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CUARENTA AÑOS DE UN NUEVO TIEMPO DE ESPAÑA
”Españoles, Franco ha muerto". Esas cuatro palabras, pronunciadas en la mañana del 20 de noviembre de 1975 por el entonces presidente del Gobierno español, Carlos Arias Navarro, cambiaron el destino de un país que llevaba casi 40 años sumido en una dictadura: la de Francisco Franco Bahamonde.
El hombre que lideró el bando rebelde al Gobierno de la República española durante la Guerra Civil (1936-1939) y que impuso un férreo régimen en el que decenas de miles de personas fueron represariadas y fusiladas, se mantuvo en el poder hasta la muerte.
"Si un día dejo el puesto será con los pies por delante", solía decir. Y lo cumplió.
La salud de Franco fue deteriorándose especialmente a partir de 1974. Sufría Parkinson y en su última aparición pública en el balcón del Palacio de Oriente, desde donde solía lanzar sus proclamas, se pudo ver a un hombre tembloroso y sin fuerzas.
Días antes de morir, el 3 de noviembre de 1975, tuvo que ser operado de urgencia en un quirófano improvisado en el Palacio de El Pardo, donde residía. Logró sobrevivir pero aquel fue el principio de un final agónico, pospuesto artificialmente por los médicos.
"Qué duro es morir", llegó a decir en una ocasión.
Los periodistas se afincaron en aquellos días en torno a El Pardo y a la Ciudad Sanitaria de La Paz, donde el dictador murió a los 82 años. Tras muchas horas de espera y muchos partes médicos, convertidos ya en una especie de ritual para la prensa, la madrugada del 20 de noviembre llegó la esperada noticia.
"Franco ha muerto", tituló en portada el diario "ABC" en una edición especial con una imagen del hasta entonces jefe del Estado español.
Tras una dura posguerra en los años 40 y 50, en la que España quedó aislada, y un despertar al desarrollo económico en los 60, a consecuencia del buen momento de la coyuntura internacional, los últimos años de la dictadura de Franco estuvieron marcados por una contestación cada vez mayor de la sociedad, que pedía democracia a gritos.
Pero el miedo y el apego a un régimen de casi cuatro décadas también calaba en una parte de la sociedad, que al día siguiente de su muerte formó largas filas a las puertas del Palacio de Oriente para despedir a su "caudillo", como él se hacía llamar. Muchos lo hicieron con lágrimas.
Cuarenta años después, la figura de Franco sigue siendo controvertida en España. Astuto, poco carismático, codicioso, estadista.... Son algunos de los calificativos que se le atribuyen en las biografías y libros publicados. Estos días, coincidiendo con la efeméride, surgen nuevos volúmenes y revisiones de los que ya estaban en la calle.
Uno de ellos es "Franco. Caudillo de España", firmado por el historiador británico Paul Preston, quien asegura que España ha sido "muy indulgente" con el dictador.
"En Alemania o Austria sería ilegal hablar de Hitler en los términos en que se habla de Franco en España", dijo hace unos días en una entrevista publicada por el diario "Público".
Pero, en general, la figura de Franco ha ido cayendo en el olvido. Buena parte de la población española no había nacido en 1975 y, para muchos jóvenes, es un personaje más de la historia, casi tan lejano como Carlos III.
Las últimas estatuas ecuestres del dictador que quedaban en la vía pública fueron retiradas hace una década a raíz de la llamada Ley de Memoria Histórica, que el Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero aprobó en 2007 para reconocer los derechos de las víctimas de la guerra civil y la dictadura.
Han pasado 40 años desde el llamado 20-N y España es un país muy distinto al de entonces. Sin embargo, todavía hay heridas abiertas a causa del franquismo. Cientos de familiares de víctimas asesinadas y represaliadas durante el régimen siguen buscando los cuerpos de sus seres queridos, que fueron enterrados en cunetas y fosas comunes.
Tras el cierre de la causa abierta en la Audiencia Nacional española por el entonces juez Baltasar Garzón para investigar estas desapariciones, los familiares de las víctimas se aferran ahora a la justicia argentina, que instruye la única causa que actualmente persigue estos delitos, en virtud del principio de Justicia universal.
En el otro lado, todavía quedan algunos -muy pocos- nostálgicos del franquismo. Según destacó la prensa española, coincidiendo con el 40 aniversario de la muerte del dictador está prevista en el país la celebración de más de una docena de misas en su honor.
El Valle de los Caídos, una gran basílica esculpida en la montaña que Franco ordenó levantar al noroeste de Madrid y que costó la vida a muchos prisioneros republicanos, se convierte cada 20 de noviembre en lugar de peregrinación para grupos de ultra derecha, que le recuerdan ante su tumba.
Aquel día de 1975 fue el final de la dictadura franquista, pero también el principio de la llamada Transición, durante la cual se gestó la democracia española.
Dos días después de la muerte de Franco, Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey de España en las Cortes. El propio Franco le había señalado como su sucesor en la jefatura del Estado, en un intento de dejar "todo atado y bien atado" para facilitar la perpetuación de su régimen.
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