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El copiloto kamikaze estaba de baja y lo ocultó a la compañía Lufthansa para la que trabajaba

Según ha informado este viernes la fiscalía alemana que investiga la tragedia y que ha hallado en casa de Lubitz documentos que muestran que el joven se estaba medicando.

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26-03-2015
 

El copiloto del Airbus A320 de Germanwings Andreas Lubitz, que estrelló deliberadamente el avión cuando sobrevolaba los Alpes, estaba de baja y recibía tratamiento médico para sus problemas psiquiátricos y ocultó a la empresa su enfermedad, según ha informado este viernes la fiscalía alemana que investiga la tragedia y que ha hallado en casa de Lubitz documentos que muestran que el joven se estaba medicando.

Los investigadores han encontrado, "rotos, papeles de bajas médicas", algunos con "la fecha del accidente", el 24 de marzo, y documentos que prueban que "tenía una enfermedad y el tratamiento médico correspondiente". La fiscalía de Düsseldorf no ha precisado la naturaleza de esa "enfermedad".

Estos documentos "apoyan la tesis" de que Lubitz "ocultó su enfermedad a Germanwings y a su entorno profesional", ha explicado el fiscal Ralf Herrenbrück.

"EPISODIO DEPRESIVO PROFUNDO"

Este dato se conoce después de que el diario 'Bild' haya publicado que Lubitz tuvo que dejar la formación como piloto de Lufthansa en el 2008 porque tuvo "ataques de pánico y crisis de ansiedad" y en el 2009 sufrió un "episodio depresivo profundo". 'Bild' ha tenido acceso a informes médicos de la autoridad alemana de supervisión de transporte aéreo, la Luftfahrtbundesamt (LBA). Este organismo, añade el rotativo, transmitió toda esta información a Lufthansa, que sabía del estado mental del joven.

Con una portada en la que utiliza el término 'AMOK' (alusivo a un síndrome consistente en una espontánea explosión de rabia salvaje que hace que el afectado mate indiscriminadamente) y califica a Lubitz de "piloto psicópata',, 'Bild' relata que tras el episodio depresivo, Lubitz recibió tratamiento psiquiátrico durante un año y medio. Y revela que la escuela de aviación de Phoenix (EEUU) donde los pilotos de Lufthansa realizan un stage de formación le calificó como "no apto para el vuelo" y recomendó un "seguimiento médico regular especial" para él.

Según 'Bild', este documento será enviado a los investigadores de Francia una vez haya sido examinado por las autoridades alemanas.

HABÍA ROTO CON SU NOVIA

En el Reino Unido,'The Times' también afirma que Lubitz tenía un historial de depresión y que estaba pasando por "una crisis personal" y, como 'Bild', también sostiene que Lufthansa estaba al corriente de los problemas emocionales del copiloto.

Según algunos medios, el copiloto acababa de romper con su novia, con la que salía desde hacía siete años, compartía casa en Düsseldorf y con la que había hecho planes de boda para el año que viene. El 'Daily Mail', asegura, por su parte, que Lubitz aún estaba recibiendo tratamiento psiquiátrico. "Hasta el día antes del accidente", apunta el diario británico.

SILENCIO DE LUFTHANSA

Estos datos van más alla de los ofrecidos por Lufhtansa hasta ahora, que guarda silencio respecto a estos últimos datos. El presidente de la aerolínea, Carsten Spohr, explicó el jueves que Lubitz interrumpió su formación en el 2008 "durante un tiempo" pero no dio explicaciones sobre los motivos. Más tarde el joven retomó su formación, superó todos los tests y en el 2013 empezó a pilotar los Airbus A320.

"Pasó todas las pruebas y los exámenes médicos. Estaba capacitado al 100% para volar sin restricciones", afirmó Spohr.

Andreas Lubitz, el copiloto del Airbus A320 que se estrelló el pasado martes en los Alpes franceses y en el que perdieron la vida 150 personas, había padecido algún episodio de depresión, algo que conocía la compañía aérea Lufthansa, para la que trabajaba desde septiembre del 2013 a través de su filial Germanwings. Según informa The Times, la compañía aérea alemana conocía este detalle, ya que durante su formación en la escuela de vuelo, Lubitz fue suspendido durante unos meses debido a este problema de salud mental.

