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El Papa Francisco vuelve a la carga sobre los abusos con menores: "con los chicops no se juega" ha declarado

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El papa Francisco ha pedido perdón "por todo el mal perpetrado por algunos sacerdotes contra menores", al recibir a una delegación de la Oficina Internacional Católica de la Infancia (BICE, por su sigla en francés).

"Me siento interpelado a hacerme cargo de todo el mal que algunos sacerdotes, bastantes. Bastantes en número, no en comparación con la totalidad. Hacerme cargo de pedir perdón del daño que han hecho por los abusos sexuales de los niños. La Iglesia es consciente de este daño; es un daño personal y moral de ellos, pero hombres de Iglesia. Y no vamos a dar un paso atrás en lo que se refiere al tratamiento de estos problemas y a las sanciones que se deben poner, al contrario. Creo que debemos ser muy fuertes. Con los chicos no se juega", ha advertido.

No es la primera vez que un Pontífice se disculpa por los casos de pederastia en el seno de la Iglesia Católica. Antes que Francisco, Benedicto XVI pidió perdón en varias ocasiones durante su pontificado y manifestó su profundo malestar por el dolor de las víctimas, con las que se reunió diferentes veces.

Las declaraciones del pontífice han sido una relativa sorpresa. La declaración se produjo cuando Bergoglio pronunciaba unas palabras ante la Oficina Internacional Católica de la Infancia, (BICE). Interrumpió un discurso que tenía preparado para improvisar algunas palabras, que pronunció en español y en las que pidió ese perdón por el mal perpetrado por sacerdotes a niños. Posteriormente Bergoglio prosiguió su discurso explicando que "en una sociedad bien constituida los privilegios solo deben ser para los niños y los ancianos, porque el futuro de un pueblo está en manos de ellos".

Primera vez

El papa no había pedido hasta el momento perdón por esos casos de abusos sexuales a niños por parte de sacerdotes, conocidos en diversas diócesis de todo el mundo y que han suscitado duras críticas. Hasta ahora se tenía constancia de sus declaraciones en una entrevista publicada en el diario italiano "Corriere della Sera", el pasado 5 de marzo, en la que manifestaba que "los casos de abusos son tremendos porque dejan heridas profundísimas". Francisco también defendía sin embargo que "la Iglesia Católica es tal vez la única institución pública que se ha movido con transparencia y responsabilidad (en estos casos).

"Nadie ha hecho tanto. Y, sin embargo, la Iglesia es la única en ser atacada", dijo en esa entrevista Francisco. Se refería el pontífice a la denuncia expresada por la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas, que consideró que la Santa Sede "no había protegido a los menores víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes, ni adoptado medidas que garanticen una sanción por este crimen".

El pasado 16 de enero, en la homilía durante la tradicional misa matutina que celebra en su residencia en el Vaticano, Francisco había afirmado que había que "avergonzarse de los numerosos escándalos que se han producido en el seno de la Iglesia". "Pero, ¿nos avergonzamos? Tantos escándalos que yo no quiero mencionar singularmente, pero que todos sabemos cuáles...Escándalos, en los que algunos han tenido que pagar caro: ¡Y eso está bien! Se debe hacer así... ¡La vergüenza de la Iglesia!", exclamó. E insistió: "¿Pero nos hemos avergonzado de estos escándalos, de estas derrotas de sacerdotes, obispos, laicos?".

Compromiso y medidas

A pesar de las escasas declaraciones, el papa Francisco se ha comprometido en la tutela de los menores con la creación de una comisión formada por ocho miembros que se encargará "de adoptar medidas para promover de varias maneras la protección de los menores". En esta comisión, el papa incluyó a la irlandesa Marie Collins, de 66 años, quien fue víctima de abusos sexuales por parte de un religioso cuando era niña y que ahora se ha convertido en una activista para denunciar estos casos.

Además, Bergoglio quiso dar una señal fuerte cuando aprobó el pasado 11 de julio una reforma del código penal de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano que contempla una amplia y mayor precisión en la tipificación de los delitos contra menores, entre ellos la pornografía infantil y el abuso.

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