Editorial de Cantabria24horas.com

RAJOY ES UN CANDIDATO FIABLE, SEGÃšN LA RAZÃ“N DE MARHUENDA

RAJOY ES UN CANDIDATO FIABLE

Formar un gobierno -uno creÃble, estable y que resuelva los problemas de la sociedad espaÃ±ola- no es sumar partidos con el objetivo de impedir a toda costa que la formaciÃ³n mÃ¡s votada alcance el Ejecutivo. Lo que ha quedado claro es que un proyecto polÃtico no se puede improvisar de manera oportunista intentando pactar con grupos con los que ni siquiera se comparte la defensa de la ConstituciÃ³n y la integridad territorial. Repetir las elecciones ha sido una decepciÃ³n, pero tambiÃ©n es cierto que no se puede formar gobierno a cualquier precio. Frente a un marasmo de propuestas tacticistas, Mariano Rajoy ha sabido mantener a su partido como una referencia. Su fÃ³rmula de Gobierno sigue vigente: una gran coaliciÃ³n formada por PP, PSOE y C"s para asegurar la recuperaciÃ³n y poner en marcha un plan de reformas consensuado. Como experiencia, supondrÃa una fÃ³rmula renovadora que ensancharÃa el terreno de juego polÃtico y que, a la vez, no serÃa nada aventurista. Para ello es necesario que Pedro SÃ¡nchez renueve su discurso de mantener aislados a los populares.

LA RAZÃ“N 3. Editorial

LAS ELECCIONES DEL 26-J NO SON UNA SEGUNDA VUELTA

El sondeo de Metroscopia para EL PAÃS indica que la mayorÃa de espaÃ±oles es partidaria del pluralismo y no del bipartidismo; aunque no les gustan los resultados prÃ¡cticos de esa situaciÃ³n de cara a la gobernabilidad. Por tanto, a despecho de los que quieren una campaÃ±a de bajo perfil, la que se avecina va a ser tan importante como decisiva. Junio no es la segunda vuelta de diciembre, por mucho que se presente el 26-J como una repeticiÃ³n. En los paÃses en los que hay las segundas vueltas, Ã©stas funcionan a base de retirada de los partidos menos votados y de la concentraciÃ³n del voto en los mÃ¡s respaldados de la primera. En EspaÃ±a, todos siguen en liza y cuentan con posiciones ideolÃ³gicas arraigadas. Tampoco ha desaparecido ningÃºn problema del escenario. Todo continÃºa pendiente a la espera de la decisiÃ³n de los votantes y de una administraciÃ³n (mÃ¡s) inteligente de los resultados electorales.

EL PAÃS 12. Editorial

ES NECESARIA UNA CAMPAÃ‘A ELECTORAL DISTINTA

Tras meses sin gobierno, los ciudadanos afrontan esta campaÃ±a con sensaciÃ³n de fatiga. En democracia, las campaÃ±as electorales son una ocasiÃ³n Ãºnica para contrastar pareceres, aportar ideas, debatirlas y para que cada polÃtico se preste a la confrontaciÃ³n con los rivales. Es importante que en esta campaÃ±a no se reiteren los errores y los derroches de la anterior. Los partidos deben reducir el presupuesto y deben olvidarse de los rifirrafes previsibles del "y tÃº mÃ¡s", para concentrarse en propuestas capaces de seducir a nuevos votantes. SerÃa bueno que los partidos mostraran su disponibilidad a explorar nuevas opciones de pacto. SerÃa bueno, por tanto, que los partidos dedicaran su campaÃ±a a explicarnos quÃ© van a hacer si los resultados del 26-J coinciden a grandes rasgos con los de diciembre pasado.

LA VANGUARDIA 34. Editorial

PODEMOS-IU, UNA SUMA QUE COMPLICA

Las estimaciones de voto, segÃºn la encuesta de GAD3 para ABC, cambian, pero para volver a la casilla de salida del 20-D si se introduce el factor de la coaliciÃ³n Podemos-IU. La conclusiÃ³n para Podemos es que la coaliciÃ³n con IU es para no perder mÃ¡s de un tercio de sus escaÃ±os y seguir teniendo un papel en la izquierda. En cambio, IU tiene motivos para desconfiar de esta coaliciÃ³n, porque si se presentara por libre aumentarÃa sus escaÃ±os. Los socialistas no pierden posiciones, lo que es un premio pobre despuÃ©s de que Pedro SÃ¡nchez asumiera el protagonismo de los meses de investidura y atacara continuamente a Rajoy por su pasividad. Tampoco la estrategia de Ã©ste suma votos de forma significativa. La inercia de los votantes a mantener el bloqueo sÃ³lo puede acabar si PP y PSOE renuevan mensajes, discursos y caras. Los ciudadanos ya no responden a los mensajes del miedo, vengan de la derecha o de la izquierda.

