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DELIA LAGUILLO, OBJETIVO DE UN PLAGISTA

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De nuevo el “ayatolá” supuestamente contra el plagio, el colaborador de El Diario Montañés, Raúl Gómez Samperio, ataca de nuevo. Utilizando las páginas del periódico en el que escribe, Samperio ha vuelto a disparar contra todo el que se mueve en la Sociedad Cántabra de Escritores (SCE) a la que por decisión personal ya no pertenece desde hace varios meses, evitando así ser expulsado, expediente que fue anunciado y aprobado en una reciente Asamblea General en lo que era ya un deseo expresado por más de las dos terceras partes de los asociados.

Entendemos que hay que escribir las verdades de tanto acoso y menosprecio hacia compañeros que hasta hace poco tiempo alababa, indicando de entrada que causó baja pocas semanas después de perder las elecciones ante el actual presidente, Marino Pérez de Avellaneda. Pero anteriormente, en dos ocasiones, había perdido frente a Delia Laguillo, en una ocasión la que fuera presidente le derrotó de manera estrepitosa. De tal calibre fue el resultado, que dos años después Samperio no se presentó con lo cual Delia Laguillo fue proclamada presidenta sin necesidad de votar.

Hacer unas risas en torno al plagio como hace el señor Gómez Samperio en un reciente artículo en El Diario Montañés sobre la primera Socia de Honor de la Sociedad Cántabra de Escritores está al alcance de cualquier mezquino que no afronta y, además, oculta la verdad. Delia Laguillo fue elegida Socia de Honor en una Asamblea General con una abrumadora votación a favor, tres o cuatro abstenciones y un voto en contra, el del señor Samperio.  Como presidenta fue reelegida en dos ocasiones, alcanzando seis años en el cargo, y anunciando que no deseaba seguir, cuando la gran mayoría de asociados estaban a favor de su continuidad por la excelente labor que realizó. De las buenas iniciativas que llevó adelante ahí está el Día de las Letras de Cantabria que se celebra todos los años el 19 de febrero, día de San Beato de Liébana, primer escritor cántabro. Un acto en el que se homenajea, además, a escritores que habiendo fallecido hace cien o cincuenta años,  sus nombres y obra, en la mayoría de los casos, es desconocida.

No le vale al señor Gómez Samperio que la Asesoría Jurídica de la Asociación Colegial de Escritores de España, dictara en un comunicado que no existía plagio donde él denunciaba que sí. Aquel dictamen jurídico debió cerrar la polémica abierta por el señor Samperio, pero este señor, primero, desde dentro, y ahora desde fuera, sigue lanzando acusaciones sin fundamento alguno. De presunto plagio fue precisamente denunciado el señor Gómez Samperio –tanto en textos e imágenes- en una Asamblea General por el actual presidente, sin que pudiera rebatir toda una cadena de posibles plagios por él desarrollados y que se demostraron en la Asamblea citada con datos difícilmente contestables. Ahora, aprovechando que el plagio está de actualidad, vuelve a arremeter desde una soberbia fuera de lugar, atropellado a personas dignas que vienen realizando una fructífera labor a favor del colectivo de escritores de Cantabria.

Entre otras majaderías, define el señor Samperio a la Sociedad Cántabra de Escritores como Sociedad de No-Escritores. Mayor necedad es imposible. Entre los socios de la SCE hay licenciados, educadores, doctores, académicos y, en general, profesionales que sienten el arte de escribir, además de expresarse a través de otras manifestaciones artísticas, que superan el centenar. En lo que va de año, estos escritores –mujeres y hombres- son autores de más de treinta obras escritas –alguna ha obtenido un reciente premio nacional-, además de la edición –un nuevo año más- de una obra colectiva abierta a todos los asociados dispuestos a colaborar con sus creaciones literarias que, por cierto, son muchos. Por su esto fuera poco, a uno de nuestros ilustres asociados se le acaba de dar su nombre a una biblioteca pública, precisamente por escribir con rigor y responsabilidad.

Por todo ello, es evidente que al señor Samperio habría que pedirle –aunque puede hacer lo que se le antoje- menos rencor y más ecuanimidad. Porque poniendo todas las cartas sobre la mesa, pedimos que en el mismo medio en el que escribe difunda que ha recibido un burofax de un abogado previo a una demanda en la que se le reclame nada menos que haber secuestrado (por no decir robado),  el dominio de la página web, su dirección y contenidos  cuando era secretario de la SCE y a quién la Junta Directiva de entonces- presidida por don Luis de Escallada, Socio de Honor- le hizo responsable de su mantenimiento dándole los códigos para dicho trabajo; códigos que una vez cambió no quiso devolverlos cuando el presidente y la directiva se los solicitó reiteradamente. En consecuencia, que se explique.

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