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ES HORA DE QUE EL PDeCAT Y ERC FRENEN A LA CUP

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ES HORA DE QUE EL PDeCAT Y ERC FRENEN A LA CUP

La CUP ha dado ya espectáculos lamentables desde que tiene la llave de la mayoría independentista que sostiene al Gobierno de Junts pel Sí. Puigdemont y Junqueras se han convertido en rehenes de sus exigencias para acelerar el proceso independentista. Su postura de evaluar su ausencia de la manifestación contra el terrorismo del sábado si acuden el Rey o miembros del Gobierno es una declaración de ruptura institucional y una falta de respeto a las víctimas. Su acusación al Rey de representar el "imperialismo que ha financiado el terrorismo" o la atribución del atentado a las "lógicas del capitalismo", son declaraciones que no deberían quedar sin respuesta de sus socios. Ni Cataluña ni las víctimas del atentado son de la CUP. El atentado no ha sido contra la comunidad catalana, sino contra los valores de libertad y democracia. Es hora de que el PDeCAT y ERC pongan coto a los desmanes de la CUP.

EL PAÍS 12. Editorial

LOS INDEPENDENTISTAS HACEN UN USO INDECOROSO DE LOS ATENTADOS

Los independentistas están haciendo un uso indecoroso de los ataques terroristas. Convertir un atentado en un instrumento para hacer propaganda del secesionismo es una muestra más de la forma burda de hacer política en Cataluña. El oportunismo del Govern ha quedado retratado en su consejero de Interior al distinguir entre víctimas catalanas y españolas, y en su consejero de Exteriores al presentarse como ministro de Asuntos Exteriores de Cataluña en las televisiones extranjeras. Con estas actitudes el Govern ha querido salir al paso del bochorno que ha supuesto para el presidentguardar las formas en los actos de Estado para homenajear a las víctimas. Actitud que contrasta con la del presidente del Gobierno y la del Rey, que han estado a la altura de las circunstancias. La CUP también se ha desenmascarado al plantearse no ir a la manifestación de condena del sábado si acuden Rajoy o el Rey.

Los ataques terroristas podían haberse evitado

Estremece pensar que, si se hubiese superado la falta de coordinación o se hubiese estado más alerta al interpretar algunos hechos, los ataques podrían haberse evitado. Es anómalo que ni la policía de proximidad (agentes locales y Mossos d"Escuadra) no advirtieran lo que ocurría en el chalet de Alcanar. Pero más alarmante es aún que tras producirse la deflagración no se iniciara una investigación y se pensara que era sólo un escape de gas. Es evidente que no se siguieron los mínimos protocolos de seguridad propios en una situación de alerta 4 sobre 5 en amenaza terrorista. Tampoco se contó con la colaboración de la Guardia Civil o de la Policía Nacional, con más experiencia en lucha antiterrorista. Pero aún más desalentadora es la sospecha de que los mandos políticos de los Mossos, más preocupados por la forma en que facilitarán el referéndum del 1-O, han descuidado sus obligaciones. Estos atentados han confirmado la amenaza que el yihadismo marroquí representa para España, pues el peso de radicales procedentes de Marruecos es muy superior al de otras nacionalidades musulmanas.

EL MUNDO 3. Editorial

SEPARATISMO ENFERMIZO Y MEZQUINO

El separatismo es la enfermedad moral de Cataluña. No hay que engañarse con los actos unitarios de duelo público tras los atentados, porque apenas han podido tapar la pulsión segregacionista de la política catalana. El consejero Joaquim Forn ha tratado como extranjeros a los fallecidos españoles no catalanes. Ni siquiera cuando se comparte el verdugo han sido capaces de sentir un mínimo de comunidad con el resto de España. Los de la CUP han dicho que no irán a la manifestación contra el terrorismo si acuden el Rey o el Gobierno de la Nación. Sus condiciones demuestran cuál es su podrida escala de prioridades, tan tóxica como su aportación a la vida pública de Cataluña. La autodenominada Asamblea Nacional Catalana ha pedido que no se muestren condolencias con la exhibición de la bandera española. Entre tanto, tropas libanesas ondeaban la bandera de España en una colina arrebatada al EI como muestra de apoyo a nuestro país y homenaje a las víctimas de los atentados.

