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Decenas de personas asistieron a la presentación de la obra "Cinco siglos de cantería en el Valle de Buelna"

EN LOS CORRALES DE BUELNA con participación del Académico José Ramón Saiz, quien defendió el valor de los Archivos y el libre acceso a los mismos.

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18-12-2014

SE HA PRESENTADO ante varias decenas de personas en Los Corrales de Buelna, el último libro de Paulino Laguillo con el título "Cinco siglos de cantedría en el Valle de Buelna", editada por Estudio. El acto se celebró en la cafetería AltaPeña ante la negativa del Ayuntamiento de ceder para este acto el salón de la Casa de Cultura La Rasilla, en la que habitualmente se celebran las actividades culturales del Ayuntamiento.

Esta obra de Laguillo recoge un estudio pormenorizado y documentado al detalle de toda la actividad relacionada con la cantería (tanto en el campo de las obras realizadas como de las personas que las ejecutaron), desde sus orígenes hasta la fecha, en el Valle de Buelna.

Consabido es en Cantabria el renombre de que gozaron no hace muchos siglos por toda la península grandes maestros canteros montañeses, destacando muy notablemente tanto los de la Merindad de Trasmiera como los del Valle de Buelna en las Asturias de Santillana. 

Tampoco hay que esforzarse tanto para ver que mientras en el primer caso hubo hace ya casi un siglo quien se preocupó de dejar constancia para la posteridad de la justa fama que tuvo este antiguo gremio de la zona en que vivía, no ha ocurrido lo propio en el Valle de Buelna, resultando por ello muy imperativo llenar este vacío en los anales de nuestra historia y en un momento tan puntual como el presente donde los cambios e innovaciones vienen sucediéndose continuamente de forma generalizada, para impedir cuando se avanza por la segunda década del siglo XXI que lleguen a quedar en el olvido tan grandes artífices en el labrado de las piedras.

En este acto intervino el historiador y Académico José Ramón Saiz, quien centró su intervención en el valor para los investigadores de los Archivos y la necesidad de que toda acción en este campo sea "transparente y no oscurantista", añadiendo que los "Archivos locales en toda España están abiertos no solo a los investigadores para rescatar la memoria histórica que proceda, sino de todos los ciudadanos". Dijo también que la labor de Paulino Laguillo en rescatar el pasado de Los Corrales de Buelna es muy meritoria y que en esa tarea "no debe desfallecer porque el interés general de los ciudadanos en conocer su pasado está por encima de decisiones incomprensibles en una sociedad del conocimiento como es la actual". Añadió que "pagamos los impuestos para que los Ayuntamientos tengan al día sus Archivos y, por supuesto, abiertos a ciudadanos y a todo investigador de un pasado que pertenece a todos y del que hay que rescatar tanto las luces como las sombras".

INTERVENCIÓN DE PAULINO LAGUILLO. 

El autor presentó una ponencia que explicaba todos los pormenores de su obra, auxiliado por imágenes que aportaron mayor brillantez si cabe al acto cultural. La intervención de Laguillo se centró en lo siguiente:

Para conocer mejor de dónde veníamos en el Valle de Buelna antes de iniciarse el período de tiempo que abarca la publicación procede citar y referirse a que la presencia humana en nuestro valle se remonta a la propia Prehistoria, siendo prueba bien fehaciente de ello las Cuevas Prehistóricas de Hornos de la Peña.

Resulta evidente por sí mismo que cuando el hombre abandonó las cavernas pasó a habitar chozas cuyas paredes eran de piedra.

El primer vestigio histórico le tenemos en la estela céltica de barros, datada en el siglo III antes de J.C. y que forma parte del escudo de Cantabria como su elemento principal. Es de piedra arenisca y su diámetro de un metro y medio, con un grosor de 30 centímetros. En la epigrafía europea se la considera gigante y es única por sus características, perteneciendo a la época prerromana y careciendo de inscripciones, que sí tenían las estelas funerarias romanas. Según D. Felipe Estébanez, cura párroco que fue de Barros y que tenía a su cargo la Ermita de la Rueda, Probablemente de haberse llevado excavaciones en el pueblo podrían haberse encontrado más ejemplares, y que tratándose del culto al sol pudieron estar a ambas orillas del Río Besaya. Las estelas aparecidas en Barros por lo menos han sido cinco, existiendo trozos de algunas que se encontraron entre los cimientos de la ermita no hace muchos años, otra a modo de dintel en la propia ermita y alguna más formando parte de las paredes de otros lugares, por ejemplo de la ermita de San Cipriano de Lombera.

