DESFACIENDO ENTUERTOS, DE VUELTA A CASA. (IV)
Por JOAQUÍN CUETO OTÍ
CON LA VENIA DE MIGUEL
O EL QUIJOTE EN VERSO
POR JOAQUÍN CUETO OTÍ
DESFACIENDO ENTUERTOS, DE VUELTA A CASA.
D.Q. ._ Mirando hacia lontananza,
veo un labriego ofuscado
y quizás sea su criado,
quien sufre la destemplanza.
Debo de hacerle justicia,
a esa inocente criatura
que al borde de la locura,
quizás tan solo ficticia,
un antro de la malicia
dejarle inerte procura.
¿Qué estás haciendo villano?
Labriego._ ¡Estoy vengando una ofensa!
D.Q. ._ ¡Pero en criatura indefensa!
¿Por qué le asentáis la mano
y le dais trato inhumano,
con brutal indiferencia?
¿Por qué estáis tan ofendido
y sin piedad castigáis?
Labriego._ ¡Pues haré que lo sepáis
y juzguéis el sucedido!
¡Este niño es un bandido!
aunque vos no lo creáis.
En la alacena guardado
tenía yo un pan de trigo,
y sin guarda ni testigo
este truhán me lo ha robado.
D.Q. ._ ¿Y por eso lo heis zurrado
gran diablo? ¡que lo apostillo!
¡Dime, inocente chiquillo!
¿Cuánto tiempo ha sin yantar,
si lo podéis recordar?
Crío._ ¡Me ponéis Vos en un brete!
Desde que dejé el chupete,
no he vuelto a desayunar.
D.Q. ._ ¿Y por robarle un corrusco
para la hambruna ahuyentar,
os atrevéis a zurrar
a este pobre mocosuco?
¡Pues vaya que sois farruco
cuando a un crío osáis pegar!
¿Cuántos latigazos distéis
a este bendito rapaz,
sin tener por él piedad
aunque pedírsela le oísteis?
Labriego._ ¡Pues la verdad, me cogisteis
sin saber la cantidad!
D.Q. ._ ¡Pues al pronto, haced memoria
y contestad mi pregunta!
Labriego._ ¡Coged un lápiz con punta
para escribir tal historia!
D.Q. ._ ¡Exijo número exacto
de mezquinos latigazos,
que le diste con tus brazos!
Labriego._ Se lo diré, mas con tacto
por si después me retracto;
¡Le di treinta vergajazos!
D.Q. ._ ¿Y sabéis multiplicar
doscientos, por esos treinta vergajazos?
Labriego._ Para mí sería una afrenta
no saberlo calcular.
Seis mil palos, sin dudar,
resultado de mi cuenta.
D.Q. ._ ¡ Otros seis mil te daré
para hacerte escarmentar!
En este mismo lugar,
(de mi palabra doy fe)
no hace mucho que maté
a un ladronzuelo vulgar.
¡Desnudaros sin pudor!
y arrodillados, rezad,
pidiendo al cielo piedad;
porque sobro de valor,
para matar a un traidor
¡que humilló a un pobre rapaz!
Asesinar a un villano,
que con su pérfida mano
a un chiquillo hizo pegar,
no se llama asesinar.
¡Se llama justicia, hermano!
Labriego._¡ Don Quijote! ya me tenéis desnudo
y dispuesto a pagar, mi ruin desmán;
digo que me porté como un rufián,
pues apliqué la ley del embudo
con niño que defenderse no pudo.
D.Q. ._ ¡De rodillas, miserable patán!
ponte de hinojos ante Don Quijote,
porque quiero darte tan grande azote;
que irás a hacerle compaña a Satán.
Labriego._ ¡Confieso al Santo Cielo mis pecados,
porque absuelto quisiera fenecer!
Este esperpento puede enloquecer,
y al infierno, con los condenados
irían mis huesos apaleados;
para hacerle compañía a Lucifer.
Narrador._ Cambiaron las tornas y el aludido,
con un palo a Don Quijote pegó
hasta que de darle palos se cansó.