ABC 4. Editorial

LA CUP NO ESTÁ CON LA DEMOCRACIA NI LA LIBERTAD

En la CUP no ha debido sentar nada bien la imagen de los Reyes reconfortando a los catalanes tras el atentado y rindiendo homenaje a los muertos. Tampoco la del presidente del Gobierno o la vicepresidenta o el ministro de Interior en Barcelona a los mandos de la terrible crisis de seguridad desatada. De ahí que la diputada de la CUP Mireia Boya haya asegurado que no piensan participar en la manifestación contra el terror del sábado si acude el Rey, al que acusan de "financiar el terrorismo islámico". Frente a esto hay que recordar que es la CUP la que defiende a partidos proetarras como EH-Bildu o acciones de terrorismo callejero como las perpetradas por sus cachorros contra el turismo en Barcelona. Ellos persiguen el caos y la división y todo lo que sea hacer frente común o unir fuerzas les pone frenéticos.

La unidad antiyihadista es un deber

Hoy se reúne el Pacto Antiyihadista en unas circunstancias excepcionales y tendrá que tomar decisiones con la imagen en la retina de nuestra seguridad y nuestra libertad malheridas. Debemos exigir la unidad política porque es un instrumento esencial en la defensa de nuestras libertades y en el despliegue de una eficiente estrategia contra el terror. Sin cohesión, sin que los grupos vayan a una, todo será más complicado y lo que es peor, se faltará al deber público de proteger y amparar los derechos de los ciudadanos. Aquellos que van por libre, que han supeditado los intereses generales a mezquinos planes de partido, deben recapacitar y pensar cómo quedan ante una ciudadanía atenta al papel de cada uno en estas horas críticas. Es reprochable que los partidos catalanes PDeCAT y ERC, ambos fuera del acuerdo, no reflexionen sobre el mensaje que quieren enviar a esa sociedad atacada por la sinrazón y el fanatismo y se mantengan fuera del Pacto. Quedará claro que no sirven a la gente, sino sólo a ellos y a su concepción desquiciada de la convivencia y de España. Podemos estará presente como observador, pero eso ya no vale, es una mala coartada para salvar la cara, lo que no conseguirán con patrañas como que los allí presentes quieren recortar las libertades. El Pacto es un frente por la libertad del que se quedan fuera aquellos que no creen que ser libre es el bien supremo que estamos obligados a defender en el Estado de Derecho.

LA RAZÓN 3. Editorial

LA MANIFESTACIÓN CONTRA EL TERRORISMO DEBE SER UNITARIA

Desde la misma convocatoria se ha dejado claro que la manifestación del sábado es un acto "abierto a todo el mundo" porque lo que se quiere expresar es un sentimiento unánime, sin atender a ideologías, religiones o sentimientos de identidad. Son días en los que las banderas y las siglas e incluso los cargos y protocolos quedan a un lado. A esa manifestación habrá que ir desde muchas discrepancias pero con una misma voluntad de homenaje a las víctimas y de condena a los autores de esa salvajada. En este clima y ante la gravedad de los hechos no se entiende la salida de tono de la CUP intentando vetar la presencia del Jefe del Estado en esta manifestación. Nada se construye desde la exclusión y aún menos de quien tiene por misión representar a todos. No se trata de limitar a nadie, tampoco a la CUP, en sus críticas políticas sean a quien sean, pero lo que no se puede es emponzoñar un momento de dolor como el posterior a los atentados. Que algunos lo hagan no tiene sentido ni justificación.

Hay que integrar no sólo individuos sino también formas de vida

Los únicos culpables de los hechos son los terroristas que los llevan a cabo y quienes los incitan a ellos. Lo que la cultura democrática no puede permitirse en ningún caso es que esa culpa se traslade a ningún colectivo, sea por su nacionalidad o por su confesión religiosa. En el eterno debate sobre la integración de los inmigrantes hay que decir que algunos de los terroristas ya no son inmigrantes porque han nacido aquí. Más bien, por tanto, deberíamos hablar de la integración de las diversas tradiciones culturales y religiosas que conviven en una misma comunidad política. La integración es respetar hasta considerar tan propias como otras sus costumbres, sus expresiones culturales, sus lenguas. Quienes les inculcan su odio lo tendrían más difícil si no habláramos de integrar a los individuos en el grupo, sino de integrar sus formas de vida en las que consideramos nuestras.

