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VOTAMOS EL DOMINGO, ¿PERO HAN ENTENDIDO ALGO LOS LÍDERES?

Por JOSÉ RAMÓN SAIZ

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Tengo la impresión de que los políicos elegidos -me refiero a los principales líderes- han entendido muy poco lo que los ciudadanos expresamos con nuestros votos el pasado domingo, más si nos atenemos a las declaraciones de las horas posteriores a conocerse los resultados. Por un lado, Albert Rivera ha afirmado que nunca vetó a Rajoy para seguir en La Moncloa tras el 26-J y ha vuelto a referirse a los viejos partidos, cuando su organización ha echado por la ventana las primarias ante la convocatoria del 26-J, como ocurrió en Cantabria con la designación a dedo de un candidato no precisamente preparado para estar presente en el foro de la soberanía nacional. Rivera que ha demostrado arrojo en Cataluña en los últimos diez años y que su apuesta regeneradora es útil para España, está demostrando en estos meses una desorientación que quizás se ha traducido en la pérdida de ocho escaños y nueve décimas en apoyo popular.

Por su parte, el líder socialista Pedro Sánchez, que se ha salvado de milagro, no parece que con él se estile la autocrítica. La culpa de que el PSOE haya obtenido el peor resultado de su historia es del PP, por inflar la burbuja de Podemos, y del partido de Iglesias por no votarle en marzo tras su acuerdo con Ciudadanos. Si le dejan los suyos, los barones socialistas, volverá a intentar configurar un Gobierno sin apoyos, porque cada semana que pasa es tiempo ganado para él. Intentar gobernar hace unos meses siendo el cuarto por Madrid y con su rival controlando la mayoría absoluta del Senado, representó un infantilismo preocupante.

Pablo Iglesias y sus colaboradores han descubierto tras el batacazo del domingo que el laboratorio electoral programado para el 26-J ha dejado a la izquierda más desunida que nunca. No extraña que hayan contratado un estudio científico para conocer las causas de la pérdida de un millón de votos, precisamente en áreas urbanas en las que gobiernan ayuntamientos con políticas frentistas poco recomendables para los tiempos actuales. Unidos Podemos deberá encontrar la brújula perdida y atinar más en una próxima confrontación electoral, que no pasará de dos años y medio, más o menos cuando al PSOE y a sus socios les interese dejar caer el Gobierno que forme Rajoy,

Por último, nos parece igualmente que Mariano Rajoy tampoco ha entendido lo que ha ocurrido. Es cierto que ha subido 14 escaños, pero pierde 50 respecto a los que tenía. Pero, al tiempo, según los segmentos de edad de los votantes, ha llevado al PP a ser el parido de los mayores, con un fuerte rechazo en la población más joven. Mucha gente que ha votado al PP ha sentido con más entusiasmo la derrota del “coletas” (como le llaman a Pablo Iglesias) que la mejora de resultados del líder al que dieron su apoyo en las urnas.

A la vista de todo ello, Rajoy avanza hacia una investidura que logrará finalmente pero sin acuerdos serios para una legislatura normal de cuatro años. Es decir, vivirá políticamente en precario hasta que decidan que su mandato ha terminado. Y de nuevo volveremos a las urnas, con otro salto hacia lo desconocido. O el encuentro con el paraiso perdido por el momento.

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