Este mismo jueves, Carsten Spohr, el presidente ejecutivo de Lufthansa, confirmó que hace seis años, el por entonces todavía aspirante a piloto, había sido apartado del proceso de formación durante medio año, pero sin confirmar las razones. Sin embargo, Spohr defendió que a posteriori Lubitz había aprobado la formación sin ningún problema, que era «apto al cien por cien» y mostró su plena confianza en los programas de selección de personal con los que trabaja su compañía, aunque no descartó algún cambio.

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Lubitz tenía 27 años y era originario de Montabaur (un pueblo de unos 13.000 habitantes entre Düsseldorf y Frankfurt), en la región de Renania Palatinado. El copiloto acumulaba tan solo 630 horas de vuelo. «Vivía con sus padres en Montabaur y también tenía una vivienda en Düsseldorf», aseguraba a la agencia DPA Gabriele Wielands, la alcaldesa del pueblo. La madre de una amiga de Lubitz aseguró al diario Franfurter Allgemeine que además de depresión, este también había padecido el síndrome de burnout.

 

La investigación de la catástrofe aérea dio ayer un giro desde que el fiscal de Marsella, encargado del caso, interpretó la actuación del copiloto, que se negó a abrir la puerta de la cabina al comandante una vez que este había salido, indica que tenía la «intención de destruir el avión». Según los primeros datos aportados por la caja negra del Airbus A230, el copiloto esta vivo hasta el momento de la colisión y, según las primeras pesquisas de los expertos, su respiración, que se escuchó hasta el final de la grabación, era tranquila.

Para los conocidos de Lubitz, la posibilidad planteada por la Fiscalía francesa «fue como un golpe en la cara». Todos le describían como una persona alegre, educada y amable, «un tipo completamente normal», en palabras recogidas por Europa Press de Klaus Radke, director del club local del vuelo en el que el copiloto obtuvo su primera licencia, a donde Lubitz regresó el pasado otoño para un curso de actualización. «Andreas era un joven muy agradable que recibió su formación aquí y que era miembro del club», explica Ruecker. «Nos los pasamos muy bien, aunque a veces quizá era un tanto silencioso. Era un chico como otro cualquiera aquí», añade.

 

©GrupoDiariocrítico/agencias/redacción
 El fiscal de Francia en Marsella, Brice Robin, encargado de la investigación, ha indicado que el copiloto estaba al mando del aparato tras salir de la cabina el piloto y que a continuación accionó el seleccionador de altitud iniciando el descenso.

   La interpretación de la actuación del copiloto, que se negó a abrir la puerta de la cabina al piloto una vez que salió, indica que tenía la "intención de destruir el avión".

   Así lo han revelado los datos de la primera de las cajas negras, en las que se puede escuchar al piloto llamando a la puerta para que se la abriera el copiloto, algo que no sucedió. Según ha aclarado, se escucha un ruido de respiración hasta el final, lo que indicaría que "el copiloto estaba vivo".

   Robin asegura que en estos momentos "no hay nada que haga pensar en un atentado terrorista". El fiscal ha explicado que en los últimos minutos antes de que el avión chocara contra el suelo se escucha al copiloto "respirar con normalidad", lo que indica que seguía vivo y "a priori" no sufriría ningún problema.

   Pese a los reiterados golpes del piloto desde fuera, "no se escucha absolutamente nada" en el interior de la cabina, al margen de la respiración, "durante los diez últimos minutos". "Había silencio total", ha subrayado.

   El fiscal ha considerado que el copiloto accionó de forma intencionada el descenso del aparato.

   Aunque el fiscal no ha querido revelar las identidades de los dos pilotos y sólo dio sus iniciales, el diario 'Bild' ha informado este jueves de que se trata de Patrick S., un padre de dos hijos que volaba desde hace unos 10 años con Lufthansa y Germanwings, y el copiloto era Andreas Lubitz, de 28 años, residente en Montabaur, en Renania-Palatinado y que se formó como piloto en Bremen.


Andreas Lubitz

   El fiscal ha dicho no tener más detalles sobre la etnia o la religión a la que pertenecería Lubitz, si bien ha asegurado que no estaba en la lista de terroristas buscados. Según ha explicado, la Gendarmería francesa, en colaboración con las autoridades alemanas ya están investigándole y seguramente se interrogará a su entorno más cercano para tratar de aclarar lo sucedido.

