Al madridista Cristiano Ronaldo no parece pesarle demasiado que su equipo se haya quedado sin títulos, ni la ruptura con la modelo Irina Shayk. El jugador lleva ya varios días disfrutando de las vacaciones en Saint Tropez, en el yate del multimillonario británico sir Philip Green, propietario de Topshop, en cuya cubierta ya se le ha pillado bailando con un bañador amarillo, marcando abdominales y presumiendo de cuerpazo junto a su también musculado grupo de amigos.

Ahora los paparazis han vuelto a cazarlo en unas imágenes que parecen hablar por sí solas alimentando aún más los recurrentes rumores sobre su supuesta ambigüedad sexual. En una de ellas, el portugués, con traje de baño rojo, aparece abrazándose cariñosamente a un amigo. No han sido las únicas fotos comprometidas de Cristiano en la costa Azul pues se le ha inmortalizado orinando en la calle y dejándose untar la espalda con protector solar por otro de sus amigos. No fuera a quemarse.