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“ Santander más lúgubre y triste.”

Ahora un año, que denunciaba en este mismo medio la pobre iluminación del centro de nuestra ciudad, exponiendo que hacía más de 30 años bajo el mandato del entonces alcalde Don Juan Hormaechea, se mejoró espectacularmente la misma en todo el cent

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“ Santander  más lúgubre y triste.”
23-07-2017

La imagen-recreación se centra una de las antiguas farolas

Hace pocos días en la calle Miguel Artigas hemos constatado que de las tres farolas existentes ( con cinco lámparas por farola) , es decir en total 15 lámparas, se han puesto solamente seis dejando únicamente el  40% de la potencia lumínica instalada. Esto afecta tanto a la seguridad en una calle con muy poco transito en horas nocturnas,  como  a  la luminosidad que  no se  compensa  con la iluminación de los escasos comercios de  la misma.  

Se  cumple ahora un año, que denunciaba en este   mismo medio la  pobre iluminación  del  centro de nuestra  ciudad, exponiendo  que hacía más de 30 años bajo el  mandato del  entonces alcalde Don Juan Hormaechea, se mejoró  espectacularmente  la misma en todo el centro,  desde Puerto chico hasta la  Alameda con las farolas  de gran porte  instaladas.

No cabe la menor duda que la potencia lumínica que se instaló fue de acuerdo a lo especificado  y  lo que ahora había cambiado radicalmente la situación era  la decisión de la autoridad municipal  para  suprimir el 60% de las bombillas de las farolas (tres de cada cinco),  con el único fin de reducir la factura del consumo eléctrico, pero sin considerar la negatividad  que supone la menor luminosidad y peor imagen.

Hace un año el alcalde manifestaba que con el nuevo alumbrado público  se conseguirá más eficiencia y un ahorro del 85%  en la factura  del consumo.Esto tenemos que manifestar tajantemente que no es cierto. Por otro lado que la iluminación sea más tenue, difusa y cálida no representa que sea mejor, y compararla  con  la actual de los Jardines de Pereda  es un craso error dada  la pobre iluminación  con que han dejado a los mismos. Pretendemos que Santander sea una ciudad bien iluminada,y no que por un ahorro excesivo se convierta en lúgubre y triste, y para  corroborarlo  se debiera valorar la potencia luminosa midiendo su flujo en lumens

Agustin Vaquero.- Ingeniero Industrial