EL PERIÓDICO 12. Editorial

LOS ATENTADOS NO CAMBIAN LA RETÓRICA INDEPENDENTISTA

Mientras España y Europa lloran por los salvajes atentados de Barcelona y Cambrils, los políticos claman por la unidad y el entendimiento pero no pasan de ahí. Elconsejerode Interior de la Generalitat nos ha recordado, al diferenciar entre víctimas catalanas y españolas, que la retórica independentista es lo más importante para el Gobierno catalán. Y Puigdemont afirmaba el día anterior que la hoja de ruta del procés no se altera. El brutal golpe yihadista tampoco cambia sustancialmente la colaboración entre los distintos partidos. PNV, ERC, PDeCAT y Podemos asistirán a la reunión del Pacto Antiterrorista tan sólo como observadores. De nuevo se pierde una oportunidad para sentarse todos juntos a buscar una solución a los problemas.

EL ECONOMISTA 3. Editorial

Contra el sentido común (Puntazos LA RAZÓN 3) La hoja de ruta del soberanismo sigue inalterable pese al 17-A. Una vez más, la clase política separatista demuestra estar muy por debajo de los ciudadanos a los que debería servir.

Honrar a las víctimas (Baltasar Garzón EL PAÍS 13) Los terroristas han aprovechado la guerra institucional y han golpeado en Barcelona, ciudad ahora herida por la descoordinación de quienes tenían que protegerla y cuya atención estaba desenfocada.

Tengo miedo (Cayetana Álvarez de Toledo EL MUNDO 18) En lugar de elevar la alerta terrorista, el Ejército está siendo demonizado por un Gobierno autonómico con aspiraciones golpistas. Y el Ejecutivo central lo asume y baja la cabeza. El nacionalismo sí les da miedo.

Lecciones de una masacre islamista (Isabel San Sebastián ABC 11) Puigdemont y sus adláteres acaparan protagonismo y arriman el ascua de la matanza a su obsesión soberanista. Mientras tanto, Rajoy y sus ministros callan a fin de no incomodar a los separatistas.

Miserias y miserables (J. Manuel de Prada ABC 10) Es la hoja de ruta soberanista a la que Puigdemont se aferra con uñas y dientes la que ha provocado la cadena de desastres que confluyó en los atentados del pasado jueves.

Todos somos Cataluña, salvo los que dice el Govern (Berna González Harbour EL PAÍS 22) El consejero Joaquim Form ha perdido la oportunidad de sumar sin dividir. De no insultar a las víctimas ni a la verdad.

Y llegaron las arcadas (Julián Cabrera LA RAZÓN 4) Joaquim Forn ha sido definitivamente tragado por el agujero negro de la deriva separatista. Y la condena de la CUP situando los atentados como consecuencia del capitalismo, no deja de revolverme el estómago.

Morir catalán (Ricardo F. Colmenero EL MUNDO 2) Si identificar a una víctima es una tarea complicada, ya no te digo autonomizarla o nacionalizarla. Lo fácil es utilizarla, y no digamos a los vivos.

La unidad y el árbol de la vida (Lola García LA VANGUARDIA 2) Nuestros gobernantes han conseguido elevarse por encima de sus diferencias desde el 17-A. Pero la unidad es frágil y hay demasiados entornos exaltados interesados en zarandearla.

Sin teorías de la conspiración (Juancho Dumall EL PERIÓDIO 13) Salvo algunos insensatos intentos de mezclar la amenaza terrorista con las reivindicaciones soberanistas, las autoridades políticas han sabido deslindar una cuestión de la otra.

División (J. María Marco LA RAZÓN 2) Los atentados de Cataluña están sacando a la luz las divisiones que resquebrajan el consenso político en nuestro país a mes y medio del 1-O. Los nacionalistas, como era de esperar, se han apresurado a hacer uso político de los atentados.

El acuerdo al que Pablo Iglesias mira de reojo (Antonio Martín Beaumont LA RAZÓN 25) Mientras todas los partidos políticos nacionales actúan como una piña contra el terror, Podemos es incapaz de argumentar su renuencia a suscribir el pacto antiyihadista.

Queremos libertad (Ana Merino EL PAÍS 2) Sabemos que los terroristas no nos podrán aniquilar aunque quieran, porque nuestros líderes políticos de todos los partidos van a entenderse para que nuestra vida en libertad siga siendo posible.

Lloro por ti, Barcelona (J. María Carrascal ABC 10) El yihadista atenta contra nuestra forma de vida matándonos. Los antisistema intentan cambiarla radicalmente. Sus objetivos confluyen. De ahí su renuencia a participar en la lucha antiterrorista y sus lágrimas de cocodrilo.

