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EL HOMBRE QUE LLEVÓ EL SANTANDER AL MUNDO

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Con el fallecimiento de Emilio Botín se apaga una de las voces más activas y determinantes del panorama bancario español. Hijo y nieto de una saga de banqueros cántabros, Emilio Botín será recordado por muchas decisiones suyas y por su fuerte personalidad y carácter transmitidos en el mundo de las finanzas.

Emilio Botín será recordado, sin duda, por haber convertido al Banco Santander en un grupo financiero global que con ambición comercial y hambre por comprar entidades como el Banco Central y el Central Hispanoamericano dejó de ser un banco regional para convertirse en un banco mundial llevando el topónimo de una ciudad española a las principales avenidas de países como Estados Unidos o Brasil. Emilo Botín fue el motor que permitió esa transformación. El banquero español, fallecido hoy a los 79 años de edad, tomó posesión de la presidencia de la Banco Santander en 1986, cuando el banco controlado por la familia Botin desde su fundación no competía en la liga de los grandes bancos nacionales ni mucho menos internacionales.

Botín tenía entonces 52 años de edad y sucedía a su padre, el segundo Botín de la saga por quien tenía un enorme respeto e incluso en las juntas de accionistas del Santander se le podía ver siempre en segundo plano detrás de su padre quien le marcó la ambición por seguir creciendo en el mundo de los negocios. En aquella época, Santander no figuraba tan siquiera entre los cinco primeros bancos de España y estaba a años luz del Banco Central, Banco Popular o Banesto.

A partir de entonces, con fuertes dosis de ambición, Emilio Botín logró convertir a Banco Santander, no sólo en el primer banco español, sino también en uno de los bancos más importantes del mundo entero con presencia diversificada en otros ámbitos como el deportivo y en el que destaca la apuesta personal de Botín por patrocinar a Fernando Alonso en Ferrari en la Formula 1 uniendo el rojo corporativo de la entidad con el de la escudería italiana. Ha sido común en los últimos tres años ver al propio Emilio Botín pasearse por el paddock de los circuitos de la Formula 1 que patrocina el banco español con un polo rojo corporativo de Ferrari y pantalón corto del mismo color.

La osadía y el orgullo del carácter de Botín eran patentes ante cualquier personalidad. Incluso todo el mundo recordará que en un evento empresarial en Brasil hace dos años, Emilio Botín recibió al rey Juan Carlos en pantalón corto en la recepción del hotel ante la mirada atónita de los empresarios. Como presidente de la entidad, Emilio Botín trabajaba las 24 horas del día como banquero transmitiendo a los directivos de la entidad reuniones que no iban más allá de los 15 minutos de duración. “Era un banquero de arriba abajo. Su pequeña estatura contrastaba con el poder de decisión que tenía. Prefería que las reuniones no se alargaran para que fueran efectivas”, comenta un alto directivo de la entidad.

Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos recibió el séptimo banco del país de manos de su padre, por detrás de Banesto, Banco Central, Hispano Americano, Banco de Bilbao, Banco de Vizcaya y Banco Popular. Hoy, la entidad cántabra, tras adquirir Banesto y fusionarse con Central e Hispano, es un referente a nivel mundial, es una auténtica multinacional española, cuyo negocio es más importante fuera que dentro del país. El banco fusionado se llamaba BSCH y tenía los colores corporativos azul y amarillo, pero está claro que a Emilio Botín este acrónimo no era de su agrado y tras la fusión con el Santander fue eliminando poco a poco el azul y amarillo por el rojo intenso rebautizando la entidad como Santander, la ciudad que vio nacer al banco en la España de 1934.

Cabe destacar que en el proceso de integración del BSCH Botín acordó la salida millonaria de altos directivos como José María Amusátegui y Ángel Corcóstegui que fue sustituyendo con el tiempo por Alfredo Sáenz, su consejero delegado hasta el año pasado cuando lo reemplazó por el actual consejero delegado de la entidad Javier Marín.