Avanzando en el tiempo, tras la dominación romana y la época de los visigodos se tiene que en un concienzudo memorial al Rey de España en 1726 por parte de D. Manuel Cevallos Guerra, del ilustre linaje de los Cevallos de San Felices de Buelna, asegura que el linaje de su apellido se remonta al decimocuarto Almirante de Castilla, Diego Gutiérrez de Cevallos, descendiente del Rey Godo, Recaredo.

A finales del primer siglo y milenio nos encontramos con la primera referencia escrita sobre nuestro antiguo Valle de Buelna. En el 978 el conde de Castilla Garci Fernández y su esposa Dª Ava fundan el Infantado de Covarrubias, dejándole entre las muchas posesiones a su hija Dª Urraca, monja, el Valle de Buelna con sus “agregados y monasterios”. A partir de este momento durante varios siglos más nuestro valle pasó a depender en el orden eclesiástico de la Abadía de Covarrubias.

Un descendiente de los Ceavallos y casa infanzona de San Felices fue el capitán de Alfonso VIII Fernán Martínez de caballos, que después de un asedio de nueve meses escaló en 1184 con un puñal en la boca el inexpugnable Castillo de Alarcón, al frente del que quedó cambiando su apellido de Cevallos por el de Alarcón.

Antiquísimo trabajo en piedra es la Pila bautismal de la Iglesia de San Félix en Rivero, del siglo XII, donde tantísimos antepasados nuestros fueron bautizados, y algún otro no tan antepasado, como éste que les habla. Desde luego que de fuera no vinieron a realizarla

El decimocuarto Almirante de Castilla se retiró de la vida militar en 1303 a su casa de San Felices de Buelna y mandó reedificar la iglesia parroquial. Canteros de Buelna serían quienes lo llevaron a cabo.

Nietos de éste fueron Pedro Díaz de Cevallos y Elvira Pérez de Cieza, que fundaron mayorazgo en 1477, aprobado por los Reyes Católicos en Medina del Campo.

Al siglo XIV pertenece la torre medieval de Pero Niño, fortaleza militar enclavada en un lugar estratégico del barrio de Silla, San Felices de Buelna, desde el que se domina todo el valle. Tenía foso y contrafoso. Fue mandada construir, y canteros de Buelna serían quienes lo hicieron, por Alfonso niño, hermano de Pero Niño e hijos ambos de Inés Laso de la Vega. Este edificio histórico convertido en los últimos años en un Museo de Sitio representa fielmente la vida de quien se consideró el “Mejor almirante de la Edad Media”, y cuya biografía, escrito por quien siempre estuvo a su lado, Gutierre Díez de Games, ha sido considerada hace menos de un año la primera del castellano por la Real Academia de la Historia.

SIGLO XVI

La obra “Cinco Siglos de Cantería en el Valle de Buelna” se estructura en ocho capítulos, principalmente en los cinco siglos de cantería que abarca.

Durante siglos y siglos la agricultura y la ganadería ha sido la base de la subsistencia humana, como lo fue de siempre en nuestro Valle de Buelna con sus fértiles mieses.

Pero en este aspecto el Valle de Buelna tuvo en los últimos siglos un pequeño plus o valor añadido con el trabajo del cabeza de familia en labores canteriles que comenzaban en la primavera y se extendían hasta casi el invierno. Esto contribuía a una economía doméstica quizás algo más saneada, aunque siempre a costa de muchísimo trabajo y sacrificio de las familias.

En nuestro caso ocurrió en septiembre de 1873 que un joven abogado con bufete en Torrelavega, José Mª Quijano Fernández-Hontoria, hijo de una familia acomodada de Los Corrales de Buelna tuvo la feliz idea de fundar una empresa siderúrgica en Los Corrales de Buelna, iniciándose con ello un despegue espectacular del municipio, valle y comarca en todos los órdenes, económico, social, cultural, etc. Esta empresa alcanzó su mayor cota de plantilla en 1968, siendo en dicha fecha de 3.872 trabajadores. Fue pionera de la Siderurgia de Cantabria con la iniciativa de su fundador de instalar un Alto Horno en Nueva Montaña, actual Global Steel Wire, con un capital social de diez millones de pesetas, cantidad auténticamente desorbitada en aquella época.

