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CIEN AÑOS DE TRÁFICO EN CANTABRIA, NUEVO LIBRO DE JOSÉ RAMÓN SAIZ

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SE PRESENTÓ en el Palacio de Festivales ante más de doscientas personas el pasado lunes, 15 de diciembre,  “Cien Años de Tráfico en Cantabria” (editado por Los Cántabros), del historiador y doctor en Periodismo, José Ramón Saiz.
Una obra de 352 páginas en la que se aborda la temática del automóvil y su evolucción desde que en 1901 fue matriculado el S-0001 propiedad de Alberto Corral, ingeniero de Caminos de la Jefatura de Obras Públicas de la provincia de Santander. Este coche fue el sexto de España matriculado en base al reglamento de automóviles, entonces vigente, de 1900.
En el acto de presentación intervendrán, además, del autor, el vicepresidente de la Asociación de la Prensa, Leandro Mateo, jefe Provincial de Tráfico, Serafín Sánchez; exdirector general de Tráfico, Carlos Muñoz-Repiso y el actual secretario general del organismo, Cristóbal Cremades.
Indice de la obra
En las 352 páginas de esta obra se abordan los siguientes contenidos: De las diligencias a los primeros automóviles; El. S-ooo1 del ingeniero Alberto de Corral; Bandos de la autoridad y primeros trayectos Madrid-Santander y Santander-Bilbao; Historia de la Jefatura de Tráfico de Santander y Cantabria desde su creación en 1960; La accidentalidad en las carreteras desde el primer accidente mortal por atropello ocurrido en 1906; El Sector de la Guardia de Tráfico y Vehículos y motos en la España del desarrollismo. Fabricación de motores Renault, Authi y Nissan en Los Corrales de Buelna y de autobuses en Sámano (Castro Urdiales).
Prólogo de la obra
El autor del prólogo que asistirá el lunes a la presentación es Carlos Muñoz-Repiso Izaguirre, que fuera Director General de Tráfico en el periodo 1996-2004. Autor del prólogo de esta obra, en su etapa de máximo responsable del organismo autónomo llevó a cabo una labor en la que su eje central fue la formación como “clave de una circulación más segura".
Gran conocedor de la DGT antes de ocupar la dirección general, ocupó puestos de responsabilidad en los servicios centrales, donde estuvo destinado en el gabinete jurídico durante varios años, participando activamente en las distintos proyectos y modificaciones del Código de Circulación y de sus normas complementarias. Miembro, por oposición, de la Escala Técnica de Tráfico, inició su andadura en la Jefatura Provincial de Santander en 1973.
En el prólogo para esta obra Cien Años de Tráfico en Cantabria, explica como nació el Organismo Autónomo Jefatura Central de Tráfico a partir de 1959 con el fin de ordenar y coordinar la circulación de vehículos en las carreteras de España.
En aquellos momentos -explica- “todo era incipiente: la industria del automóvil comenzaba la fabricación masiva, algunos españoles ya podían adquirir, no sin sacrificio, aquellos Seat-600 o Renault 4/4 o Citroën 2CV, gracias a la eficacia del I Plan de Desarrollo ideado por el ministro López Rodó”.
Carlos Muñoz-Repiso afirma también que eran tiempos en los que la siniestralidad aumentaba de manera exponencial según crecía la motorización, con unas carreteras claramente insuficientes y peligrosas, recordando que “la vigilancia de las vías, a cargo de la Policía Armada de Tráfico hasta 1959, pasó a ser competencia de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, que también tuvo que adaptarse a sus nuevas funciones sobre la marcha.”
Un prólogo, en definitiva, de una autoridad en la materia que considera que tanto el espíritu de servicio de las Jefaturas de Tráfico como en las de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, ha incidido y avanzado en el logro de mayores índices de seguridad vial.
Literatura sobre el Automóvil
La literatura sobre el automóvil en Cantabria es un campo inédito. Con esta obra se abre una etapa en la que, con seguridad, ocupará más interés entre los autores cántabros, sobre todo al tratarse de un sector que marca los procesos de decadencia y desarrollo económicos desde los inicios del siglo XX a nuestros días, acogiendo, además, una estructura empresarial que merece ser analizada con detenimiento. Como se señala en esta obra sobre la especialización en el automóvil de poblaciones como Los Corrales de Buelna y Sámano (Castro Urdiales), se trata de un sector que aporta el 25 por ciento del PIB cántabro.
El automóvil, ese admirable artefacto, como lo llamó el entusiasta Ortega y Gasset en 1930, ha impregnado desde sus orígenes el imaginario colectivo y ha cambiado costumbres sociales profundamente arraigadas. Si la novela del siglo XIX descubrió el ferrocarril, la del XX se ha recreado en el automóvil. 

Entre las primeras referencias en las letras españolas, la obra El hombre que compró un automóvil, de Wenceslao Fernández Flórez, aborda este campo partiendo de las tribulaciones del protagonista que pensaba que un hombre no era nada en la vida si no poseía un automóvil. 
Corría el año 1938. Treinta años antes había aparecido en la literatura mundial la primera referencia al automóvil. Fue en la obra El viento en los sauces, un popular cuento para niños escrito por Kenneth Grahame, que tiene el honor de ser la primera referencia literaria de la Historia en la que aparece un coche.
José Ramón Saiz Fernández, Doctor en Ciencias de la Información, historiador y Académico C. de la Real Academia de la Historia, se adentra en esta obra en el mundo del tráfico y del automóvil y nos traslada por los tiempos de las primeras diligencias, el primer coche matriculado en Santander y el primer fallecido por atropello. Capítulos de interés en los que analiza el desarrollo del automóvil y el principal problema surgido: el de la siniestralidad. Solo hay que recordar que en 1984 -han transcurrido tres décadas- se produjeron en España entre 60 y 70.000 accidentes con víctimas que se cobraron el tremendo tributo de cuatro mil muertos, no existiendo en nuestro país ninguna causa de mortalidad no natural que alcanzara estos volúmenes
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