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Inhumado en el panteón familiar de Potes los restos del académico Ángel Sánchez de la Torre

CON SU MUERTE, Liébana y Cantabria pierden a una de sus glorias intelectuales del siglo XX, Sus cenizas se inhumarán en el panteón familiar.

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Inhumado en el panteón familiar de Potes los restos del académico Ángel Sánchez de la Torre
24-12-2019

Tras celebrarse a las 12,30 horas un funeral en la iglesia parroquial de Potes, oficiado por el párroco y arcipreste Elías Hoyuela, en memoria del catedrático emérito de Filosofía del Derecho, además de académico de número de Jurisprudencia y Legislación y Doctores de España, Ángel Sánchez de la Torre, acto religioso que contó con la presencia del alcalde de Potes y otras autoridades de la comarca, Sociedad Cántabra de Escritores y el académico de Jurisprudencia y Legislación, Pedro Crespo de Lara.  Posteriormente sus cenizas se inhumaron en el panteón familiar del cementerio con asistencia de su familia. 

FALLECIÓ EL PASADO 24 DE DICIEMBRE.

EN LA MADRUGADA DE AYER MARTES ha fallecido en Madrid el catedrático emérito y doctor en Filosofía ÁNGEL SÁNCHEZ DE LA TORRE. Contaba con 91 años de edad. El Dr. Sánchez de la Torre ha sido una de las últimas glorias culturales e intelectuales de Liébana, siendo académico de número de las Reales Academias de Jurisprudencia y Legislación y Doctores de España. Catedrático de Filosofía en la Complutense -su último destino como enseñante- destacó siempre por sus trabajos jurídicos que le han convertido en un filósofo de nuestro tiempo. Fue Estela de las Letras de Cantabria 2018, galardón que recibió en febrero de este año, en la fiesta de San Beato, de tanta significación para él. Era, además, el cofrade más veterano del Lignum Crucis. Precisamente este año se cumplen cuarenta años de la muerte de su padre, Epifanio Sánchez de la Torre, don Epi, un educador que marcó una época de Liébana. Descanse en paz don Ángel. 

MIEMBRO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MONTAÑESES

Desde el lunes,  6 de agosto de 2018, el Centro de Estudios Montañeses cuenta con un nuevo miembro que es, además, académico de número de dos Reales Academias de España y doctor honoris causa por la Universidad de Burdeos, entre otros importantes galardones de reconocimiento. Con asistencia de numerosos miembros del CEM se celebró junta académica en el transcurso de la cual el jurista lebaniego Ángel Sánchez de la Torre  disertó sobre  “Reminiscencias celtas en las festividades lebaniegas actuales”. Una conferencia que los intervinientes en el apartado de preguntas, calificaron de "muy brillante".

El conferenciante fue presentado por el exrector de la Universidad de Cantabria, Francisco González de Posada, contando el acto con el presidente del CEM, Francisco Díaz Gutiérrez, además de otros miembros de la directiva. Precisamente González de Posada fue el encargado de entregar la medalla acreditativa a Sánchez de la Torre.

BIOGRAFÍA SINTETIZADA

Nació en Ribadesella en 1929 por motivos laborales de su padre pero a los cinco años ya estaba en tierra lebaniega de donde es oriunda su familia. Como dijo el propio Sánchez de la Torre "mis padres, al igual que mis cuatro abuelos eran lebaniegos".

Estudió las primeras letras en Liébana y el Bachillerato en la Universidad de Comillas. "Lo terminé en Oviedo, donde hice también Magisterio. Luego ejercí como maestro sustituto en distintas escuelas de Liébana y, al tiempo, estudiaba la carrera de Derecho. Iba a examinarme a Oviedo por libre y aprovechaba los libros de mi padre, maestro también, que había estudiado Derecho y preparaba oposiciones para jueces cuando estalló la Guerra Civil" relataba en una entrevista en 2006..

Con el tiempo se convirtió en lo que es hoy, un especialista en Sociología y en Derechos Humanos, catedrático emérito de Filosofía del Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Antes fue profesor en Valencia, La Laguna, Deusto y San Sebastián y, desde 1994, miembro de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Además es autor de una veintena de libros. "“No sería lo que soy si no fuera lebaniego" reconocía en la citada entrevista.

Es don Ángel Sánchez de la Torre un ilustre lebaniego que en cuanto puede escapa de Madrid a su casa de Casillas (Cillorigo de Liébana) donde también dedica su tiempo a la huerta y que como declaró en una entrevista reciente  "ha crecido mirando las cumbres recortadas de Liébana, los Picos de Europa".

La Agrupación Lebaniega de Santander le nombró Vecero 2008.

