Diario Digital controlado por OJD

El asedio del Dulla

Por ello es perfectamente factible que el propio Agripa o una parte de su ejército fuesen quienes sometieron a los cántabros que se atrincheraron en los casi inexpugnables páramos acantilados del Dulla.

Enviar a un amigo
El asedio del Dulla
09-04-2021
¿AGRIPA EN EL DULLA?
Para olvidarme un rato de problemáticas eólicas, unas líneas sobre la gran importancia que el amenazado asedio del Dulla pudiera tener no sólo dentro del contexto de las Guerras Cántabras sino a nivel de todo el Imperio Romano, ya que cabe la posibilidad de que en esta campaña participase el más importante personaje de Roma después del propio emperador Augusto.
Durante mis primeras prospecciones en el campamento romano de La Muela en el año 1999 encontré en superficie bajo una piedra plana una moneda de bronce sumamente interesante (de ahí la pátina intensamente verdosa que tiene al no haber estado enterrada y al desgaste producido por el agua que se filtró bajo la piedra durante más de 2000 años). Se trataba de un dupondio acuñado en la colonia de Nemausus (Nimes, en el sur de la Galia) en la que fueron asentados veteranos de las legiones que participaron en la guerra contra Marco Antonio y Cleopatra. En el anverso de la moneda aparecen por ello las efigies de los vencedores de la guerra: Agripa con la corona naval que recibió por su victoria sobre la flota de Marco Antonio en el 31 a.C. en Actium (en el golfo de Ambracia, Grecia) y un juvenil Octavio que todavía no había recibido el título honorífico de Augustus (que le sería otorgado por el Senado en enero del 27 a.C. justo antes de que el primer emperador emprendiese la guerra contra cántabros y astures). En el reverso de la moneda se alude precisamente a la conquista de Egipto tras la batalla de Alejandría en el 30 a.C.: un cocodrilo que representa a Egipto aparece encadenado a la palma de la victoria.
Además de testimoniarnos que las tropas romanas que asediaron a los cántabros en el Dulla procedían del sur de la Galia y del Valle del Ebro, las monedas encontradas en La Muela (entregadas al término de nuestras campañas en el Museo de Burgos), nos señalan los años en los que pudo tener lugar el importante episodio bélico que allí ha quedado fosilizado durante dos milenios sobre el terreno. Y la pieza que ha resultado clave para la fechación del asedio es un pequeño quinario de plata con la efigie de Augusto por una cara y la diosa Victoria coronando un trofeo con armas de los astures vencidos en la otra. Fue acuñado entre 24-22 a.C. por Publio Carisio, el legado del ejército de la Lusitania que combatió contra los astures, lo que quiere decir que el episodio bélico del Dulla tiene que ser necesariamente posterior a la fecha de emisión de la moneda para pagar al ejército. Y es una moneda que por el desgaste se ve que ha circulado bastante entre los soldados de los campamentos.

Como la última sublevación de los astures con los cántabros fue en el 22 a.C., todo apunta a que tenemos que datar los campamentos romanos del ejército que asedió y asaltó el Dulla muy probablemente en la gran sublevación cántabra del 19 a.C., en la que los cántabros vendidos como esclavos dieron muerte a sus dueños y volvieron a su tierra para alzarse nuevamente en armas. La situación fue tan crítica para los romanos que el legado de la Tarraconense Publio Silio Nerva tuvo que ser auxiliado por el yerno del propio Augusto, el gran general Marco Vipsanio Agripa, que acudió con tropas de refuerzo desde la Galia. Como refiere Dión Casió, sufrió muchos reveses frente a los cántabros, a una legión llamada Augusta Agripa la retiró ese nombre por comportarse indignamente en combate, y además se vio obligado a someter una revuelta de las legiones, agotadas de interminables años de luchas contra los cántabros, a los que ya tenían por invencibles. Pese a todo, Agripa consiguió aplastar la sublevación cántabra a sangre y fuego.

Por ello es perfectamente factible que el propio Agripa o una parte de su ejército fuesen quienes sometieron a los cántabros que se atrincheraron en los casi inexpugnables páramos acantilados del Dulla. Esto además nos daría una dimensión histórica de alcance europeo al acontecimiento bélico que comentamos, si es que estamos en lo cierto. No obstante, hubo una última sublevación de los cántabros en el 16 a.C. de la que nada sabemos ¿pudiera corresponder entonces a ella?.

Sea como fuere, este monumental conjunto arqueológico del Dulla es del final de las Guerras Cántabras y podemos considerarlo sin exageración como la Masada de los cántabros. Y de ello pueden sentirse legítimamente orgullosas las gentes de las Merindades descendientes de los cántabros y de los autrigones, además de algún invasor militarista romano como yo, llegado desde Portus Victoriae en busca de su general Marco Vipsanio Agripa.