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El futuro marido llega demasiado borracho al altar, el cura no les casa y la novia se esfuma

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Dicen que las bodas no suceden como uno espera, ya sea por nervios, por inseguridades o por demasiadas expectativas. Pero esta ha sido desastrosa: el novio borracho y el cura negándose a casarlos. ¿Conclusión? "Novia a la fuga 2". El novio, de 41 años, se iba a casar en una preciosa iglesia de Australia. El problema fue que llegó bebido y, debido a la embriaguez del futuro esposo, el reverendo de la iglesia de Adelaida no quiso llevar a cabo la ceremonia. En ese momento, el novio se enfadó tanto, que la policía tuvo que intervenir en el lugar y llevarse a comisaría al "futuro marido". Viendo el panorama, la novia no apareció por la capilla.

Esto es lo que sucedió el pasado mes de febrero cuando Jacob Francis Brookes iba a casarse con la que seria su compañera de viaje para el resto de su vida. Hace una semana, el australiano acudió a declarar en los juzgados, acusado de desorden público y resistencia a la autoridad. En la declaración, Brookes aseguró, según el diario Metro, que no iba borracho. "Tomé tres cervezas y dos chupitos de whisky, eso no es ir borracho".

Después de todos los incidentes, el novio también declaró, a la salida de los juzgados, que no se iba a rendir y que insistiría para recuperar a la que, hasta entonces, fue su prometida. "He estado soñando durante días y días y días con su blanco vestido de novia y viéndola caminando hacia el altar", confesó a los periodistas. Por último también añadió que el día anterior celebraron su despedida de soltero y que era normal que bebieran un poco. "Ella quiere lo mejor para mi... Tuve la despedida de soltero la noche anterior, quiero decir, venga va! Todos los hombres estaban allí".


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