“ Santander más lúgubre y triste.”
Ahora un año, que denunciaba en este mismo medio la pobre iluminación del centro de nuestra ciudad, exponiendo que hacía más de 30 años bajo el mandato del entonces alcalde Don Juan Hormaechea, se mejoró espectacularmente la misma en todo el cent
La imagen-recreación se centra una de las antiguas farolas
Hace pocos días en la calle Miguel Artigas hemos constatado que de las tres farolas existentes ( con cinco lámparas por farola) , es decir en total 15 lámparas, se han puesto solamente seis dejando únicamente el 40% de la potencia lumínica instalada. Esto afecta tanto a la seguridad en una calle con muy poco transito en horas nocturnas, como a la luminosidad que no se compensa con la iluminación de los escasos comercios de la misma.
Se cumple ahora un año, que denunciaba en este mismo medio la pobre iluminación del centro de nuestra ciudad, exponiendo que hacía más de 30 años bajo el mandato del entonces alcalde Don Juan Hormaechea, se mejoró espectacularmente la misma en todo el centro, desde Puerto chico hasta la Alameda con las farolas de gran porte instaladas.
No cabe la menor duda que la potencia lumínica que se instaló fue de acuerdo a lo especificado y lo que ahora había cambiado radicalmente la situación era la decisión de la autoridad municipal para suprimir el 60% de las bombillas de las farolas (tres de cada cinco), con el único fin de reducir la factura del consumo eléctrico, pero sin considerar la negatividad que supone la menor luminosidad y peor imagen.
Hace un año el alcalde manifestaba que con el nuevo alumbrado público se conseguirá más eficiencia y un ahorro del 85% en la factura del consumo.Esto tenemos que manifestar tajantemente que no es cierto. Por otro lado que la iluminación sea más tenue, difusa y cálida no representa que sea mejor, y compararla con la actual de los Jardines de Pereda es un craso error dada la pobre iluminación con que han dejado a los mismos. Pretendemos que Santander sea una ciudad bien iluminada,y no que por un ahorro excesivo se convierta en lúgubre y triste, y para corroborarlo se debiera valorar la potencia luminosa midiendo su flujo en lumens
Agustin Vaquero.- Ingeniero Industrial