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ANTE LA CANDIDATA DEL PASADO, PEDRO SÁNCHEZ SE VE GANADOR

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Sin complejos, como la heredera natural del PSOE histórico, el de las políticas “transformadoras” del país y el de las míticas victorias, dio Susana Díaz este domingo el pistoletazo de salida a su carrera hacia la secretaría general de su partido, en primer lugar, y a la Moncloa, como meta final. "Por el PSOE y por España", fue su primera justificación.

Lo hizo en un acto en Madrid multitudinario y planificado al milímetro con dos objetivos. El primero, exhibir fuerza, al congregar a casi 9.000 personas de todas las generaciones, unos conocidos y otros militantes de base, que desbordaron el pabellón del Ifema habilitado. El segundo, demostrar capacidad de reconciliación, al situar en las primeras filas a dirigentes históricamente enfrentados como Felipe González y Alfonso Guerra, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón o José Luis Rodríguez Zapatero y José Bono.

Su equipo tuvo dudas de presentarla como la candidata del aparato, pero finalmente las imágenes de Díaz junto a la vieja guardia del PSOE y casi todos los barones socialistas, así como varios alcaldes y exdirigentes protagonizaron el acto. Por no mencionar la carga semántica que supone congregar a diferentes familias a las puertas de una batalla que se prevé encarnizada contra Pedro Sánchez. La adalid de la necesidad de "coser" la organización debido a la fractura provocada por la abstención ante Mariano Rajoy, haciendo alarde de aunar sensibilidades opuestas.

LAS EXPECTATIVAS

Zapatero resumió a la entrada del acto que une al ‘establisment’ en torno a Díaz: “La expectativa de que pueda ganar a Rajoy”. Y sabedora de que su victoria en Andalucía es uno de sus principales activos frente los pésimos resultados cosechados por Sánchez, ella reclamó el apoyo de los suyos para manejar el timón de Ferraz, calle donde se encuentra la sede nacional, pero sobre todo para llevar a su partido hasta las “victorias de Felipe y Zapatero”. “España nos necesita y el PSOE está dispuesto a hacerse cargo”, clamó al principio de su discurso.

Díaz subrayó que tiene “ganas de ganar” en las elecciones, de “reconciliarse con la mayoría social” y alcanzar el poder sin pactos, para diferenciarse de las presuntas intenciones de coaligarse con Podemos de su principal adversario. La presidenta andaluza no le mencionó, como tampoco a Patxi López, pero sí hubo críticas veladas al supuesto proyecto del exlíder cuando defendió un PSOE “autónomo” y que no “imite” al partido morado.

Asimismo, pidió el voto “de quien no esté en el rencor y el resentimiento”, mientras el Sánchez basa su campaña en oponerse a las decisiones de la gestora, en distanciarse del aparato y apelar a las bases descontentas con el pacto con el PP.

Pese a estas pullas, reclamó unas primarias "limpias" y “fraternales”, que no se conviertan en una “carrera de agravios ni de marketing”.

SUS SEÑAS DE IDENTIDAD

Díaz aprovechó su puesta de largo para poner en valor sus señas de identidad: que es andaluza, mujer y de la “casta de los fontaneros”, en referencia a su origen humilde. Asimismo se declaró “apasionada” del PSOE. Pero para ahuyentar la imagen de dirigente manipuladora, señaló que es consciente que el partido no le “pertenece al 100%”, a pesar de que su lema es "100% PSOE".

Hubo apelaciones constantes a  la historia de la formación, pero reconoció que no conseguirá conquistar la Moncloa gracias a los logros pasados, sino por las recetas que defienda ante los tres desafíos del país: la pobreza y la desigualdad, el populismo y los nacionalismos. “Que nadie levante muros ni barreras”, señaló, antes de bendecir “un cambio federal para los pueblos, con sus singularidades, identidades, con una financiación justa, para lograr un país inclusivo y mejor”.

También intervino la militante de Cantabria, Estela Goicochea (alto cargo de la Sanidad en Cantabria), cuya presencia en este acto ha suscitado reacciones contrarias al sentirse muchos jóvenes socialistas cántabros que apoyan a Pedro Sánchez sobre su papel "sorpresa" en este acto de Madrid.

También expresaron su apoyo la exministra con Felipe González y del sector ‘guerrista’ Matilde Fernández, y Eduardo Madina, el candidato que Díaz no apoyó cuando en el 2014 se enfrentó a Sánchez. El diputado vasco fue muy aclamado al señalar que este domingo, en el pabellón del Ifema, se escribía “la reconciliación” del PSOE. Ella y sus apoyos, todos proyectando la misma imagen.