ARTÍCULO DE SU SOBRINA ELVIRA QUEIMADELOS SÁNCHEZ

El primer recuerdo que tengo de tío Ángel es el de una muñeca «de carne» que me trajo de uno de sus viajes a París. Debía correr el año 61 ó 62 como mucho. ¡La muñeca hacía pis! Aún está esa muñeca en la casa de Potes. Pasó el tiempo. Tío Ángel seguía ahí, siendo el mayor de mis tíos.

Me convertí en adulta y dejó de ser el tío mayor para ser el mayor de mis hermanos mayores. He querido a todos mis tíos, pero nunca me preocupé por sus profesiones. La enseñanza era algo «normal» en la familia. Maestros los abuelos, maestros mis padres, profesores de uno u otra cosa varios de mis tíos ... Se casó con tía Marga, que se hizo querer por toda la familia y vinieron al mundo Ángel José y Luis.

Al pasar los años fui viendo a mi tío con los ojos de los demás. Y un día de 1982, empecé a ver a mi tío Ángel profesionalmente. Habíamos comido juntos y él tenía que dar una conferencia en la UIMP. Recuerdo que era algo sobre la simbología de la corona y que captó mi atención. Aquel no era 'tío Ángel'. ¡Era un erudito impartiendo una conferencia interesantísima! Acabó, saludamos, y volvió a ser 'tío Ángel'.

Pero hace un par de veranos La Nueva España, uno de los periódicos asturianos, se hacía eco de una conferencia que «el catedrático ¡ASTURIANO! Ángel Sánchez de la Torre» había impartido en los cursos de no sé dónde. Y ahí me dolió. Hace unos meses, además, leí en un medio de Cantabria una noticia en la que hablaban de miembros cántabros de la Real Academia de Jurisprudencia ¡y no le mencionaban a él! ¡A él que en la mili le conocían como 'El Cabo Potes'! Reconozco que me enfadé. Mi tío Ángel es de Casillas, núcleo urbano del Ayuntamiento de Cillorigo de Liébana. Lo de Collera no fue más que un accidente, porque llegó a Potes con cinco años.

El día que ingresó en la Real Academia de Doctores fue especial. La institución permite que en la investidura de sus miembros puedan tomar asiento en los lugares asignados para los doctores, todos los miembros de la familia que posean esa condición. Ese día se sintió orgulloso porque a todo el mundo asombró que estuviera rodeado por siete miembros de la suya: sus dos hijos, la viuda y dos hijas de su hermano Luis, y dos hijos de su hermano Epi. Los compañeros decían que era un caso excepcional y él no cabía en la toga.

El Excelentísimo Señor Don Ángel Sánchez de la Torre, es mi tío Ángel, es el que se escapa a Potes en cuanto puede, el que Lo mismo sale a atropar leña para el 'bargaretu' de Casillas, o se emperra en cultivar en la huerta patatas o cebollas para llevárselas orgullosamente a Madrid, el que empieza a liar a la gente para hacer socios y resucitar la 'Sociedad Económica de Amigos del País de Liébana' y el que mete en danza a todo el mundo hasta que consigue dejarla en marcha en otras manos que la vigilen de cerca.

Ese es mi tío Ángel: el que con su socarronería y sus bromas infantiles te hace pasar unos apuros de no te menees, el que para por Potes a cualquiera que le resulte familiar para preguntarle: «Y tú ¿de quién eres?». Ese es mi tío Ángel. El que es capaz de usar términos que muchos lebaniegos ya han olvidado, el que lo mismo se pone las albarcas que el chaqué. El que adora a su mujer, a sus hijos, a su único nieto, a sus hermanos, a sus cuñados, a sus primos, a sus sobrinos, el que esté donde esté, lleva a Liébana por bandera y todo lo que ella significa en el corazón.

El hecho de que la Agrupación Lebaniega le haya designado 'Vecero 2008', me emociona profundamente, porque tú, tío Ángel, has peleado mucho por la justicia, y este nombramiento creo que es justo.

Publicado en El Diario Montañés de 22 de diciembre de 2008.

Prestigio de Liébana en el derecho y las ciencias jurídicas

A un paso de convertirse en nonagenario –setenta cumple este año como cofrade de la Santa Cruz- Ángel Sánchez de la Torre es una muestra más de los muchos lebaniegos repartidos por todo el mundo –antes y ahora- que han conquistado milagros personales a pesar de la adversidad tradicional de la vida lebaniega. Hombres de empresa, indianos, jefes militares, hombres de empresa, médicos ilustres, juristas, la nómina es impresionante. Nombres y biografías homenajeadas fuera y pocas veces reconocidas en su tierra natal.

