Penas específicas en Francia para los condenados por corrupción, fraude fiscal y tráfico de influencias

El nuevo presidente francés quiere impulsar es la ley de moralización de la vida pública. La norma prohibirá a los parlamentarios contratar familiares como asistentes (en España no está vetado por ley).

16-06-2017

Mariano Rajoy mantendrá este viernes un almuerzo de trabajo con Emmanuel Macron en el Palacio del Elíseo. Los asesores del presidente español se han movido con rapidez para reunirse con el político de moda. Siempre es curioso ver las esperanzas que cíclicamente despiertan algunos dirigentes entre sus colegas. Y en el caso de Rajoy con Macron, todavía más, ya que en algunas cuestiones ambos son antitéticos y con caracteres y maneras de hacer totalmente diferentes.

Empecemos con las coincidencias: a ninguno de los dos les gusta demasiado la prensa y los dos han logrado desmentir los pronósticos. En el caso de Rajoy se ha impuesto a cualquier previsión tras ser publicados sus SMS a Bárcenas o conocer los numerosos escándalos que acechan al PP. Y Macron, que dejó a los socialistas y fundó el partido de centro La República en Marcha, ha frenado a los analistas que le consideraban una simple ‘burbuja mediática’ y que ahora ven cómo amenaza con acabar con el sistema bipartidista de los últimos 50 años.

LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN

Porque Rajoy habrá querido ir de los primeros al Elíseo, pero comparar su gestión, en la oposición y en el Gobierno, con la que se plantea llevar a cabo Macron los aleja en algunas áreas. Entre las principales medidas que quiere impulsar es la ley de moralización de la vida pública. La norma prohibirá a los parlamentarios contratar familiares como asistentes (en España no está vetado por ley). Además, Francia va a crear una pena específica para los condenados por corrupción, fraude fiscal, tráfico de influencias o desvío de fondos públicos, que no podrán optar a un cargo público en diez años.

Si el ministerio de Economía detecta una irregularidad en la situación fiscal, sus señorías deberán abandonar el escaño. Otra novedad es que los parlamentarios deberán justificar sus gastos si quieren que se los reembolsen (en el Congreso español se ha empezado a hacer este año con los viajes al extranjero, pero en el Senado todavía se cobran dietas sin presentar recibos).

El exministro de Economía francés, diplomado en filosofía y formado en la elitista Escuela Nacional de Administración, toca el piano, habla inglés y domina como nadie la puesta en escena y la importancia de los símbolos en la era de la globalización. Rajoy, licenciado en Derecho y registrador de la propiedad, ha demostrado que prefiere el terreno conocido, no le gusta improvisar y sus maneras y su vocabulario son más de otro siglo que del XXI.

Coincidencias en Europa

En pocas semanas Macron se ha medido con el ruso Vladimir Putin y el estadounidense Donald Trump y no le ha temblado el pulso. Solo tardó un par de horas en responder con un discurso institucional al presidente de EEUU por el abandono del acuerdo sobre el cambio climático. Rajoy respondió a la mala noticia de Trump 13 horas después y por Twitter.

Fuentes diplomáticas españolas aseguran que la prisa para reunirse con Macron no responde a un interés personal sino de país. “A España le interesa llevarse bien con Francia”, explica uno de los asesores que la semana pasada estuvo en París para preparar el cara a cara. Tras el almuerzo, Rajoy y Macron darán una rueda de prensa y dejarán claro que quieren colaborar juntos en Europa, ya que comparten puntos de vista similares sobre los eurobonos y la reforma del pacto de estabilidad, entre otros temas. No obstante, saben que será complicado. En septiembre, Angela Merkel tiene elecciones y antes no hará ningún gesto hacia los países del sur que pueda molestar a su electorado. Después ya se podrá ver si Macron y Rajoy conectan y esta ilusión canicular se concreta en invierno.