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DESHIELO ENTRE DOS ENEMIGOS HISTÓRICOS

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En medio de la duda de si entonar "La Internacional" o "Dios salve a América", una multitud de curiosos se ha congregado en la avenida del Puerto para dar la bienvenida en la bahía de La Habana al crucero estadounidense "Adonia", el primero que llega desde Miami en más de medio siglo. La llegada del barco es el evento inicial de una semana repleta de sucesos novedosos en la capital, símbolo de los nuevos tiempos que corren, como es el desfile de temporada de la marca Chanel por el paseo del Prado y el rodaje en las calles de escenas del filme "Fast and Furious 8".

El buque ha atracado, como si nada, en la vetusta y descapitalizada Terminal Sierra Maestra, edificada en 1914 y única que posee condiciones, incluso mínimas y paupérrimas, para estas naves. El "Adonia" ha llegado con 704 pasajeros a bordo, cerca de la mitad representando a medios de comunicación. Solo han viajado menos de una docena de pasajeros de origen cubano, motivo inicial de discordia debido a que la ley de la isla prohibía la llegada de sus ciudadanos al país por medios marítimos.

La compañía Fathom, filial de la estadounidense Carnival, que opera el "Adonia", lo tuvo difícil entre las protestas de los cubanos residentes en Florida, a los que no se les permitía comprar billete para ese crucero, y la reticencia de La Habana, que terminó por modificar su normativa y ceder pero “solo” para los nacionales que se trasladen en “cruceros”.

En la competencia con otros cruceros por la puja de Cuba, "Adonia" llevaba ventaja porque carece de casinos, prohibidos en la isla casi desde los primeros días del triunfo de la revolución de 1959, al igual que todos los juegos de azar. Uno de los cubanoamericanos del "Adonia", Carlos Orta, vicepresidente de Asuntos Operativos de Carnival, comentó que también espera que en el futuro los cubanos puedan trabajar en sus cruceros.

La gira de Carnival a Cuba incluye una estancia de dos días en La Habana y visitas a las ciudades portuarias de Cienfuegos, el jueves, y Santiago de Cuba, en el sur de la isla. En total será una semana.

A MEDIADOS DE LOS 90

Los cruceros reaparecieron en Cuba a comienzos de los años 90 del pasado siglo cuando las autoridades, ante la caída del muro de Berlín y habiendo perdido el sustento de la URSS, se vieron obligados a abrir el país al turismo en busca de capital. Hasta entonces, eran rechazados por considerarlos generadores de pocas ganancias y muy contaminantes.

Casi de inmediato a la apertura forzada de Cuba, EEUU aprobó la ley Torricelli, que prohibía atracar en puertos estadounidenses a naves que hasta seis meses antes hubieran estado en la isla, lo que en consecuencia espantaba a la mayoría de los cruceros que surcan el Caribe con base en Florida.

Tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas, EEUU aprobó que varias compañías de ferris pudieran atracar en puertos cubanos. La Habana aún no ha otorgado permiso para que eso ocurra, argumentando que no existen las condiciones en los muelles de la isla que faciliten tal propósito y que carece de financiación para emprender tamañas obras.

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