Emiio Botín era licenciado en Derecho y Económicas, casado y con seis hijos era aficionado al golf y la pesca y un apasionado del mundo del motor así como de las carreras de Fórmula 1. De hecho, el pasado fin de semana asistió personalmente a ver a Fernando Alonso, con quien le unía una gran amistad, en el gran premio de Italia en Monza, el último que vería con vida. Tanta era su pasión por la Formula 1 que el 1 de enero de 2007, Botín anunció que se convertía en patrocinador oficial de McLaren-Mercedes tras el fichaje del piloto asturiano Fernando Alonso.

Ese patrocinio se enmarcaba en la estrategia de reforzar el posicionamiento y notoriedad internacional de la marca Santander para que pudiera competir al nivel de los grandes bancos del mundo que patrocinaban eventos deportivos: desde el británico HSBC hasta el francés BNP Paribas (Roland Garros). En 2010, Botín cambió de equipo y adelantándose al anuncio del fichaje de Alonso por Ferrari Banco Santander firmó un nuevo acuerdo de patrocinio con la escudería del cavallino rampante de Maranello hasta 2017 a razón de 200 millones de euros de inversión del patrocinio, con presencia de la marca en los coches y la equipación de los pilotos. Poco después, Fernando Alonso confirmó su fichaje por Ferrari. "Me atrevería a decir que hoy el Banco Santander es a la banca lo que Ferrari es a la Fórmula 1: un símbolo de tradición, éxito y fortaleza. La Fórmula 1 se ha puesto al rojo vivo", destacó entonces Emilio Botín. La estrategia que marcó Botín en la gestión diaria de la entidad pasaba por estar en el centro de la toma de decisiones.

Otra gran fecha para Botín fue 1999 cuando anunció por sorpresa la integración de Banco Santander con el Banco Central Hispano, que provenía de la política de crecimiento llevada a cabo por el Banco Central de uno de sus más destacados presidentes, el murciano Alfonso Escámez. El banco cántabro creció en Latinoamérica y se hizo fuerte en Brasil, México y manteniendo sus posiciones estratégicas en Argentina, Chile y Venezuela tras invertir casi 18.000 millones de dólares. Banco Santander también ha crecido con presencia propia en Estados Unidos y Reino Unido así como en Europa del Este y en el continente asiático.

La entidad cuenta actualmente con 3,3 millones de accionistas, presta servicios a 107 millones de clientes, atendidos a través de más de 13.000 oficinas y 185.000 empleados en todo el mundo, según los datos de su última memoria del ejercicio 2013. También hay que destacar los casos judiciales a los que se ha enfrentado Botín al frente de la entidad por varias demandas interpuestas por accionistas y clientes afectados por la comercialización de diversos productos financieros lanzados por la entidad.

Esta mañana, en la apertura del mercado que ya conocía el fallecimiento del presidente de la entidad, los títulos del banco rojo cotizaban a poco más de 7,6 euros por acción, lo que significa que la revalorización desde 1986 del precio de los títulos ha aumentado casi un 3.000%. Lo que es innegable es que EmilioBotín ha conseguido en casi 30 años de gestión al frente de la entidad convertirla en una de las más grandes de la zona euro y que ha pasado de un valor en bolsa de 3.000 millones a comienzos de la década de los noventa a tener una capitalización bursátil a día de hoy próxima a los 92.000 millones de euros con unos ingresos totales del grupo que alcanzaron los 43.400 millones de euros a cierre del ejercicio de 2013 y unos activos totales de 1,11 billones de euros a cierre de 2013 tras realizar fuertes provisiones de capital por las reformas impuestas por Bruselas al sector de la banca en España y promovidas al sector por el Gobierno español para garantizar su solvencia y la de los depósitos de sus clientes.

Todo un reto que deberán certificar los próximos test de estrés a los que Bruselas está sometiendo al sector y al Banco Santander y cuyas conclusiones se conocerán el próximo mes de octubre.

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