   Robin ha explicado que en los últimos minutos antes de que el avión chocara contra el suelo se escucha al copiloto "respirar con normalidad", lo que indica que seguía vivo y "a priori" no sufriría ningún problema.

   Pese a los reiterados golpes del piloto desde fuera, "no se escucha absolutamente nada" en el interior de la cabina, al margen de la respiración, "durante los diez últimos minutos". "Había silencio total", ha subrayado. 

Uno de los pilotos del avión que se estrelló el martes en Francia salió de la cabina y no pudo volver a entrar, según la grabación de la caja negra recuperada a la que habría tenido acceso The New York Times, mientras los equipos de rescate reanudan este jueves la búsqueda y recuperación de los 150 fallecidos en el accidente aéreo en el que han peridod la vida 150 personas, 51 de ellas españolas. 

Una fuente militar que participa en la investigación de la tragedia, no identificada por el diario, dijo que según las grabaciones de audio conocidas uno de los pilotos del avión de Germanwings que había salido de la cabina llamó a la puerta para reingresar pero "nunca hubo una respuesta".

"Se puede escuchar que está intentando echar abajo la puerta", dijo el investigador sobre los momentos previos a que el avión, que había despegado de Barcelona, se estrellara en los Alpes franceses, indica el Times en la nota, fechada en París.

La tragedia causó la muerte de 150 personas, la mayoría alemanes, españoles y franceses, incluidos seis miembros de la tripulación. El avión tenía por destino la ciudad alemana de Düsseldorf.

Los investigadores informaron hoy de que se ha podido recuperar la grabación sonora de lo sucedido en la cabina antes de que el avión se estrellara, y esperan recuperar una segunda caja que registra los parámetros técnicos para tratar de esclarecer todas las incógnitas del accidente.  

