Gobernar a la antigua

La rueda de prensa ofrecida por Mariano Rajoy fue más de lo mismo. Y olvidó contarnos un par de detalles, que luego averiguamos: el ex ministro de Educación José Ignacio Wert ha sido nombrado embajador ante la OCDE, en París. Sí, la misma ciudad en la que su ex secretaria de Estado y hoy esposa, Montserrat Gomendio, ejerce como directora adjunta de ese mismo organismo, la OCDE. Será que, como se han acostumbrado a trabajar juntos, pues eso, que querían compartir techo en todo, incluyendo el bien pagado tejado laboral en la encantadora capital francesa.

Wert ha sido un ministro polémico incluso después de su salida del Gobierno: ahí está esa casi decena de comunidades autónomas que se niegan a aplicar ‘su’ LOMCE. Y ahora, con el aterrizaje en una embajada ‘política’, la polémica le sigue: consta que más de un ministro y más de un alto cargo del PP se habían opuesto a esta ‘embajada’, finalmente decretada por Rajoy por la mera razón de que sí señor, los amigos son los amigos, qué caramba.

Así se muestra que el presidente del Ejecutivo y del PP sigue gobernando como siempre se ha hecho –no solamente los ‘populares’, claro—en este país: oro al amigo, plomo al enemigo y al indiferente, la legislación vigente. Con este nombramiento ‘diplomático’ --¡Wert diplomático!¡Santo Dios!—y el de María Teresa Lizaranzu, la mujer del director de la Oficina Económica de Moncloa, Alvaro Nadal, como embajadora ante la UNESCO, Rajoy se ha cargado cualquier efecto positivo de sus salidas a los medios, fotografía de baño fluvial incluida; y es que no se gobierna para dar un carguete al amigo, al próximo, al fiel, sino para todos.

Por otro lado, con estos nombramientos, con las salidas recientes de algunos otros altos cargos de Moncloa, se refuerza la impresión de que cunde en las filas de esos ‘fieles’ la idea de que se corre el riesgo de perder el poder, y hay que salir corriendo entes de que llegue una debacle.

Pero ¿quién diablos está asesorando a Rajoy?