El ayuntamiento de Santoña quiere derribar parte del edificio para construir bloques de viviendas
Un ala del antiguo Hospital Militar de Santoña (Cantabria) podría ser víctima de la piqueta si se llevan a cabo los planes del ayuntamiento de construir bloques de viviendas de cuatro y cinco alturas a escasos diez metros.
La asociación Hispania Nostra ha incluido esta mañana al Hospital Militar de Santoña (Cantabria) en su Lista Roja del Patrimonio, por su penoso estado de conservación y por la intención del Ayuntamiento de esa localidad de derribar parte del mismo para construir bloques de viviendas.
La construcción original data del siglo XVIII. Esto unido al completo abandono del conjunto, ha llevado a que Hispania Nostra incluya el antiguo Hospital Militar en la Lista Roja del Patrimonio (www.listarojapatrimonio.org) que elabora la asociación. El antiguo Hospital Militar de Santoña, único de esta época en Cantabria, inicia su historia en tiempos de la ocupación de la villa por los ejércitos de Napoleón en noviembre de 1808. Destaca el edificio principal, la casona conocida como casa-palacio de los Marqueses de Chiloeches, también llamada de Isla o de Maeda. Mandada construir por Antonio Ortiz de Santelices, III Marqués de Chiloeches, en los primeros años del siglo XVIII.
El edificio tuvo diversos usos a través del tiempo. En 1815 Santoña fue declarada plaza de armas y nombrado un gobernador militar. Es muy probable que a partir de entonces el ejército español se hiciera cargo del hospital creado por los franceses. Médicos de este Hospital fueron destinados a África poco antes del desastre de Annual. Continuó en esta función hasta la Guerra Civil, en la que se utilizó como hospital para prisioneros y cárcel.
Después de la guerra albergó por algún tiempo una escuela. En la actualidad es de propiedad privada y se encuentra en estado ruinoso.
La casa-palacio es un edificio barroco de planta cuadrada, con tres alturas y cubierta a cuatro aguas. La fachada principal, toda ella de sillería, está orientada al Este. En el cuerpo inferior tiene una entrada adintelada en el centro y dos ventanas adinteladas laterales dispuestas de manera simétrica. Las dos plantas superiores son de arenisca trabajada en sillares de almohadillado sobresaliente, típicamente manierista, cuya decoración forma rombos y espigas es única en la región.
Unido a la casona, formando un ala de ella bajo una misma techumbre y en forma de "L", existe un edificio, como mucho de finales del siglo XVIII, que está integrado en el conjunto protegido.
Es el que ahora quiere derribar el Ayuntamiento de Santoña, amparado por la Consejería de Cultura de Cantabria, que han utilizado su capacidad normativa para que prevalezcan intereses urbanísticos, públicos y privados, sobre la protección de este histórico Bien de Interés Cultural. A pesar de constituir un solo edificio, las entidades interesadas en su derribo lo califican indebidamente de "anexo". El antiguo Hospital Militar de Santoña es Monumento Histórico-Artístico de carácter provincial (Orden de 8 de julio de 1972) y BIC desde 1985. Goza, además, de protección integral en el PGOU de Santoña aunque el ayuntamiento pretende quitarle esta protección legal.
Parte del edificio que se quiere derribar
Toda la operación urbanística y la desprotección y destrucción del BIC se pone de manifiesto en el contrato suscrito el 22 de enero de 2014 entre el Ayuntamiento y la propiedad privada del conjunto, donde se dice que: “... el anexo en realidad carece de valor arquitectónico, no está incluido en la declaración de Bien de Interés Cultural y su presencia, adosada a la casa-palacio, afecta a su percepción, alterando su comprensión como un edificio exento.”
Esto es falso. Está claramente incluido en la protección otorgada por la Orden de 1974. No afecta a la percepción del palacio ni altera su comprensión, como dicen con la mayor ligereza. Es parte integrante del conjunto; más aún, es parte del edificio principal del conjunto. El Ayuntamiento y la Consejería de Cultura ignoran que la gran mayoría de los edificios históricos se conforman con un proceso acumulativo de arquitecturas en el tiempo que no se deben eliminar arbitrariamente para dejar exenta la más primitiva.
Son aportaciones históricas que enriquecen al edificio. La Carta de Venecia en su Art. 11 establece que “en la restauración de un monumento deben respetarse todas las aportaciones que definen la configuración actual de un monumento, no importa a qué época pertenezcan, dado que la unidad de estilo no es el fin de la restauración”.
El argumento que utiliza el Ayuntamiento para proceder al derribo de este ala del palacio es una mera opinión no técnica, sin fundamentar y sin realizar el menor estudio histórico o arquitectónico previo. Lo cierto es que la investigación histórica debe ser el punto de partida en la restauración de todo monumento, como recomienda la Carta de Venecia y otras muchas normas. El Ayuntamiento se limita a calificarlo de "postizo sin valor que perturba el conjunto", lo cual pone de manifiesto una falta absoluta de profesionalidad, una notoria ignorancia e insensibilidad ante el Patrimonio Histórico y una sonada contradictio in terminis porque precisamente esa parte del palacio conforma el conjunto.