La información de la edición digital del Times, de la que se han hecho eco varios medios estadounidenses, sostiene que antes del percance se oye una conversación normal entre los pilotos en la primera parte del vuelo.
Pero uno de ellos abandona después la cabina, y posteriormente, desde fuera, "comienza a tocar ligeramente la puerta, pero no hay respuesta, y entonces golpea la puerta más fuerte y no hay respuesta".
"Nunca hubo una respuesta", agregó al Times la fuente, que prefirió mantener en reserva su identidad porque la investigación está en curso.
Se desconoce, sin embargo, por qué uno de los pilotos salió de la cabina y la razón por la que su compañero no abrió la puerta.
La Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA) francesa informó el miércoles de que tiene en su poder "un archivo de audio utilizable" en el que deberían ser capaces de escuchar lo acontecido en el vuelo.
El proceso, según el director del BEA, Rémi Jouty, podría llevar "varias semanas" o incluso "meses", aunque dijo que confían en recuperar también la segunda caja negra, que registra los parámetros técnicos, para completar su labor.
Por ahora, lo único que descartan los investigadores es que el avión explotase en pleno trayecto.
"El avión voló hasta el final", concretó Jouty.
"No tenemos la menor explicación del motivo que llevó al avión a descender ni por qué este no respondió a los intentos de contacto de los controladores aéreos", reconoció Jouty.
Por eso, al igual que han hecho hasta ahora los responsables políticos franceses, insistió en que "ninguna hipótesis está cerrada" cuando se le preguntó acerca de una supuesta acción terrorista como causa.
Pero el resto de elementos de la investigación que adelantó Jouty solo contribuyeron a sembrar más dudas acerca del suceso.
"La curva de la trayectoria es compatible con la de un avión controlado por pilotos, con la excepción de que no imaginamos que pilotos puedan conscientemente enviar un avión hacia la montaña", explicó, antes de añadir que esa curva también es compatible con la que podría trazar un piloto automático.
Tampoco las óptimas condiciones meteorológicas ofrecen explicación alguna del momento del accidente, aunque su empeoramiento ha complicado las labores de identificación y rescate de los cadáveres que yacen diseminados en el macizo de Les Trois Échêvés.
El gobierno alemán pidió cautela antes de que se conozcan las causas del sinistro.
"Esperamos poder aclarar las causas, pero por el momento no nos permitimos especulaciones sobre lo sucedido", afirmó el ministro de Transporte, Alexander Dobrindt, tras comparecer de forma extraordinaria en una comisión del Bundestag (cámara baja) para dar cuenta del accidente.
El ministro de Interior alemán, Thomas de Maizière, incidió también en la pertinencia de abstenerse de especular sobre las causas y resaltó que por el momento "no hay ningún indicio sólido" que apunte a que la catástrofe aérea tenga sello terrorista.
En una entrevista con la televisión pública, el primer ministro francés, Manuel Valls, pidió esperar "algunas horas" para que se pueda completar un análisis preliminar de la grabación y disponer de nuevos elementos.
La carcasa de la segunda caja negra fue descubierta el miércoles por los servicios de rescate, pero no su contenido.
El BEA -que está trabajando en cooperación con sus instituciones homólogas en Alemania y España, la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC)- también ha abierto pesquisas sobre el historial y la formación de los pilotos, cuya identidad permanece en el anonimato.
El presidente de la aerolínea alemana Lufthansa, Carsten Spohr, dijo el miércoles tras expresar el pésame a los familiares de las 51 víctimas españolas, que confía en que las causas del "terrible" accidente del vuelo de su filial de bajo coste se puedan conocer "muy pronto".
Sphor declaró que espera que con parte del audio de una de las dos cajas negras encontrada "se pueda trabajar", y que desea que las autoridades francesas encuentren pronto la segunda para tener un "panorama completo" del siniestro.
Insistió en calificar de "incomprensible" el accidente, añadió que el avión se encontraba en condiciones técnicas "perfectas" y que había superado una revisión el día antes del siniestro, mientras que los pilotos tenían amplia experiencia.
La lista provisional de víctimas mortales aportada el miércoles por el Gobierno germano, a partir de las informaciones facilitadas por Germanwings, apunta que cerca de la mitad de las 150 víctimas mortales eran ciudadanos alemanes.
El presidente de la aerolínea, Thomas Winkelmann, afirmó que esa lista incluye a 72 alemanes y a 35 españoles, cifra que no casa con la de las autoridades españolas, que hablan de 51 muertos nacionales, aunque los datos pueden variar por la existencia de pasajeros con doble nacionalidad.
Además, hay constancia de que en el aparato siniestrado viajaban dos australianos, dos argentinos, dos iraníes, dos venezolanos, dos estadounidenses, un británico, un holandés, un colombiano, un mexicano, un japonés, un belga y un israelí.
Mientras tanto, se ultiman los preparativos para acoger cerca de la zona del accidente a los familiares de las víctimas, que está previsto que lleguen a la región en dos aviones, uno procedente de Barcelona y el otro de Düsseldorf.
Las autoridades locales han habilitado hasta 900 camas, suficientes para acoger a los 400 familiares que se esperan.
Por su parte, los servicios de rescate franceses emprenden este jueves una nueva jornada de búsqueda para recuperar los restos del avión.
Será el tercer día en el que el dispositivo técnico y humano puesto en marcha por las autoridades trabaje en la zona de los Alpes franceses donde tuvo lugar la catástrofe.
Como en los dos días anteriores, lo esencial del esfuerzo de este jueves consistirá en afrontar las dificultades que supone acceder a la zona por lo escarpado del terreno, a casi 2.500 metros de altura, y por las difíciles condiciones climáticas.
Por eso, será a través de helicópteros como asciendan hasta el lugar los gendarmes e investigadores que buscarán sobre el terreno indicios para aclarar una de las mayores catástrofes aéreas ocurridas en Francia.
Nueve helicópteros se relevaron el miércoles durante todo el día para llevar hasta la zona a gendarmes, militares, investigadores y forenses, en un auténtico "puente aéreo" que solo se detuvo con la caída de la noche.
En el lugar trabajan 400 gendarmes y militares, 300 bomberos y muchos investigadores.
La vía aérea aparece como la única viable para llegar a la zona montañosa, escarpada, donde los restos del aparato, prácticamente pulverizados, se extienden en un área de cuatro hectáreas, al igual que los cuerpos de los fallecidos.
Los gendarmes tratan también de establecer una vía terrestre, pero la orografía y el clima juegan en su contra.

Comienza la evacuación de los cuerpos

Los equipos de rescate han comenzado la evacuación de los restos de las víctimas del avión de Germanwings que se estrelló el martes en los Alpes franceses, según han informado las fuerzas desplegadas sobre el terreno a FranceTVinfo y Le Figaro.

