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Devotos de los hechos de Garabandal acudieron al 60 aniversario de la primera aparición de la Virgen

Todo comenzó el 18 de junio de 1961 cuando un ángel se apareció a las niñas Conchita González, Mari Loli Mazón y Jacinta González de doce años de edad y Mari Cruz González de once.

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Devotos de los hechos de Garabandal acudieron al 60 aniversario de la primera aparición de la Virgen
01-07-2021

Redacción. Cantabria24ehoras.                                                                                   

En este día, viérnes, que se han cumplido sesenta años de la primera aparicion de la Virgen a las niñas de San Sebastián de Garabandal, la jornada se puede afirmar que ha sido tranquila, sin casi presencia en las calles del pueblo, salvo los habituales devotos que recorren la calle y ascienden hasta "Los Pinos" pasando por lugares marcados por acontecimientos ocurridos en los sucesos de hace seis décadas; en concreto, el lugar de la apariciòn del Arcangel a las niñas o la primera visiòn que tuvieron de la Virgen en este dos de julio pero de 1961. Según nos informaron la afluencia de devotos se percibe entre mediados de julio y todo el mes de agosto. 

Lamentablemente, se mantiene una imagen deplorable: los depósitos de la basura y de papel y vidrio siguen delante de una antigua e histñorica ermita que parece se está restaurando, impidiendo que pueda ser visualizada por los visitantes de este pueblo proyectado a la fama por las famosas apariciones de 1961.  Poca sensibilidad, pues, tanto del Ayuntamiento de Rionansa como del Gobierno regional. 

SE CUMPLEN SESENTA AÑOS

Hoy, 2 de julio, se cumplen sesenta años de la primera aparición de la Virgen a las niñas de San Sebastián de Garabandal. Un acontecimiento que ocurrió en una aldea remota de Cantabria (no existía carretera para llegar al pueblo), remanso de paz y belleza campestre que muy pronto, por aquél entonces, se ganó el título del "Lourdes Español". En los años sesenta casi nadie había oído de Garabandal. No está camino a nada. No había ni teléfono.

La mayoría de los habitantes eran fieles católicos. Al acostarse el sol, una mujer siempre caminaba por las calles tocando una campana para recordarles rezar por las almas del purgatorio y al mediodía la campanas de la iglesia sonaban para hacer pausa en el trabajo y rezar el Ángelus. Esa era la vida en esta aldea cántabra del municipio de Rionansa donde sus gentes trabajaban el campo y el ganado. Un pueblo que hace sesenta años comenzó a conocerse por todo el mundo.

 Pero la tarde del 18 de Junio de 1961, cuatro niñas, Conchita González, Mari Loli Mazón y Jacinta González de doce años de edad y Mari Cruz González de once, se encontraban en el sitio llamado "La Calleja", comiendo las manzanas que habían cogido del manzano de la casa del maestro del pueblo sin tener su permiso. De repente, un ruido semejante a un trueno les hizo levantar la vista, momento en el que vieron un Ángel resplandeciente de luz, el cual, poco después, desapareció de repente sin decir palabra. Las niñas, muy asustadas contaron que habían visto al Ángel, que durante el transcurso de los próximos doce días siguientes volvió a aparecérseles ocho veces más. Finalmente, el primero de julio, que era domingo, les anunció que al día siguiente, se les aparecería la Santísima Virgen. Es decir, un 2 de julio como el de hoy de hace seis décadas.

 Como la noticia se propagó velozmente, aquel domingo numerosas personas, entre ellas varios sacerdotes, acudieron a Garabandal para presenciar el acontecimiento. A la salida del sol, muy de mañana, las niñas se encaminaron hacia el lugar donde se les había aparecido el Ángel anteriormente; pero, poco antes de llegar, la Virgen se les aparece acompañada de dos ángeles. La conversación de las niñas con la Madre del Cielo fue familiar y espontáneo. Por último, la Virgen rezó el Rosario con ellas para enseñarlas a hacerlo bien. Las apariciones continuarían durante los siguientes cuatro años (hasta el 13 de Noviembre de 1965), y, frecuentemente, varias veces al día. Las niñas narraron: “Viene con un vestido blanco, el manto azul, la corona de estrellas doradas, las manos estiradas, con un escapulario marrón, salvo cuando lleva al niño en brazos; el pelo largo, castaño oscuro, con raya en medio; la cara alargada, con nariz muy fina; la boca muy bonita, con labios un poco gruesos; aparenta unos 17 años y es más bien alta”. Esta es la descripción que hicieron las niñas de la Señora que comienza a manifestárseles desde el domingo 2 de julio.

Los que acudieron a Garabandal vieron cómo las niñas respondían a las llamadas de la Vírgen, contemplando los éxtasis y las innumerables veces que las niñas cayeron de rodillas sobre los adoquines o las piedras del camino, pero nunca se hicieron el más leve daño. También se les dilataban las pupilas, y caminaban con la cabeza completamente echada hacia atrás.

  A medida que se desarrollaron las apariciones surgió un nuevo fenómeno: el de las caídas extáticas. Durante los éxtasis, y estando las niñas de pie, de repente comenzaban a inclinarse hacia atrás hasta quedar en posición horizontal al nivel del suelo pero sin tocarlo. Al incorporarse lo hacían sin apoyarse en las manos.

Otro rasgo característico de los éxtasis fue el de las marchas extáticas: Las niñas caminaban con la cabeza echada hacia atrás sin mirar a donde se dirigían, agarradas del brazo, tanto por caminos difíciles como por terrenos empinados.

Desde el inicio, las niñas comenzaron, a petición de la Virgen, a presentarle objetos -al principio piedrecillas del camino- para que Ella los besase. Las gentes al darse cuenta, comenzaron a dar a las niñas distintos objetos, como Rosarios, Crucifijos, medallas y anillos de matrimonio. La gente, a veces, colocaba esos objetos encima de una mesa, o los hacían llegar a las niñas por medio de terceros; pero invariablemente, éstas, guiadas por la Virgen durante el éxtasis, devolvían el objeto apropiado a su dueño respectivo sin equivocarse.

Finalmente, el 4 de julio de 1961, la Virgen dio un mensaje al Mundo, que habría de hacerse público el 18 de octubre de ese mismo año. A pesar de la lluvia, unas tres mil personas se congregaron en Garabandal aquel 18 de octubre para escuchar el Mensaje, redactado por las niñas –reproducido en una placa en Los Pinos- con las siguientes palabras:

"Hay que hacer muchos sacrificios y mucha penitencia y tenemos que visitar mucho al Santísimo. Pero antes tenemos que ser muy buenos. Y si no lo hacemos nos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa y si no cambiamos nos vendrá un castigo muy grande".