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ESPAÑA Y SU PENOSO ADIÓS A LA EUROCOPA

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España afronta una nueva era, deprimida y sumida en la incertidumbre. El batacazo en el Mundial de Brasil y el fracaso en la Eurocopa  obligan a abrir una transición profunda que alumbre una selección con la mirada puesta ya en la gran cita de Rusia de 2018. Sin tiempo para rasgarse las vestiduras después del repaso de la escuadra azzurra, la federación, a su pesar, debe ponerse manos a la obra para buscar un sustituto a Del Bosque, el entrenador que recogió con éxito hace ocho años el legado de Luis Aragonés, pero que se ha desgastado hasta quedar muy debilitado. El futuro, como siempre que se acaba un ciclo, se presenta incierto.

Esta vez, a diferencia de lo que ocurrió en el 2008, cuando Luis Aragonés cedió el testigo, el relevo será traumático porque la herencia está envenenada. Y es que en septiembre comienza ya la fase de clasificación para la Copa del Mundo. Sería injusto deslegitimar ahora por completo el trabajo de Del Bosque, quien elevó a España a unas cotas de gloria inimaginables en Sudáfrica y en Polonia y Ucrania, pero el fútbol no vive del pasado.

Decisión de dejarlo

Del Bosque aterrizó en Francia hace dos semanas con la firme decisión de pasar página pasara lo que pasara en la competición. Sin embargo, las presiones de la federación para que continuara y su sentido de la lealtad hacia los dirigentes que le mantuvieron en el cargo hace dos años tras el fiasco de Brasil parecen haberle devuelto las dudas. Al menos, esa sensación transmitió el lunes en la sala de prensa de Saint-Denis, en el que era el escenario perfecto y el momento adecuado para anunciar públicamente su adiós. No lo hizo y dijo que debía hablar con el presidente de la federación para adoptar la resolución que más convenga. Su ambigüedad ha disparado las especulaciones, pero la desvirtuada imagen del equipo son dos pesadas losas que ni la federación ni él mismo podrían soportar a largo plazo.

Silva declaró que no se imaginaba la selección sin Del Bosque. Piqué aseguró que el técnico se había ganado el derecho a decidir su futuro. Ambos reconocían a su manera la importancia para España del salmantino, con el que se proclamaron campeones del mundo en 2010 y de Europa en 2012 y con el que también iniciaron el declive en Brasil. Demorar la despedida supondría generar más ruido del necesario. Dejar en el aire la decisión, como hizo Del Bosque, transmite cierta sensación de apego al banquillo que no encaja con su personalidad.

La federación llegó a estudiar la posibilidad de pedirle al seleccionador que siguiera hasta las elecciones a la presidencia, en noviembre, en un intento de conseguir algo más de tiempo, pero complicaría aún más la transición. Con esta atmósfera el horizonte amenaza tormenta.

 Ernesto Valvede era el favorito de la Federación para sustituir a Del Bosque, pero ha renovado con el Athletic y ha obligado a sus responsables a manejar otras alternativas. Julen Lopetegui emerge como opción por su experiencia en la sub-21, con la ganó el Europeo de 2013. Caparrós sin equipo tras rechazar varias ofertas, es otro de los candidatos, al igual que Marcelino García, preparador del Villarreal, y Paco Jémez, quien se ha comprometido con el Granada pero que tendría la posibilidad de dejar el club nazarí si la federación llamara a su puerta. El abanico podría ser más amplio.

La era Del Bosque se aproxima a su fin y parecía evidente que la gestión de su legado iba a ser problemática después de la Eurocopa. Si ya es complicado investir a un heredero en plena ola de éxitos, lo es aún más cuando el panorama se presenta tan oscuro, con los principales baluartes del equipo en la treintena o por encima de ella y con el relevo generacional a medias. El fútbol no da tregua y castiga las dudas. Y ahora mismo España es un mar de ellas


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