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José Vicente Mediavilla, vapuleado por el CGPJ: una salida de la política por la puerta de atrás

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JOSÉ VICENTE MEDIAVILLA ha salido de la política cántabra por la puerta de atrás, vapuleado por el Consejo del Poder Judicial en el que sólo consiguió 3 de los 21  votos para su insensata ambición de magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, puesto que finalmente ha sido adjudicado a la letrada Paz Hidalgo, que obtuvo la mayoría absoluta. Por su parte, la candidata del PSOE no obtuvo respaldo alguno, lo que pone de manifiesto que la candidatura de Mediavilla era parte del pacto PRC-PSOE para después de las elecciones del 22-M.

La obsesión de Mediavilla por alcanzar un puesto en la judicatura ha sido uno de los temas polémicos de la campaña que ha dañado a su partido más de lo que consideran los estrategas del PRC. Su acción de aspirar al puesto de magistrado sin dejar la política, representaba una cara dura impresionante; nada menos que intentaba como secretario general del PRC en Santander, consejero y diputado, llegar a magistrado sin apearse con tiempo y distancia de estos tres cargos partidistas. Pensaba para sonrojo general, lograr un récord: pasar del legislativo y del ejecutivo al judicial de manera automática, sin pausa alguna. El descaro solo tiene un nombre: impresentable. Pero también lo fue del Gobierno de coalición al no asumir su dimisión o cesarle de inmediato.

El PRC ha pecado, sin duda, de actitudes en algunos casos polémicas  y en este tema se dejó arrastrar por las ambiciones de José Vicente que desde que desveló su ambición desapareció de la escena política, pero no de los cargos, del coche oficial y de intentar mover en lo posible los hilos políticos de su partido al llevar como candidato a Fuentes-Pila, su hombre de confianza, que como era de esperar perdió votos y concejalías.

Sin duda, Mediavilla ha hecho un daño inmenso a su partido. El último dato está fresco: después de controlar las Casas de Cantabria en el exterior y destinar a sus objetivos algunos millones de euros, de los casi treinta mil emigrantes cántabros censados, sólo 800 ejercieron el voto. ¿Donde quedó la campaña institucional que tenía la obligación de realizar desde la Consejería encargada del proceso electoral?.

Es palmario que José Vicente hizo campaña para llegar como magistrado al TSJC. Bien analizada, su paso por Justicia ha sido como su competencia en Urbanismo: sencilla y llanamente un desastre. Si bien habría que reconocer que mejoró las dotaciones de algunos juzgados, fruto del dinero recibido de la transferencia, no logró que se acabaran las dilaciones indebidas en las sentencias, uno de los grandes lastres de nuestra justicia, además de su discutible objetividad en asuntos bien conocidos.

Desde nuestra perspectiva, Mediavilla no ha gestionado bien una competencia que siempre debió quedar en manos de la Administración central, sino que su protagonismo fue tal que no paró en hacerse fotos con jueces y el presidente del TSJC en una actitud de promoción. Pero todo fue inútil. Cuando se presentó a magistrado el rechazo fue total de todas las asociaciones de fiscales y magistrados, quedando vencida su candidatura. La muerte súbita le llegó cuando el juez de Castro Urdiales que investiga irregularidades urbanísticas, evacuó una petición de informe a la Fiscalía sobre el ahora consejero de Presidencia y Justicia en funciones por presunto favoritismo -según la acusación- a un pariente que ganó en un pelotazo nada menos que seis millones de euros. El tema sigue pendiente y el consejero está en la picota por esta acusación, sobre todo si se confirmara que autorizó la calificación urbanística sin informe medioambiental, gestiones todas -según la acusación- que se realizaron en apenas un mes.

En fin, que venció el principio de Montesquieu sobre la separación de poderes. Ayer, con este vapuleo a Mediavilla, hemos ganado todos. Sobre todo la justicia y la responsabilidad democrática.

No hay espacio para comentar las declaraciones de Gorostiaga sobre la derrota del PSOE en las eleciones de 22-M. Apunta a todos -a los críticos que casi expulsó del partido- de su desgracia cuando las razones de su fracaso se resumen en una frase: su imagen estaba muerta electoralmente.Blanco obtuvo 16 escaños en 1991; Ángel Duque, 14 en 1999. Ahora, Gorostiaga la mitad de Duque con 7 escaños. Y este rércod lo ha conseguido desde el poder. Triste panorama y que pena que deja el poder después de prometer !nada menos que 25.000 empleos¡.

LIBERTO

 

  

 

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