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DAVID CAMERON SE LA JUGÓ EN ESCOCIA Y SE QUEDÓ EN BRUSELAS

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A David Cameron le han adelantado por la derecha. Después de años de abiertas tensiones con Bruselas para contentar a los sectores más tradicionalistas (si no obsoletos) del Reino Unido, el primer ministro in pectore (anunció una dimisión en diferido que se hará efectiva en octubre) se quemó en la hoguera del Brexit, a la que puso los primeros maderos con meses de estudiado desdén europeísta y que, lejos de apagar, alimentó con el error histórico del referendo. Un error que ya había estado cerca de costarle a Cameron muy caro con Escocia. pero que con la salida del Reino Unido de la UE le ha quemado definitivamente.

En el 2013, con su débil gobierno de coalición maniobrando por implantar los recortes con los que se justificó la lucha para esquivar la crisis, Cameron se comprometió a una consulta sobre la permanencia en la UE. Era un guiño hacia los votantes que se filtraban hacia UKIP y otras opciones de extrema derecha. Por el medio, era capaz de lanzar el mensaje de «somos mejores juntos» a los escoceses para ganar por los pelos el referéndum sobre la independencia en el 2014. Su estrategia dual de paternalismo de la city hacia sus vecinos del norte y de inadaptado rebelde hacia Bruselas debió de funcionarle, porque en el 2015, David Cameron, uno de los primeros ministros británicos más impopulares de la historia reciente, logró la mayoría absoluta. Esa posición de fuerza le legitimó para su otra gran consulta a la población: la permanencia en la UE. 

En ambos referendos, Camerón apeló al voto joven. Incluso en el caso de Escocia bajó la edad de participación a los 16 años para ganar. Le funcionó entonces y en la votación del Brexit ha resultado clave el voto de los mayores de 50 años. Ahora, tras su dimisión, Cameron se arroga tres meses para iniciar la traumática transición de un Reino Unido alejado de Bruselas, con las Bolsas y la libra desplomándose a las pocas horas de confirmarse los resultados. Una insinuación del miedo al colapso económico que fue el último recurso de Cameron en su intento de vender la permanencia en Europa. De lado dejó las implicaciones de una campaña ultraconservadora donde los refugiados, la inmigración y las relaciones con los países del sur y sus ciudadanos ocuparon una parte importante del discurso que finalmente acabó por imponerse.

La derrota en el Brexit destapa, ante todo, las contradicciones internas de David Cameron, un euroescéptico que se vio obligado a hacer campaña por el Remain. A la votación que le ha costado el desalojo del 10 de Downing Street le precedieron meses de tiranteces con Bruselas alimentadas por el propio Cameron, hasta forzar un acuerdo con la UE el pasado mes de febrero. Fue un pacto con guiños a las ayudas a trabajadores extranjeros y a una toma de decisiones en temas de política monetaria a pesar de no estar en el euro. No le bastaron a los partidarios del Brexit (consideraron minucias los pactos), ni siquiera al propio premier británico, que poco después confirmaba la fecha de la consulta, pero por lo visto sí llenaron el vaso de Bruselas, que en las horas previas de la votación de este jueves recordaba a Londres: No SIGNIFICA no.  Y ahora Cameron, quemado en su particular hoguera de San Juan, tiene tres meses para aligerar ese golpe.

EL DÍA DESPUÉS

El tren de alta velocidad que desde hace más de dos décadas cruza el Canal de la Mancha uniendo Londres con las principales capitales del continente europeo -también Bruselas- seguirá circulando gane o pierda la opción del Brexit. Pero la Unión Europea seguramente no será la misma, opten por salir o voten por quedarse en el club, y los dirigentes europeos hace días que se preparan para afrontar el temible día después. La fecha del 24 de junio está marcada en rojo desde hace tiempo en la agenda de líderes e instituciones europeas. ¿Qué podemos esperar?

