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CIUDADANOS, UN PARTIDO CLAVE EN LA VICTORIA DE LOS NO INDEPENDENTISTAS

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ALBERT RIVERA ha colocado a Ciudadanos en una situación privilegiada para decidir el próximo gobierno de España. Solo la fuerza de este partido ha logrado para en votos a los independentistas y aunque se daba segura su victoria en escaños, la suma de los partidos no seccesionistas y, principalmente, el aportado por Ciudadanos suma tres puntos más del 50 por ciento.

Aunque habrá más momentos y con los resultados definitivos para hacer más análisis de estas elecciones, lo cierto es que el mensaje regeneracionista de Rivera ha tenido éxito, mientras el PP se ha hundido en Cataluña y hoy ya no es una referencia electoral para el Estado, papel que asume Ciudadanos.

Los 25 escaños logrados confirman a Ciudadanos como el principal partido de la oposición al independentismo, 9 escaños por encima del PSC y 14 del PP. Un resultado que, insistimos, coloca a Rivera en un momento clave y único para disputar el voto del centro-derecha al PP. De entrada, en Cataluña donde viven más de 7 millones de españoles, la principal referencia es Rivera y no Rajoy.

LA NOCHE ELECTORAL

"Los catalanes han dado la espalda al proyecto separatista de Artur Mas", dijo anoche Inés Arrimadas en medio de la euforia de las bases de Ciutadans reunidas en un hotel de Barcelona. La candidata, jefa de la oposición "in pectore", exigió la dimisión de Mas y la convocatoria de unas nuevas elecciones al Parlament apelando a los seis escaños que le han faltado a Junts pel Sí para lograr la mayoría absoluta. "Ahora sí, para que vayamos con los programas por delante", apuntó.

Y es que en apenas nueve años, Ciutadans ha pasado de luchar por entrar en el Parlament a liderar el conjunto de fuerzas electorales que se oponen al secesionismo y al nacionalismo. En el 2012, el partido que lidera Albert Rivera triplicó los escaños del 2010, pasando de tres a nueve diputados, ahora se ha quedado a solo dos escaños de triplicar sus asientos en el Parlament. En número de votos, la candidatura de Inés Arrimadas, franqueó las puertas de los 700.000, cifra nunca alcanzada por el PP en unas autonómicas.

La lectura inmediata es que ha sido todo un éxito la apuesta de Albert Rivera de convertir estas elecciones autonómicas en una rampa de lanzamiento, o de primera vuelta, para su carrera hacia la Moncloa. Derrotados Pablo Iglesias, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, la figura de Rivera emerge con gran fuerza. La ley electoral española, más nociva que la catalana para partidos como Ciudadanos, dirá hasta dónde puede llegar. Ayer, a tenor de la acritud en los cánticos ("vaya cagada, coleta morada") parece que Podemos y su líder se configuran como el archienemigo de Ciudadanos.

Rivera señaló que España sigue unida "gracias a Ciudadanos y no al partido que aún gobierna" en la Moncloa. El líder de la formación naranja indicó que "la vieja política ha muerto hoy [ayer] en Catalunya en las urnas". "Empieza la nueva política en España" sentenció antes de aseverar que falta un proyecto de Estado para los próximos 10 años y puntualizó que este es, precisamente, el que él lidera.

CRECIMIENTO TERRITORIAL

La distribución territorial del voto naranja impresiona. Segunda fuerza en todas las provincias y en muchas de las comarcas. Incluso rozó el triunfo en una, en el Vall d"Aran. Si en el 2012 obtuvieron representación solo en Tarragona, aparte de Barcelona, en esta ocasión la obtienen en las cuatro provincias. Duplican los ocho de Barcelona (y logran 17), ascienden a cuatro en Tarragona y dos en Lleida y Girona.

Sin embargo, la gran fuerza de el partido de Rivera es, sin duda, el área metropolitana. Y el gran éxito es haber convertido el antaño cinturón rojo barcelonés en naranja, superando tanto al PSC como a Sí que es Pot, es decir, en estas latitudes, a Podemos. Ciutadans fue el partido más votado en feudos de la izquierda, y en concreto en el territorio del PSC, como en L"Hospitalet, Esplugues, El Prat y Sant Adrià y en la región metropolitana y la opción favorita, en Rubí.

Ciutadans le peleó el triunfo al PSC en Santa Coloma y en Cornellà. Quedó segundo, sosteniendo la bandera antiindependentista frente a Junts pel Sí, en Sant Feliu y Sant Joan Despí. Y también en la mismísima capital, en Barcelona, donde, además, obtuvo el triunfo en Nou Barris y el segundo lugar en todos los distritos, salvo en Gràcia, donde la CUP le quitó la medalla de plata.

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