"La evacuación en helicóptero de los cuerpos de las víctimas ha comenzado", ha confirmado un coronel de la Gendarmería al periódico galo, sin entrar en más detalles. Los investigadores han interrumpido el rastreo de la zona desde las 18.30 horas por la falta de luz.

Como ocurriese el martes, cinco miembros del Pelotón de Gendarmería de Alta Montaña han tomado el relevo para asegurar el área. Cientos de efectivos están desplegados en la zona del siniestro para recuperar los restos de la aeronave y de las 150 personas que viajaban a bordo. Los equipos de búsqueda han localizado ya una de las dos cajas negras, la que contiene el registro de conversaciones en cabina.

EL AVIÓN QUEDÓ PULVERIZADO

El avión quedó «pulverizado» tras un impacto tremendo. «Es imposible distinguir nada porque es un conglomerado de materiales irreconocibles. Apenas se intuye la cola del aparato y el trozo más grande del fuselaje que se puede identificar es una resto de carcasa con algunas ventanas». Así definía un miembro de la comitiva que acompañó al 'president' Artur Mas las imágenes de los restos del avión que les mostraron las autoridades francesas en su visita a Seyne-les-Alpes, la localidad donde se ha instalado el puesto de mando para intentar recuperar los cuerpos de las 150 personas fallecidas en el accidente aéreo del pasado martes. Una operación de rescate en la que se siguen sin conocer las causas de la tragedia y en la que también se ignora si se podrán encontrar todos los cuerpos. De momento, los equipos de rescate solo dieron con algunos restos mortales que fueron rescatados por uno de los últimos helicópteros que regresó la tarde del miércoles del lugar del accidente antes de que anocheciera, según confirmaron varios medios franceses.

La violencia de la colisión provocó que los pedazos del avión quedaran diseminados en una superficie de cuatro hectáreas y con un desnivel de 200 metros, lo que pone de manifiesto las dificultades que están encontrando los especialistas franceses a la hora de proceder a la recuperación de los cuerpos. «Será un proceso muy lento, que durará semanas y en el que se perderán muchos restos», admitieron los responsables de la operación, en la que participan más de medio millar de personas, entre gendarmes, bomberos, militares, forenses, jueces, psicólogos y traductores.

Un rescate que tiene la dificultad añadida de la orografía de la zona, que es muy escarpada y en la que, debido a la altura, el terreno es sumamente resbaladizo porque está helado, por lo que es necesario introducir medidas de seguridad. A medida que se vayan recuperando, los restos de las víctimas no se custodiarán en el polideportivo de Seyne-les-Alpes, donde ayer acudieron algunos familiares de pasajeros alemanes fallecidos, sino que se trasladarán a una ciudad con instalaciones de conservación adecuadas, aunque no se dejará a los familiares que hagan un reconocimiento visual.

El choque brutal del avión de la compañía alemana también causó graves daños a las dos cajas negras del aparato. El primero de los dos artilugios, con las conversaciones de la tripulación, se halló el mismo día del accidente, pero estaba bastante deteriorado, por lo que se podría tardar semanas en sacar conclusiones fiables sobre el origen del siniestro, explicó el director de la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA) francesa, Rémi Jouty. El miércoles se encontró la carcasa de la segunda caja, pero sin la tarjeta de memoria que guarda los datos del vuelo.

HIPÓTESIS ABIERTAS

Ante la falta de esos datos vitales para la investigación, todas las hipótesis siguen abiertas, así como los rumores y las especulaciones acerca de la tragedia. Una incertidumbre que las autoridades de los tres países implicados en el siniestro quieren evitar. El procurador de la república, Brice Robin (que sería un equivalente al fiscal general de Francia), anunció ayer que la justicia de su país abrirá una investigación en coordinación con los jueces de Alemania y Francia para determinar «en qué estado estaba el avión antes de despegar y cuáles eran las cosas (maletas y mercancías) que llevaba a bordo».

La Fiscalía de la Audiencia Nacional también está investigando las causas del accidente y tiene previsto solicitar información a las autoridades francesas, por si hubiera indicios de delito perseguibles en España. «Hay unas diligencias abiertas en la fiscalía para determinar si los hechos tienen carácter o naturaleza delictiva y, si es así, que no lo sabemos todavía, precisar si son perseguibles en España», confirmó el jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza.

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