COMISIÓN EUROPEA

El presidente del Ejecutivo comunitario será el anfitrión de la reunión de emergencia que celebrarán los máximos responsables de las instituciones europeas durante la jornada post-referendum. La cita está convocada a las 10.30 de la mañana y en ella están confirmados además de Jean-Claude Juncker, el presidente del Consejo Europeo (Donald Tusk), el de la Eurocámara (Martin Schulz) y el primer ministro holandés (Mark Rutte) en nombre de la presidencia semestral de la UE. El objetivo: evaluar el resultado y ofrecer una valoración común y coordinada. Hasta entonces, los teléfonos del Berlaymont –sede del Ejecutivo comunitario- seguirán echando humo. Juncker habló el miércoles con Matteo Renzi (Italia). Este jueves lo ha hecho con Angela Merkel (Alemania) y el viernes tiene previsto hacerlo con François Hollande (Francia) y otros dirigentes europeos. Todos estos contactos servirán para que Bruselas ofrezca un mensaje común el día después, una vez conocida la reacción de David Cameron. Además, el colegio de comisarios celebrará una reunión el próximo lunes para preparar la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE del 28 y 29 de junio.

EUROCÁMARA

Antes de la reunión de la cúpula europea se reunirá la conferencia de presidentes del Parlamento Europeo, que reúne a los jefes de filas de todos los grupos políticos. Tendrá lugar a partir de las ocho de la mañana y de ahí se espera un primer posicionamiento de los grupos políticos y una comparecencia del presidente Martin Schulz, poco antes de su desplazamiento a la sede de la Comisión. Lo mismo que en el caso del colegio de comisarios, la conferencia de presidentes también podría optar por convocar un pleno de urgencia, en función del resultado, que podría tener lugar el lunes o el martes coincidiendo con las tradicionales reuniones que celebran los grupos políticos antes de cada cumbre.

CONSEJO EUROPEO

Ningún mandatario ni dirigente europeo ha hecho campaña activa contra el Brexit y el silencio ha sido la tónica dominante. Lo contrario, sostienen, hubiera sido contraproducente pero hay dirigentes que no han dudado en enfrentarse al bando del Brexit. Es el caso del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que atacó al lider conservador que simboliza como nadie el Brexit, el ex alcalde de Londres Boris Johnson, por comparar el proyecto de integración europeo con el régimen de Adolf Hitler. “No puedo permanecer callado, demuestra amnesia política”, dijo. El polaco presidirá el próximo martes y miércoles uno de los Consejos Europeos políticamente más importantes de los últimos tiempos. La cita tendría que haberse celebrado esta semana pero fue retrasada por el referéndum. Si los británicos optan por quedarse Europa respirará tranquila. Si gana el Brexit es muy probable que a este encuentro tengan que sucederle otro extraordinario en el mes de julio.

BANCO CENTRAL EUROPEO

Su papel será clave para mantener la calma en los mercados, especialmente, si los británicos votan por salir. Su presidente, Mario Draghi, seguirá la jornada desde Frankfurt y no tiene previsto –al menos de momento- participar en las reuniones al más alto nivel político de Bruselas. “Es una reunión política y el BCE debería mantenerse independiente. Si es necesario habrá llamadas de teléfono. Si alguien tiene que salir de hacer alguna declaración estoy seguro de que tendremos cámaras en Frankfurt”, explican fuentes de esta institución. El banquero italiano ya ha dejado claro que si el BCE tiene que salir al rescate lo hará y que tienen todo el arsenal preparado. “Nos hemos preparado y está todo listo”, aseguraba esta misma semana ante el Parlamento Europeo sobre las medidas que se pueden esperar a corto plazo para mantener la liquidez en los mercados. Lo que no hay, aseguraba, es ningún plan concreto ni compromiso. “No hay nada que podamos decidir, si gana la opción de salir nadie sabe cuáles serán los siguientes pasos a dar”, explican desde la institución.

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