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La ciudad argentina de Mendoza, tras los pasos del modelo turístico de Andorra la Vella

Andorra la Vella lleva décadas recurriendo al turismo como principal fuente de riqueza. Es cierto que también sectores como las finanzas sustentan el día a día de su economía pero es el turismo es que más tira del carro de su PIB

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17-07-2017

Andorra la Vella lleva décadas recurriendo al turismo como principal fuente de riqueza. Aunque es cierto que también sectores como las finanzas sustentan el día a día de su economía, es el turismo es que más tira del carro de su PIB. De hecho, su modelo crea escuela e incluso la ciudad argentina de Mendoza pretende seguir sus pasos.

Lo cierto es que ambas ciudades presentan un carácter montañoso, pues Andorra la Vella se sitúa en los Pirineos y alberga un auténtico paraíso de pistas de esquí, y Mendoza se distingue por su proximidad con el Aconcagua, que con sus 6,962 metros de altitud pertenece al grupo de las Siete Cumbres: las montañas más altas de cada continente.

Los políticos de Mendoza, con el gobernador Alfredo Cornejo a la cabeza, miran con envidia los cerca de 8 millones de visitantes al año que recibe Andorra, mientras que la ciudad argentina ha tenido que contentarse con 12 millones de turistas en cuatro años; es decir, una media de 3 millones por año.

Cornejo se queja de que la ciudad presenta pistas de esquí sin inversión, unos circuitos turísticos desaprovechados. Para paliar esta situación incluso planea fabricar nieve en el caso de que las condiciones meteorológicas no acompañasen.

Así, esos 8 millones de turistas no son cualquier cosa y Mendoza también los quiere para sí. En concreto, hablamos de que Andorra disfruta de un turismo eminentemente español, pues un 55 % procede del interior de nuestras fronteras. Por su parte, los portugueses también sienten cierta debilidad por este pequeño país con un 15 % de visitantes. Los franceses son los siguientes con un 13 %. En números mucho más bajos encontramos a alemanes e italianos ambos con idéntico porcentaje (6 %). Por cierto, son estos últimos los que más gasto realizan con 300 euros de consumo medio.

En definitiva, los mendocinos pretenden explotar la baza de sus montañas a imagen y semejanza de lo que ha ocurrido en Andorra la Vella, donde tras la II Guerra Mundial y tras el fracaso de un proyecto de agricultura (solo el 2 % de sus tierras son cultivables) descubrieron que su principal fuente de riqueza debía ser de carácter turístico.

No obstante, aunque Andorra la Vella mantiene parte de su encanto y sigue siendo un imán para el turista —sobre todo en invierno con las pistas de esquí— su época dorada quedó en los años ‘90 y ahora mantiene un ritmo más calmado.