Los canteros del norte pertenecían a tres regiones concretas, Galicia, Vizcaya y Cantabria. Los de Galicia han tenido durante muchos años un muy importante centro que impartía sus enseñanzas, como ha sido la Escuela de Canteiros de Pontevedra, en la que su director D. Rafael Fonteira, se ha jubilado hace tres años con casi cuarenta de Servicio. Los canteros de siglos pasados procedían principalmente de las afueras de Pontevedra.

Vizcaya ha tenido un buen valedor en el gran escritor D. José Angel Barrioloza, autor del Diccionario Biográfico de la Obra “Los Canteros Vizcaínos, 1500-1800”, que como puede verse abarca un ciclo de tiempo casi idéntico al de la obra que hoy aquí se presenta.

Y por lo que se refiere a Cantabria, Señoras y Señores, se trata de una auténtica asignatura pendiente de poner en valor desde el propio Valle de Buelna y de la propia Cantabria, máxime teniendo en cuenta que D. Fermín de Sojo y Lomba, insigne escritor trasmerano, ya lo hizo en el caso de los canteros de Tramiera. Ambos gremios, loa de Trasmiera y los de Buelna, tomaron `parte en muchas obras emblemáticas a lo largo y ancho de ·España.

Una de ellas sería `precisamente en la de El Escorial, donde fueron llevados por su paisano Juan de Herrera. En al caso de la casa capitular de Sevilla se cita incluso el nombre de un natural de Los Corrales de Buelna.

A lo largo de dichos cinco siglos los canteros del Valle de Buelna construyeron numerosas casas nobles en el mismo y en la comarca, iglesias, puentes, escudos…, comenzando en sus salidas a hacerlo por tierras de Castilla.

Una de sus edificaciones más significativas fue la Casa del Conde de Torre Velarde, Gaspar de Quijano Velarde y Cevallos, nacido en Somahoz en 1713, Caballero de Calatrava y Primer Conde de Torre Velarde, alcalde Lima y rico comerciante del Perú. Tenía una carroza muy lujosa que puede verse en el Museo nacional de Lima y que el alcalde de la ciudad ha tenido la deferencia de enviarnos una fotografía.

El Catastro del Marqués de la Ensenada, de 1752, recoge los muchos canteros del valle, lo mismo que en un detallado padrón de habitantes de 1824.

Una de las obras más emblemáticas del valle fue la construcción de la Iglesia parroquial de San Vicente Martir, inaugurada el día 3 de octubre de 1925. Fue proyectada por Leonardo Rucabado en 1919 pero falleció sin llegar a verla comenzada. Tuvo que realizarla, y lo hizo con bastante éxito, un jovencísimo Deogracias Mariano de la Lastra.

Canteros del finales del siglo XIX , comienzos del XIX y principios del XX participaron en obras destacadas, cuales fueron los casos del Palacio de las Fraguas, Palacio de la Magdalena e Iglesia de la Asunción de Torrelavega.

En la última década del siglo XX se crea la Escuela taller de Los Corrales de Buelna y lleva a cabo proyectos de cantería a lo largo de cuatro proyectos desarrollados.

En el ámbito industrial, cuando se transita por el siglo XXI para Rafael Fonteira, ex director de la Escola de Canteiros, Galicia tiene su principal exportación a Europa y más concretamente con las piedras de granito a Italia. Mandemar, Canteras de Mármol Negro de Marquina, en la exportación a Italia. Y Dª Carolina, gerente de Piedras del Pas, que exporta ortopcuarteta o curarortoarenaza, un intermedio entre la arenisca y caliza, se lamenta de que el mercado nacional está muy parado como consecuencia de la crisis económica que se viene atravesando en los últimos y lo poco que se exporta es a Francia.

En cuanto al oficio propiamente dicho, para Raúl Fernández Quevedo, Un maestro cantero y escultor irrefutado del Valle de Buelna, durante los años de bonanza económica los jóvenes se centraron principalmente en los estudios de distinta índole sin resultarles nada atractivo el aprendizaje del oficio de cantero por tratarse de un trabajo ciertamente duro. Esta ha sido la causa principal de que tanto en España como en Europa actualmente apenas hay canteros.

Tras la intervención, el público que llenó el salón de AltaPeña dedicó un gran aplauso a Laguillo, que al término del acto firmó libros a los asistentes.