ABC 4. Editorial

Otros dos meses de campaÃ±a electoral (EL PERIÃ“DICO 10. Editorial) Algunos partidos polÃticos iniciaron la nueva carrera hacia las urnas al dÃa siguiente de las elecciones del 20-D. Es el caso del PP, porque Rajoy persiguiÃ³ desde el principio la celebraciÃ³n de nuevos comicios.

Democracia low cost y el votante resignado (David JimÃ©nez. EL MUNDO 3) SÃ³lo en un paÃs que se queja mucho de sus polÃticos y hace poco por cambiarlos podrÃan los partidos permitirse presentar a los mismos candidatos que nos han hecho perder el tiempo estos meses, dispuestos a vendernos las mismas propuestas.

Â¿QuÃ© hubiera pasado siâ€¦ la polÃtica fuera inteligente? (LucÃa MÃ©ndez. EL MUNDO 8) Tal vez si los lÃderes polÃticos hubieran leÃdo con inteligencia el 20-D no serÃa necesario repetir las elecciones. Evitarlo estaba en manos de los dos partidos mayoritarios.

El Ãlamo de SÃ¡nchez (Juan Pablo Colmenarejo. ABC 5) El Ãlamo de SÃ¡nchez no es mÃ¡s que su despacho y el de CÃ©sar Luena, un incondicional que no se ha visto en otra dentro del PSOE. EstÃ¡ rodeado, pero no por los adversarios, sino por los enemigos.

El resiliente (Ignacio Camacho. ABC 15) A base de dilatar los tiempos, el marianismo llega a las elecciones con el programa redactado por sus adversarios. Rajoy se va a presentar como garantÃa de estabilidad frente a una polÃtica-espectÃ¡culo de saltimbanquis y tarambanas.

El Rey que no "borboneÃ³" (Carmen RemÃrez de Ganuza. EL MUNDO 10) A la Casa del Rey no le gustÃ³ que Rajoy insistiera en el debate de investidura en que, con su fracaso, SÃ¡nchez comprometÃa al Monarca.

Un 26-J con mÃ¡s estÃmulos de lo que parece (Soledad Gallego-DÃaz. EL PAÃS Ideas 12) Los temas que deben centrar la campaÃ±a son claros: cÃ³mo hacer frente a las exigencias europeas de reducciÃ³n del dÃ©ficit sin perjudicar el crecimiento econÃ³mico para crear empleo y cÃ³mo ir revirtiendo los recortes en educaciÃ³n, sanidad y polÃticas sociales.

El "marianismo" segÃºn el presidente del PP (Carmen Rigalt. EL MUNDO 56) La mayorÃa de analistas insinÃºa que el marianismo darÃ¡ sus frutos. Es evidente que los resultados de unos y otros dependerÃ¡n de los respectivos grados de implicaciÃ³n, llegÃ¡ndose a la conclusiÃ³n de que quienes mÃ¡s hablan, mÃ¡s se exponen a meter la pata.

El sÃndrome del Gatopardo (Pilar Ferrer. LA RAZÃ“N 24) En la prÃ³xima cita con las urnas se juega quiÃ©n se llevarÃ¡ el liderazgo de la izquierda. Tras un cruce de reproches y culpas mutuas la campaÃ±a se avecina bronca.

La patita del lobo (JosÃ© MÂª Carrascal. ABC 16) A estas alturas conocemos de sobra la formaciÃ³n de Iglesias para saber lo que busca. La libertad, como para Lenin, no estÃ¡ entre sus prioridades. Ni siquiera en su partido, el mÃ¡s jerarquizado de cuantos hay hoy en EspaÃ±a.