Es mucho lo que queda por hacer (Jordi Moreras EL PAÍS 17) La toxicidad de la intolerancia que mina la cohesión social, no puede ser combatida con recordatorios de que Cataluña siempre ha sido una sociedad acogedora.

Democracias tontas (Ignacio Camacho ABC 11) Una democracia tonta es aquella que aún no ha entendido que el multiculturalismo no era la solución, sino el problema.

Miedo en Europa (María Vega EL MUNDO 2) La rabia contenida por la barbarie y la sinrazón anima a la ciudadanía a mostrar valor en público. Europa tiene coraje. Pero respira con miedo.

Del enemigo lejano, al enemigo cercano (Rogelio Alonso EL MUNDO 13) Debemos evaluar hasta dónde estamos dispuestos a adelantar la barrera preventiva de una política antiterrorista que se enfrenta a una amenaza real, urgente y peligrosa.

En la burbuja del fanatismo (José Andrés Rojo EL PAÍS 12) Esos muchachos radicalizados un día se lanzan para que todo ese odio acumulado adquiera sentido. Y matan. Pero nada. No hay sentido alguno en su tarea: solo destrucción.

La Rambla (Xavier Vidal-Folch EL PAÍS 2) En honor de los que ahí exhalaron su última sonrisa, designemos a la Rambla Patrimonio de la Humanidad.

Vencer a la muerte y al miedo (José María Calleja EL PAÍS 14) El dolor se cronifica y para evitarlo es fundamental el reconocimiento y el apoyo sostenido.

El preocupado tardío (Alfonso Ussía LA RAZÓN 71) Arnaldo Otegi mostró el jueves su preocupación por lo que ocurría en Barcelona. Sin embargo, jamás mostró preocupación por las víctimas del terrorismo de ETA. Y él era uno de los que las sentenciaban a morir.

Y ADEMÁS…

  • En defensa de España (Enrique López LA RAZÓN 4) La suspensión de la autonomía catalana no es una mera opción política, es una obligación si la Generalitat atenta contra el interés general de España. No caben equidistancias ni tactismo político.
  • Murcia en Camelot (L. Miguel Fuentes EL MUNDO 4) Da la impresión de que los socialistas de Pedro Sánchez no quieren ganar, gobernar, echar al PP. Quieren arreglar España, quieren Camelot. Ahora, cómo encajarían Cataluña, Euskadi… O Murcia.
  • Transparencia en las ayudas públicas (ABC 4 Editorial) El control y la eficiencia en la gestión del gasto público, incluido el cobro de prestaciones, es fundamental para repartir equitativamente los recursos existentes y para evitar fraudes y abusos.
  • Huelgas, el choque de expectativas (LA VANGUARDIA 20. Editorial) Los convocantes convierten al usuario del servicio en rehén de sus reivindicaciones y también en quien sufragará las mejoras que consigan, si se trata de un servicio público. Esto es lo que ocurre en la huelga de los servicios de seguridad de El Prat.
  • Sobre las ocupaciones de pisos (LA VANGUARDIA 20. Editorial) El problema social de la vivienda existe, pero debe resolverlo el conjunto de la sociedad, y no los ocupas usurpando lo que no es suyo, ni los propietarios pechando en solitario con las consecuencias.
  • Juana no está en mi casa (Enrique Gimbernat EL MUNDO 6) La obligación de devolver a sus hijos a Italia para nada afecta el derecho a la tutela judicial efectiva de Juana Rivas. Se está trasladando que su marido cometió malos tratos, cuando no existe sentencia firme.
  • Trump, el presidente ultrablanco (Guy Sorman ABC 5) A cada línea roja que cruza, como intentar acabar con el seguro de enfermedad, arriesgarse a una guerra inútil en Corea o apoyar a los supremacistas, vemos cómo se debilita el apoyo republicano.
  • La presidencia intrascendente (David Alandete EL PAÍS 5) Las provocaciones de Trump pueden quedar en nada, pero los estadounidenses, todos, pagan ya un alto precio por tener un presidente que va perdiendo, poco a poco y sin pausa, toda su autoridad moral.
  • Constituyente impostora (EL PAÍS 12. Editorial) Hacen bien los embajadores de la UE y de América Latina en solidarizarse con la Asamblea Nacional. La triste realidad de Venezuela hoy es la de un país donde derechos y libertades han sido secuestrados.

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