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Septiembre: un mes en el que puede cambiar todo. O nada

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31-08-2014

©GrupoDiariocrítico

Fernando Jáuregui 31/08/2014
 
"Tengo para mí que en los próximos meses de este interesante curso político que se abre no vamos a hablar solamente de Cataluña como problema al que aún no se han aportado soluciones" 

Casi todo había quedado aplazado para septiembre. Ya ha llegado. Pocas veces recuerdo que el inicio de un curso político y económico haya venido tan cargado de mudanzas, aprensiones y presiones como este que comienza ahora. Las felices y despreocupadas vacaciones dan paso a un período muy preocupante, tanto en el plano internacional como en el orden doméstico. Ahí es nada el planteamiento de la Diada, la posible comparecencia del ex honorable Pujol ante el Parlament, el anuncio de las futuras actividades de Josep Antoni Duran y los vaivenes de Artur Mas y su entorno. Eso, para centrarnos apenas en el 'problema catalán'. Pero hay otras muchas cosas en el horizonte.
 
Por ejemplo, lo que haya resultado de las meditaciones 'regeneracionistas' del nuevo secretario general socialista, Pedro Sánchez, en su retiro agosteño: ¿qué ideas nos trae?. He dicho muchas veces que, aún más que en Rajoy, el futuro de la regeneración política que tanta falta nos va haciendo descansa en el PSOE. El  PP está atento a su propio rendimiento ante las elecciones de la próxima primavera y su estrategia es, por tanto, conservadora; el PSOE tiene casi que reinventarse, ilusionar de nuevo, combatir lo que no está bien. Ya veremos cómo evoluciona esa tan contestada propuesta de reforma electoral municipal, pero dudo de que los 'populares' se atrevan a hacerla aprobar en solitario. Como dudo de que, con Diada masiva o sin ella, con la independencia escocesa vencedora o -creo que más probable-perdedora, Artur Mas ose seguir adelante con la promesa de llevar adelante la consulta de noviembre, que no se celebrará. O, si se celebra, será una pantomima sin el menor valor.
 
Ha llegado, con el nuevo curso, la hora de que hablen los líderes políticos. Mas ya lo ha hecho, a su insignificante manera. Sánchez y Rajoy, no: tienen ahora una espléndida oportunidad que al menos el líder socialista ya ha anunciado que aprovechará, confiemos en que para bien. Porque ya no están los tiempos como para seguir dando más vueltas a la noria sin aportar agua. Algo tendrán que ver con las viejas y estériles rutinas esas encuestas que se van publicando, que serán más o menos fiables, pero nos dicen que un fenómeno como 'Podemos' que nadie parece saber por dónde agarrarlo, asciende como una flecha a costa de todos los demás...menos del PP, que, entre datos económicos y visita de Merkel, ha tenido un buen verano y se recupera algo, solamente algo, en el aprecio del electorado.
 
Tengo para mí que en los próximos meses de este interesante curso político que se abre no vamos a hablar solamente de Cataluña como problema al que aún no se han aportado soluciones (no, no espero gran cosa del encuentro Sánchez-Artur Mas esta semana). Tampoco hablaremos solamente de la elección directa del alcalde más votado, iniciativa extemporánea donde las haya. Ni de la reforma del aborto, que no acaba de llegar al BOE. En el subsuelo político hay mucho más. Ahí está, recién planteada, toda una reestructuración de las formaciones políticas, las de la izquierda y las del centro. Porque IU y UPyD saben que su crecimiento se ha estancado, y que toda la culpa no es del partido desestructurado, sin método, que lidera el televisivo Pablo Iglesias. Ni la coalición que dirige Cayo Lara, que anda como ausente, ni el partido que formó Rosa Díez, que se agita a la busca de soluciones de futuro, pueden permitirse el lujo de seguir con la trayectoria de hasta ahora. Esto no es un bipartidismo: esto se va asemejando casi a un régimen de partido único, porque al PP, con todos sus defectos y sus alfilerazos internos, hay que reconocerle la cohesión que no tienen los demás, 'Podemos' incluido: ¿por qué esta formación tan de moda no nos ofrece recetas sobre Cataluña y sus proyectos independentistas, por ejemplo?.
 
Todo esto, y mucho más, está llamando a la puerta ahora, ya, en este septiembre en el que el clamor de las insensateces que aquí se consuman nos dificulta la visión detallada de algunas locuras que ocurren fuera de nuestras fronteras. Que esto último también forma parte, y muy importante, claro está, de ese hormigueo con el que nos adentramos hacia el otoño, hacia este otoño.

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