Dedicada gran parte de su vida intelectual al derecho y a las ciencias jurídicas desde que en 1957 obtuvo el Doctorado en Derecho, su curriculum es impresionante: catedrático de Filosofía del Derecho por la Complutense (donde fue director del departamento y del Instituto de Metodología e Historia de la Ciencia Jurídica), académico de número en las Reales Academias de Jurisprudencia y Legislación y Doctores de España, canciller y vicepresidente primero que fue del Instituto de España y Doctor Honoris Causa por la Universidad Montesquieu de Burdeos (Francia), heredera de la antigua Facultad de Derecho y Ciencias Económicas cuyos orígenes se remontan al siglo XV, además de una treintena de meditaciones jurídicas de obligada consulta.

En la última de sus obras que lleva el sugerente título “Virtualidad de la Amistad en el Derecho” editada por el Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, hace un recorrido por el pensamiento de Cicerón, capaz de entender y valorar  –como también descifrar todo lo que se esconde- en la palabra amistad. Este párrafo del trabajo me parece oportunísimo como reflexión sobre la escalada de corrupción en la que vivimos, cuando se entremezclan los amigos con los negocios públicos. Esto señala sabiamente el académico Sánchez de la Torre:

“Toda amistad debe ser constructiva y razonable, y no excusa para incumplir otra clase de deberes. Pedir o dar algo a un amigo nada tiene de corrupto si se trata de cosas más o menos valiosas, pero razonables en momentos de una convivencia normal. Puede darse ayuda mutua en asuntos donde no haya deslealtad hacia nadie, ni ruptura de compromisos anteriores, ni daño a los intereses públicos. Un amigo auténtico nunca pediría a otro nada que fuera ilícito o corrupto. El límite primordial de la amistad es no pedir, ni consentir que se nos pida…” A lo que ha escrito, hago mía esta reflexión. Si este consejo se siguiera en la actual política, nos hubiésemos ahorrado muchos y lamentables casos de corrupción que tanto han dañado a los intereses públicos desde un ejerció perverso del amiguismo (no de la amistad verdadera).

Este otro párrafo es concluyente: “”Una amistad puede pervertirse en egoísmo en dos modos: desmesura y servilismo. Pedir a un amigo apoyo para causas nobles es positivo, pues incluye dedicación, convicción de la bondad de los fines y medida en el apoyo que se solicita. Pero a su sombra podría fraguarse una conspiración que se encaminaría a resultados nefastos…” rechazando finalmente la amistad que se fundamente “en la búsqueda de apoyos y fuerzas para ventajas particulares”. Este trabajo de Sánchez de la Torre sobre la amistad podría entenderse como un claro alegato –sin proponérselo el autor- contra la corrupción imperante, cuando los amigos surgen del oportunismo y abren el camino a que se instale la corrupción civil y política.  En sus reflexiones sobre cuando se transforma una amistad “en maquinación corruptora”, me quedo con lo que sigue: la adulación es la falsificación de la amistad y deja de ser buen amigo quien se convierte en “secuaz”. En otra parte de su trabajo, refiriéndose a la decadencia de Roma, afirma que “no hubiera sucedido si los responsables hubieran preferido ser amigos de la verdad constitucional que de la corrupción demagógica”.

Fallecida hace varios años su esposa, Margarita Navarro Martorell, Licenciada en Filosofía y Letras y perteneciente por oposición al Cuerpo Facultativo de Archivos, Bibliotecas y Museos, Ángel Sánchez de la Torre se refugia con frecuencia en su casa de Casillas, como prueba de su identidad lebaniega "hasta los tuétanos", pues lebaniegos fueron  sus cuatro abuelos, naturales de Torices, Mogrovejo, Ojedo y Casillas. Un espíritu que recibió de sus padres, Epifanio Sánchez Mateo y Luisa de la Torre, que ha inculcado a sus hijos Ángel José, Profesor Titular de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid y Luis, sacerdote, Doctor en Filosofía y Letras y en Teología y Catedrático de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de la Universidad de la Iglesia.

La importancia de Liébana en su vida, la confesó en estos términos cuando recibió el título de Vecero en 2006: "no sería lo que soy si no fuera lebaniego", añadiendo que  "lo que soy no lo define ni mi profesión ni mis conocimientos, sino lo que yo siento al estar con mis parientes, entre mis vecinos y frente a los horizontes quebrados de los Picos de Europa". En efecto, los que conocemos su trayectoria y reconocimientos, bien sabemos que por donde ha pasado y ha dejado huella de su sabiduría jurídica, siempre enarboló por bandera la tierra de sus mayores.

José Ramón Saiz Fernández

Doctor en Periodismo