PEDRO SÁNCHEZ POR UN PSOE DEL SIGLO XXI

Pedro Sánchez se ve ganador de las primarias del PSOE, o al menos eso es lo que quiso transmitir a las más de 2.000 personas que abarrotaron el pabellón deportivo de Burjassot, una localidad pegada a València. El exsecretario general apuntó sin dudar que la militancia castigará a la gestora socialista por facilitar la investidura de Mariano Rajoy. "Los militantes que no fueron escuchados el 1 de octubre para decidir la abstención de Rajoy vaya si van a ser escuchados ahora. Esta fuerza es imparable, este proyecto va a ser el mayoritario", sentenció.

"La abstención no ha cambiado nada, veo a los jóvenes emigrar, a los padres parados de larga duración, a Bárcenas en la calle y a Rajoy en la Moncloa", lamentó. Y para intentar concentrar todo el voto "antiaparato", agrupó a Susana Díaz y a Patxi López en una misma corriente antigua y afín a la gestora. "Habrá muchos candidatos, pero aquí solo hay dos opciones, el PSOE del siglo XX o el del siglo XXI; el de la abstención a Rajoy o el que quiere la militancia y los votantes; un partido de izquierdas, creíble y autónomo", extremó. "El PSOE estará enfrente, no al lado ni debajo del PP", remachó.

Sánchez contraprogramó con su mitin la presentación de la candidatura de la presidenta de la Junta y todo su equipo se esforzó en subrayar las diferencias entre ambos, pues la suya, dijo, es "la candidatura de la militancia". Para refrendar esa idea, las dos primeras canciones que tocó la charanga cuando empezó a calentar el ambiente fueron "La Internacional" y "Paquito el Chocolatero". Compromiso, fiesta y muchas camisetas rojas con el perfil del candidato, que se vendían a cinco euros en la puerta.

SIGUE EL "CROWDFUNDING"

En la misma mesa, una hucha aceptaba donativos para la campaña, el "crowdfunding" de toda la vida, que la gestora ha impugnado. Todo en dos carpas con el logo del PSOE, porque, a diferencia de su acto de reaparición en noviembre en la cercana Xirivella, que tuvo algo de encuentro clandestino, este domingo Sánchez recuperó los símbolos del partido. De hecho, hizo de la unidad uno de los ejes de su discurso. Apuntó que sería leal en caso de perder: "Porque yo sé lo que es ser un secretario general cuestionado internamente, y eso no puede volver a pasar". Pero se dio por ganador.

"El día después de las primarias seré el secretario general de los 180.000 afiliados, hayan votado a quien hayan votado", afirmó. Sánchez pidió juego limpio y no nombró a Díaz, aunque aprovechó un guiño a la Comunitat Valenciana para deslizar una crítica a la presidenta andaluza por su reciente alianza con Aragón para potenciar el ramal central alternativo del Corredor Mediterráneo. "Valencia nunca más será marginada, será eje del Corredor", apuntó.

No fue el único avance que hizo de la que cree que será su segunda etapa al frente del partido. "Habrá un "sí" a la unidad del PSOE y un "no" a los presupuestos de Rajoy", señaló. "Conmigo como secretario general todo el mundo va saber lo que va a pasar: una oposición útil pero contundente. No habrá votos socialistas para políticas de derechas", afirmó Sánchez, que hizo un guiño a la posibilidad de volver a intentar un gobierno alternativo. "Vamos a unir al PSOE para unir a la izquierda, derrotar al PP y recuperar este país", avanzó. Eso sí, recordó a Pablo Iglesias que "si los que pudieron hubieran querido hoy habría un Gobierno progresista".

LOS MENSAJES A CATALUNYA

Consciente de que buena parte de sus opciones pasan por un apoyo masivo de los socialistas catalanes, dejó varios mensajes con destino a Catalunya. "Si hoy tenemos una crisis en Catalunya, tiene mucho que ver con lo que hizo Rajoy con el Estatut y lo que está haciendo ahora, que es nada", resaltó antes de alabar a los socialistas catalanes: "En los dos años que hemos estado al frente del partido lo único que he visto del PSC es su lealtad con el partido y con España".

Su equipo de fieles, con los diputados Odón Elorza y el anfitrión José Luis Ábalos a la cabeza, aguantaron de pie tras él un discurso que tuvo que alargar para intentar entrar en los primeros minutos de los informativos de mediodía. Para conseguirlo tuvo que hacer un largo recorrido que pasó por los refugiados, el IBI de la Iglesia, el feminismo, la juventud e incluso la ley de una muerte digna. Con el mensaje hacia el exterior ya colocado, tocaba cerrar con otro para los presentes y el pabellón se llenó de puños en alto para corear el bis de "La Internacional".

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