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TAREA COMPLEJA LA QUE AFRONTA EL CONSEJERO JESÚS ORIA

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HACE  CASI CUARENTA AÑOS cuando comenzó a debatirse la autonomía de Cantabria y estaba claro que se recuperaban las libertades, uno de los debates más repetidos en nuestra comunidad se refería a la ganadería y las dificultades que se derivarían del ingreso de España en la CEE, un objetivo al alcance en cuanto nuestro país se incorporara a las naciones democráticas. Eso ocurrió en 1985 cuando después de negociaciones complejas España ingresó en la Comunidad Económica Europea. Para entonces, el declive de nuestro sector primario ya se percibía y la estadística anunciaba que primero desaparecería el obrero mixto, posteriormente las explotaciones medias hasta quedar solo aquellas grandes explotaciones con al menos cien cabezas de ganado de leche. 

Sobre la situación de nuestro sector ganadero, sólo hay que acudir a la feria de los martes/miércoles a Torrelavega para comprobar cómo está descendiendo el sector, que si hace cuarenta años representaba un tercio de nuestra economía productiva, hoy ha cedido muchos dígitos y gran parte de su protagonismo. 

Jesús Oria es el consejero que tiene entre sus competencias la Ganadería, sector que, sin embargo, ha cedido posiciones respecto a otras funciones como pueden ser la pesca o la alimentación. En relación a la Ganadería, tanto la Unión Europea como el Ministerio competente del Gobierno central mantienen un control sobre su situación, con especial incidencia en las tradicionales enfermedades ganaderas que, lamentablemente, se mantienen desde hace décadas como la brucelosis.

La situación de la ganadería ahora mismo es la que ya se anticipaba hace cuarenta años: el precio de la leche bajo mínimos -en Galicia las manifestaciones de los ganaderos son constantes- y el control comunitario de las enfermedades bovinas no deja resquicio alguno. Entendemos, por supuesto, las quejas de los ganaderos que al confirmarse un positivo en su explotación, pierden una parte de su valioso patrimonio al que se dedican con honradez y sacrificio. Ante estas situaciones, controladas en todo momento por las autoridades comunitarias, lo que urge es un activo trabajo administrativo para que las indemnizaciones lleguen cuanto antes a los ganaderos afectados, prioridad en la que viene trabajando el equipo de Oria.

No es fácil en estas circunstancias la cartera que engloba la ganadería, más cuando Cantabria ha sido siempre la enseña de la ganadería nacional. De ahí que el objetivo sea evitar un mayor deterioro en el sector y activar los mecanismos de ayudas a este colectivo que sigue dando prestigio a Cantabria.

Mientras la ganadería ha ido perdiendo efectivos, el campo de la alimentación va ganando protagonismo y se puede afirmar que se han realizado auténticos milagros que están creando empleo y marca Cantabria. En esa línea de trabajo debe continuarse con el fin de generar posibilidades que tienen mucho que ver con la riqueza del campo de nuestra comunidad.

Estas reflexiones tienen como finalidad comprender la situación injusta que viven las familias ganaderas y celebrar al tiempo que todos los días se busquen milagros en el campo de la alimentación.  Sin duda, el consejero Oria es el primero -así lo pensamos y afirmamos- en sufrir personalmente las adversidades por las que atraviesa un sector que ya hace cuatro décadas se anunciaba su final.

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