Sobre un barrizal lo dejó tendido
junto al rapacín por él defendido,
y cual si un fantasma, se escabulló.
¡Qué gritos el buen caballero daba,
mientras el fogoso labrador huía!
D.Q. ._ Me han matado, ¡ay de mí! ¡ay madre mía!
el galgo corredor, furioso aullaba
y el hambriento Rocinante pacía…
Cuando pudo, maltrecho y malherido
Don Quijote se levantó enfadado:
D.Q. ._ ¿Dónde fue ese labriego condenado,
que cual mísero ladronzuelo ha huido?
¡Vuelve gran villano! ¡vuelve bandido!
si eres un hombre y no un buey descornado.
Narrador.- Ensimismado pensando,
nuestro gentil caballero
observó que aquel sendero
por donde iba galopando,
ya se estaba terminando
concluyendo en un crucero.
D.Q. ._ ¿Cuál de los cuatro ramales
me conduce a una aventura,
que concluyendo en locura
no multiplique mis males?
Narrador._ A Rocinante, la brida
dejó en plena libertad,
pues tiene idónea edad
y experiencia de la vida,
para llevar a su dueño
a algún paraje de ensueño,
cual la ¡Tierra Prometida!
Razón tenía el andante,
pues halló pronta aventura
en aquella noche obscura,
cuatro pasos adelante.
Atisbó unos mercaderes
que baratijas vendían,
y que cargados venían
con unos pocos enseres.
D.Q. ._ ¡Trapichantes! ¡Alto ahí!
Sois a mi ver, ambulantes
mas me parecéis farsantes
al borde del frenesí.
¡Dejad libre mi sendero!
Si no queréis que os azote.
Es orden de Don Quijote,
el insigne caballero.
Desfacer agravios quiero
y si no me obedecéis,
¡a mi espada tragaréis,
tras de rajaros primero!
Teñir de sangre mi mano
me resulta placentero,
pues matar a un majadero
es cual matar a un gusano.
Narrador._ Los mercaderes piensan:
(O está loco de remate
salido de un manicomio,
o es un pobre babilonio
que ha remojado el gaznate,
con vino de Valdepeñas
y nos hace ver por señas,
que un pimiento es un tomate)
Mercader._ Tenéis razón, payasete
y justiciero mandáis,
mas Vos os equivocáis;
¡nos aburre su carrete!
por tal le decimos ¡vete!
y ya largándoos estáis.
D.Q. ._ ¿Qué os aburro me decís
y me mandáis a escardar?
Vuestras palabras, purgar
haré, si no os desdecís
y de rodillas pedís
perdón sin mucho tardar.
¡Dulcinea de mi vida!
Sois la más bonita flor,
y la doncella mejor
que en nuestro Toboso anida.
Bella sois si estáis dormida,
despierta, sois un primor
y toda vos, sois dulzor
que a lameros me convida.
Paso la noche velando
mientras tú sueñas dormida.
Don Quijote no te olvida,
y contigo está soñando
y por tu ausencia penando
mi Dulcinea querida.
¡Hacia ti, voy cabalgando!
¡Al galope, Rocinante!
que cerceno a esta manada.
Huid en franca espantada
o este caballero andante,
en aqueste mismo instante
os rebana la papada.
Narrador._ En este instante se cayó del caballo:
D.Q. ._ Pido auxilio ¡por favor!
pues que me siento a morir
y mañana he de reñir
con un falaz impostor.
Jamelgo cuya torpeza
te hace rodar por el suelo,
(aunque de vos no recelo)
por si alguna vez tropieza,
¡ponga en su trotar, más celo!
mercader._ ¡Poeta me está saliendo
el desfacedor de entuertos!
Y los versos son perfectos
o al menos así lo entiendo.
Continúe caballero,
versolari de postín
y montador de un rocín
flaco, ruin y cicatero.
D.Q. ._ ¡Levantadme! que me muero
sin grave injuria vengar,
que aunque fue ofensa vulgar;
jamás puede un caballero
negarse a colaborar.
