que ayuda está precisando!
Vayamos tras la aventura
más que vasallo, mi amigo.
Te preciso de testigo
para abrir la sepultura
a quien dispute conmigo
S.P. ._ Yo seré dicho testigo
pues jamás dudé de Ud.
y sé de su validez
ante cualquier enemigo,
que se enfrente a su merced.
D.Q._ Pronto sabréis de mi espada
esgrimida por mi brazo.
Lo mismo doy un espadazo,
que le rajo la papada
a cualesquiera, de un tajo.
¡Perdonadme Dulcinea,
mi posible frenesí!
Si estoy demente, es por ti,
y me bato con quien sea.
Si no me amas, ¡ay de mí!
S.P. ._ A mano tendré un bastón
y si alguien herirle osara,
¡juro partirle la cara!
Tras de darle un coscorrón
que a lo lejos resonara.
D.Q. ._ Tú y el galgo corredor
pensáis ambos por igual,
mas está visto muy mal
que el mancebo del Señor,
¡se meta en un berenjenal!
Si riño con caballero,
no se te ocurra ayudarme.
Podrás de lejos mirarme,
pero más de ti no espero.
¡porque sería humillarme!
Sólo si riño con necios,
puedes echarme una mano.
Porque matar a un gusano
que merece mis desprecios,
no es desdoro para tu amo.
S.P. ._ Muy gustoso le obedezco,
mas no sé si me tendré
y al necio no rajaré;
pues hasta mi vida ofrezco
por salvar a su merced.
Narrador._ El escudero calló,
enmudeció Don Quijote
y después salió a galope
porque siempre cabalgó
galopando, nunca al trote.
S.P. ._ Dos frailes veo llegar
y en dos mulares montados.
¡Y vienen bien custodiados!
Como podéis comprobar
por dos fornidos soldados.
Narrador._ (Quijote piensa):
¿ A dónde irán esos curas
custodiados por soldados
que a mi ver vienen armados?
Quizás a dos sepulturas
por mi espada ajusticiados.
D.Q._ ¡Alto ahí, frailes del demonio!
¡Decidme hacia dónde vais!
Fraile._ ¿Y por qué lo preguntáis
grandísimo babilonio?
Parecéis ser muy valiente
y así mismo vanidoso.
D.Q. ._ Y vos, tan sólo un raposo,
o raposillo incipiente;
conque callad disciplente
o a puñaladas os coso.
Fraile._ Éste, está loco de atar
y anda suelto, según veo.
Le daremos un meneo
sin bajarnos del mular.
¡Paso libre! a vos mandamos,
si sois noble caballero,
o quitaros del sendero
de un garrotazo pensamos.
D.Q. ._ Tanto agravio ¡no tolero!
o se ponen de rodillas
o les rompo las costillas
de un puñetazo certero,
pues no puede un caballero
usar su límpida espada,
para dar una estocada
a un fraile cicatero.
¡Necios frailes! Os prometo
que si me pedís perdón
sin ninguna condición,
retiro presto mi reto.
Mas os rajo el corazón
y en sepultura les meto
si afirmáis tal sinrazón.
Fraile._ ¡Señor! No vemos injuria
que precise de perdón
y las cosas, como son.
Pedir perdón es lujuria
para nuestra Comunión.
D.Q. ._¡ Pues respondo con mi lanza
vuestra vil contestación
y si no entráis en razón,
buen testigo es Sancho Panza
de que os rajé el corazón!
Narrador._ A caballo en Rocinante
y con la lanza en su diestra
le echó mirada siniestra,
a quien tomó por tunante
y sin pensarlo, el Andante
con la lanza, ¡lo atraviesa!
El clérigo, malherido
se cayó de la montura
y pensó en la sepultura
sin haberse arrepentido,
de pecador haber sido.
Voceando, pidió un cura
Y tras quedarse aturdido
en su demencial locura,
soñó, ¡ya estar fenecido!
Puso pies en polvorosa
el otro fraile del cuento
y mirando al firmamento,
no pensó otra mejor cosa
que rezar breve momento:
Fraile._ ¡Que nos matan, Dios clemente
y estamos sin confesar!
En frenesí debe estar,
sin dudarlo, ¡está demente!
y parece un inocente
¡que acaba de comulgar!
Narrador._ Viendo en el suelo, maltrecho
al fraile de la discordia,
el propio Sancho le incordia
y cual si fuera un desecho
le ofreció misericordia:
S.P. ._ Perdón le ofrezco, buen fraile
mas sus hábitos le quito,
que Ud. no es un bendito
y aunque nunca vaya al baile,
es fraile de San Benito.
Narrador._ Al fraile le hizo jirones
la vistosa vestimenta
y para mayor afrenta,
le quitó los pantalones
( según El Quijote cuenta).
S.P. ._ ¡Don Quijote! ¿Dónde está
que no atisbo a su merced?
D.Q. ._ Dos agravios a la vez
tu Sr. desfacerá,
en minutos unos diez
mas ¿dónde los frailes fueron?
S.P. ._ Los frailes, perdón pidieron
y huyeron despavoridos.
Les molestaban los ruidos
y por eso mismo huyeron.
