Gobiernos de coalición.
Por Alfonso del Amo Benaite
Se da la circunstancia que los comentarios realizados sobre estos gobiernos de coalición son favorables a los mismos, presentándolos como una solución “pragmática” a situaciones no habituales, sin contemplar que el trabajo coordinado en una dirección única, acción inexcusable de cualquier gobierno, es prácticamente inviable en una coalición en donde los coaligados tienden de manera espontánea a convertir sus áreas de responsabilidad en compartimentos estancos, en donde cada Partido de la coalición prima sus intereses y en donde los presupuestos respetan los compromisos y el clientelismo de cada coaligado, evidenciando las dificultades que una agenda común de reformas tiene para desarrollarse, máximo cuando un hipotético gobierno de coalición exigiría ya de inicio que los miembros que lo forman tengan una mayor capacidad, un dominio del juego político y una normas de actuación en donde los acuerdos de comportamiento interno además de ser aceptados inicialmente deben ser respetados posteriormente.
Dicho más claro : A ver si nos enteramos de una vez, que en las coaliciones priman los intereses de las minorías que los forman, en donde está muy presente el reparto de prebendas a los afines para no perder apoyos y además se fortalece las posición de las “élites extractivas” cercanas a ellos.
Además si todo ello no fuera suficiente un comportamiento compulsivo de las coaliciones es su tendencia al aumento del déficit dado que el interés partidista se impone por los compromisos adquiridos.
Con estos condicionantes parece complicado esperar de un hipotético gobierno de coalición el coraje político, la visión de futuro y la voluntad para afrontar la agenda de reformas que España necesita. Alguien cree que una coalición afrontará una reforma en profundidad del sistema tributario, del modelo de pensiones o de la educación …? Podemos pensar que coaligados con intereses contrapuestos meterán mano al problema energético que para las empresas españolas supone un coste del 30 % de su facturación total, acaso creemos que unas administraciones públicas con hasta ocho niveles distintos serán objeto de reforma y adelgazamiento…? yo no lo creo.
Esta es la realidad, la que además produce la fascinación del laissez faire, no en el sentido liberal, sino en el de no hacer nada, para no incomodar a nadie y si se tercia repetir en la legislatura siguiente.
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