Narrador._ Un mercader, enfadado,
por de cobarde tildarle,
se propuso amortajarle
después de haberle matado.
Mercader._ Pues yo le ofrezco pelea,
y por cobarde os tendré
si no me la acepta usted.
D.Q. ._ ¡En nombre de Dulcinea,
el reto ya está aceptado!
Narrador._ El mercader, enfadado
apaleó a Don Quijote
con tremebundo garrote,
y allí le dejó tirado
cual si fuese un monigote.
Sangraba, cual sangra un gallo
en manos del matarife,
mas él, a todos les dice
que se cayó del caballo:
D.Q. ._ Se me asustó el Rocinante
cuando menos lo esperaba,
¡ay de mí! me deslomaba;
que precisé de un sedante.
¡Soy cual pobre desvalido
tras una tapia escondido!
Soy un mísero viandante
contando sus desventuras,
a las miles de criaturas
con que topo por delante;
mas vergüenza me daría
que Dulcinea supiera,
que un mercader cualesquiera
¡peleando me vencía!
Narrador._ En esto, aparece un vecino, que él confunde con el Marqués de Mantua:
D.Q. ._ Mas Marqués, ¿Qué estoy diciendo?
En noble lid combatiendo
nadie vence a un servidor,
porque soy cual predador
enfrentado a ruin conejo;
de un tajo lo despellejo
y una vez esté bien muerto,
¡desfacido está otro entuerto!
Don Quijote es un valiente,
cobarde, ¡nunca jamás!
algo chalado, quizás
mas Marqués, tened presente
que quien me venga de frente,
no me hace dar un paso atrás.
vecino._ ¿Cómo acabó la aventura
mi respetado Señor?
D.Q. ._¡En el lecho del dolor
he dejado a esa diablura
y pronto en la sepultura
pasará a vida mejor!
Tal paliza le endosé
al labriego fanfarrón
que de él me dio compasión.
Del suelo lo levanté
y su acción vil perdoné,
porque me pidió perdón.
vecino._ ¡Bien empezáis caballero,
haciendo honor a las armas!
A un sinvergüenza desarmas
como si fuera un cordero,
y tras de golpe certero
a sepultura lo mandas.
Así se habla, general
de ejército imaginario,
valiente cual legionario,
cual tigre del Senegal;
y cual león sanguinario
siempre siendo criminal.
Sois desfacedor de entuertos
con la razón por delante.
Nunca os mostráis petulante
contando vuestros aciertos,
¡Que ya se cuentan por cientos!
Señor ¡Caballero Andante!
No obstante, os veo triste y cansino;
¿Es por ventura, quien os entristece,
cierta dama que sin su amor fenece?
D.Q. ._¡Señor Marqués! Es angustia mi destino
y mi cabalgar, falaz destino;
el amor, en bandeja se me ofrece
pero al mismo tiempo, mi angustia crece
¡como la cogorza, bebiendo vino!
No puedo vivir sin mi Dulcinea
que estará llorando en la lejanía.
Mi querida Dulcinea es tan bella
como flor en primaveral mañana
y cuando se asoma a la ventana
no la iguala, ni una nítida estrella.
vecino._ Justificada está la agonía
que vos ilustre Quijano sufrís
mas yo os aseguro que algún día,
si tras desfacer entuertos vivís
tal tristeza, se volverá alegría.
D.Q. ._ Estoy maltrecho y molido
tras de a un zascandil matar.
Preparadme un buen yantar,
porque estoy desfallecido
y preciso de un cocido,
para la hambruna quitar.
Vecino._ La cena tenéis servida
y hoy cenaréis coliflor,
porque los males de amor
que nos depara esta vida,
con coliflor bien cocida
se curan, ¡Grande Señor!
Narrador._ Orgullosa puede estar tal doncella,
cuando es noble caballero, quien la ama
porque Don Quijote aventaja en fama,
al mismísimo capitán Centella.
Continuará…