¡Mi Señor!¡Señas nos hacen
dos soldados de uniforme!
D.Q. ._( ¡ Pues no me quedo conforme,
y si no me satisfacen
con un detallado informe,
os juro que hoy ¡muertos yacen!)
¿Por qué causa me llamáis
si jamás a un caballero
le molestó un cuartelero?
Soldado._ ¡Sois Vos, quienes molestáis
y también los que estorbáis
aparcando en el sendero!
D.Q._ ¿Un caballero estorbar
a dos pobres mentecatos?
¡Apartaos insensatos!
que no me place matar
en este noble lugar,
a dos ruines “pelagatos”.
Narrador._ Y mientras éste exigía,
un vizcaíno le escuchaba
pues a dama encopetada
dicho vasco protegía.
Vizcaíno._ ¡Retiraos gran infame!
¡hombre de escasa sapiencia!
Si acabáis con mi paciencia
señor caballero andante,
junto con su Rocinante
vais al infierno, ¡vuecencia!
D.Q. ._ Si Ud. fuera caballero,
y llevaría una espada
con la barriga rajada
de un espadazo certero,
por ser ruin y majadero
al infierno le mandaba.
¿Lleváis quizá secuestrada
en este sin par carruaje
(lo cual considero ultraje)
alguna dama robada?
¡Dejadme con ella hablar
porque me place explicarle
que aquí estoy para ayudarle
aunque a alguien deba matar!
Vizcaíno._ ¡Demente está, sin dudarlo!
podéis hablar con la dama,
blasonar de vuestra fama
y ante Dios podéis jurarlo
pero debéis respetarla,
porque es de alcurnia probada
y con un marqués casada.
D.Q. ._ ¡Está bien! Voy a interrogarla,
con el respeto debido
y en ausencia del marido,
me ofreceré a acompañarla.
¡Libre sois, gentil doncella!
Y desfecho está este entuerto.
¡Ni en la batalla fui muerto
ni he perdido una querella!
Señora: ¡beso sus pies!
Quien a Dulcinea adora
aunque asista a otra señora
no comete vil revés;
por contra, enaltece su honra
pues a señora asistir
es cosa que hay que cumplir,
sin incurrir en deshonra.
Pagaréis la libertad
que yo mismo defendí,
con audacia y frenesí.
O mi espada, de verdad
os responderá por mí.
¡Esta será mi cobranza!
Al noble Toboso iréis
y a Dulcinea diréis,
que mi amor no es burda chanza
y decidla que la quiero
como quiere un caballero,
de jaco, escudero y lanza.
Girad sin más en redondo
os ruego gentil señora,
y hacedlo sin más demora
según yo mismo dispongo.
Dama._ ¿Y quién es Ud. (pregunto)
si no es por mí, indiscreción?
D.Q. ._ Soy Quijote y tengo ¡Don!
Feo se pone el asunto,
pues vos señora barrunto.
que es antro de presunción.
Dama._ ¡Lo de Quijote, me suena!
Posiblemente de avena
tiene Ud. la mente llena.
D.Q. ._ Dicho insulto no tolero
ni dejo sin castigar,
porque acabáis de insultar
al más valiente guerrero
de este mundo cicatero.
D.Q. ._ Y a Ud. vizcaíno galante
de bella dama guardián,
por presumir de D. Juan
y desafiar al andante
voy a darle un coscorrón.
Vizcaíno._ Sois un pobre fanfarrón
además de ruin farsante.
( que equivale a no decir nada),
La guerra está declarada,
Don Quijote, ¡en este instante!
D.Q. ._ os desafío ¡malvados!
y será pelea a muerte
porque matar me divierte,
si los muertos son soldados
o un vizcaíno impertinente.
Vizcaíno._ ¿ contra tres, queréis batiros
si no tenéis bofetada
y enclenque es vuestra quijada?
¡Por favor Don Quijote iros,
que estáis cual cabra encelada!
¡Señor caballero andante!
Muy farruco parecéis,
mas el polvo morderéis
donde pisa este viandante
a quien vos ya conocéis.
Su vida le perdonemos,
porque es un pobre demente
lo que tenemos en frente,
y matarle, no debemos.
D.Q. ._ Si fueras un caballero,
soldado te mataría
y a todo el orbe diría:
¡asesino! porque quiero.
Vizcaíno._ ¡Ahí va mi contestación!:
Aunque no soy caballero
ni por ventura guerrero,
con un simple coscorrón
mando a necio cicatero
a pedir a Dios perdón.
D.Q. ._ Villano eres, hasta hablando
y demuestras ser cobarde.
De valor haces alarde
y al cielo estáis blasfemando.
A mí, me estás infamando
y si arrepientes ¡Ya es tarde!
Recibid una estocada
y ya el entuerto desfecho,
yo me quedo satisfecho
tras una riña zanjada.
Vizcaíno._ ¡Mi demente Don Quijote!
voy a darle un garrotazo
en su mísero cogote,
puesto que sois un pelmazo
o más bien un monigote.
Narrador._ ¡No uno sólo, cien le dieron!
La badana le zurrieron
y cuando exhausto le vieron
entrambos los tres huyeron.
Continuará