UN PRIMERO DE MAYO CASI SIN SINDICATOS

La casi desapercibida celebraciÃ³n del Primero de Mayo, con incidencia mÃnima en la opiniÃ³n pÃºblica incluso en los aÃ±os mÃ¡s duros de la crisis, es la constataciÃ³n de la pÃ©rdida de influencia del sindicalismo en la sociedad espaÃ±ola. Las cÃºpulas sindicales no estÃ¡n sabiendo adaptarse a la situaciÃ³n laboral que provoca la llegada de una nueva economÃa que genera unas relaciones laborales distintas a las que regÃan hasta ahora. A esto se suman las consecuencias de las sucesivas reformas laborales, que han ido mermando el poder de los aparatos sindicales. En este sentido, la de 2012 ha sido decisiva, al dejar las decisiones de la negociaciÃ³n colectiva en el Ã¡mbito del comitÃ© de empresa y de la direcciÃ³n de cada compaÃ±Ãa. Es necesario que los sindicatos se adapten a estos nuevos tiempos. Y tienen que hacerlo cuanto antes porque son imprescindibles en el Ã¡mbito de las relaciones sociales en un paÃs democrÃ¡tico. El sindicalismo en EspaÃ±a necesita una reconversiÃ³n, y sÃ³lo la puede hacer Ã©l mismo desde dentro.

EL MUNDO 4. Editorial

SINDICATOS DE CLASE A COSTA DEL ERARIO PÃšBLICO

Nunca se acaba de perder la esperanza, cuando llega el Primero de Mayo, de que ese sea el aÃ±o en que los sindicatos de clase, CC.OO y UGT, sean capaces de afrontar la catarsis que se espera de ellos desde hace tiempo. La Fiesta del Trabajo, que se celebra hoy, tampoco serÃ¡ la que alumbre un nuevo tiempo para que el ejercicio del derecho a la libertad sindical deje de dar cobijo a una anacrÃ³nica estructura de poder desprestigiada por los escÃ¡ndalos, contestada por la opiniÃ³n pÃºblica y cada dÃa mÃ¡s distante de la realidad empresarial y de los intereses de los trabajadores, como demuestra el bajo nivel de afiliaciÃ³n. Los sindicatos estÃ¡n parapetados en un discurso del siglo pasado y sirven a la estrategia de la izquierda polÃtica para forzar un cambio de gobierno que favorezca sus intereses, no los de los trabajadores.

LA RAZÃ“N 3. Editorial

El cambio diferido (EL PAÃS Negocios 5. Editorial) Los sindicatos se resisten a la autocrÃtica y son impermeables a las crÃticas que proceden del exterior, que se suelen despachar con el estribillo "ataques de la derecha a la funciÃ³n sindical".

Y ADEMÃSâ€¦

La vuelta del mal (Antonio Elorza. EL PAÃS 24) La clave de las declaraciones efectuadas por Arnaldo Otegi fue su coartada para no condenar los crÃmenes en que por activa o por pasiva se vio implicado como dirigente efectivo de ETA.
Insolidaridad austriaca (EL PAÃS 12. Editorial) La aprobaciÃ³n por Austria de una ley que restringe severamente el derecho de asilo y permite decretar el estado de emergencia por situaciones derivadas de la llegada de emigrantes constituye un grave error polÃtico que atenta contra el proyecto europeÃsta.
Una mano lava la otra (RubÃ©n AmÃ³n. EL PAÃS Ideas 7) Luis Pineda (Ausbanc) y Miguel Bernad (Manos Limpias) son un vestigio de extorsiÃ³n y chantaje que operÃ³ con la connivencia de otros actores necesarios.
Nos jugamos nuestra razÃ³n de ser (Ãngel ExpÃ³sito. ABC 8) Los populismos y los extremismos de ambos colores, unidos al panorama en las fronteras sur y este, pueden acabar con la UE.
Una revuelta imparable (Hermann Tertsch. ABC 40) Son demonizados como ultras, racistas y nazis, pero no quieren destruir el sistema como el populismo de ultraizquierda. Quieren defender su ConstituciÃ³n y el sistema desde postulados democrÃ¡ticos.
Masacre en Alepo en un clima de impunidad para Bashar Asad (EL MUNDO 4. Editorial) MoscÃº respalda los ataques de su aliado sirio, EEUU mira hacia otro lado. Pero sorprende la escasa capacidad de presiÃ³n que estÃ¡ ejerciendo EEUU.
Maduro huele a podrido (Alfonso Rojo. LA RAZÃ“N 2) A NicolÃ¡s Maduro lo echarÃ¡n a patadas los militares venezolanos.