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EL PP DE ÍÑIGO DE LA SERNA Y BURUAGA, CAMINA HACIA EL PRECIPICIO

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MARÍA JOSÉ SÁENZ DE BURUAGA es el primer problema que tiene el PP desde el XII Congreso del partido. Si por su tozudez de mantenerse en el cargo a pesar del "pucherazo" que ella misma y sus partidarios dieron en el cónclave popular, se mantiene hasta más allá de este año, el PP pasará a ser un partido definitivamente roto y condenado a ser el segundo partido de Cantabria. Rechazada a pesar de las amenazas por nueve de los trece diputados regionales del PP (solo tres la apoyan, en concreto, Ildefonso Calderón, Íñigo Fernández y Urrutia de los Mozos), la pregunta es más que evidente: si no es capaz de gobernar el PP, ¿a que espera para dimitir? Esa sería la salida racional de un demócrata: por amor al partido poner a su disposición el cargo que ostenta.

Sáenz de Buruaga gobierna (o mal gobierna) el PP con un grupo de fieles y un ministro desde Madrid (Íñigo de la Serna), causante de este grave perjuicio al PP cántabro en su deseo de que alguien (Sáenz de Buruaga), apacentara las ovejas para él decidir los puestos que se le antojen en el futuro. En realidad, Buruaga es sólo una "suplente" De de la Serna es su deseo de dirigir el PP de Cantabria desde Madrid.

La respuesta a la situación planteada es clara: más de una veintena de alcaldes han dicho por activa y por pasiva que no la aceptan; no menos de cincuenta líderes en la oposición también se han decantado en su contra y, ahora, nueve de los trece diputados regionales. Así las cosas, ¿a que espera para dimitir y evitar así el camino por el que quiere transitar del palo y la zanahoria, advirtiendo a sus opositores con medidas disciplinarias?. Lo que ella aplica a sus opositores, vale para la señora Buruaga: si tanto quiere al partido, si está -como dice- al borde de una ruptura brutal, ¿por qué no dimite en favor de los colores peperos?

Sáenz de Buruaga tiene mucho que esconder y callar. Ahí está su cargo "honorífico" de vicepresidenta segunda del Parlamento del que no ha dimitido cuando reclamó la portavocía, en el que gana más miles de euros al mes que cuando fue consejera de Sanidad y vicepresidenta en el Gobierno de Ignacio Diego. Su estrategia ha sido, pues, la de que nadie la toque sus ingresos y mejor en la Mesa, aun cuando alcanzara el puesto desalojando del mismo a su compañero Luis Carlos Albalá.

Buruaga tiene un final dramático en política. Que la cesen para dar paso a una gestora después de un "pucherazo" que varios miles de militantes y la gran mayoría de cargos públicos han rechazado. Pensó que con el apoyo mediático que tenía -y sigue teniendo- de El DM era suficiente para pastorear el partido en nombre de De la Serna. Se ha equivocado y avanza hacia el precipicio. Jamás pensaron que ya en puertas de junio, el partido presentara la actual situación, al entender que el tiempo solucionaría las discrepancias. Pero no ha sido así. Consciente de que el PP se hunde, parece preferir que sea con ella de capitán.


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