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“Las calles San José y El Limbo están en el primer plano de la Villa de 1852”, destacó José Ramón Saiz

Además de los directivos de la Asociación vecinal, asistieron los concejales José Luis Urraca (PSOE), Javier Marcano Estrada y Pedro Pérez Noriega (PRC) y Blanca Rosa Gómez Morante y Arturo Roiz del grupo municipal Torrelavega SI

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“Las calles San José y El Limbo están en el primer plano de la Villa de 1852”, destacó José Ramón Saiz
17-03-2019

 Este domingo se celebró la fiesta de San José organizada por la Asociación de Vecinos en la conocida zona de vinos, con diversos actos en los que destacaron la ofrenda floral y el pregón el escritor e historiador José Ramón Saiz. Además de los directivos de la Asociación vecinal, asistieron los concejales José Luis Urraca (PSOE),  Javier Marcano Estrada y Pedro Pérez Noriega (PRC) y Blanca Rosa Gómez Morante y Arturo Roiz del grupo municipal Torrelavega SI. El acto principal se celebró a la altura del bar Toño, uno de los establecimientos de la zona que fue fundado en los años cincuenta del siglo pasado.


Varias decenas de personas asistieron a los actos de la ofrenda floral y el pregón, que se desarrollaron bajo una fina lluvia que obligó a suspender el concierto previsto de la Banda Municipal.


Sobre la historia del lugar, el escritor e historiador José Ramón Saiz definió a la   zona “como la más castiza de la ciudad ya que sus calles San José y El Limbo figuran en el primer plano de la Villa de mediados del siglo XIX, obra de Hilarión Ruiz Amado”, añadiendo que “aunque muy poco debidamente documentado sabemos de los orígenes de este lugar, el nombre de la calle San José podía deberse a la existencia de una ermita, pero nada encontramos en las actas municipales sobre el momento y el por qué de su designación”. Torrelavega contaba entonces con poco más de millar y medio de habitantes.


Señaló que “el lugar está estrechamente vinculado con el Sorravides, ese río, riachuelo o arroyo, como prefieran, que tiene su origen en la fuente denominada de Las Palomas, situada hacia la mitad de la falda norte del Dobra, a unos cinco kilómetros de la Villa y Ciudad. En el paso por este lugar, según el primer proyecto de cubrimiento del Sorravides impulsado por el alcalde Gregorio Martín Blanco, que data de 1896, existían seis puentes: tres de madera (Cotero, Cárcel y Matadero) y otros tres llamados de fábrica, es decir, de hormigón, entre ellos el de acceso a la calle San José, ubicado en la conexión con la hoy calle de Pando”.


Destacó que aunque el primer proyecto de cubrimiento del Sorravides data de 1896, –obra que tenía un costo, entonces, de 192.500 pesetas- con el fin de evitar el peligro que representaba su inmundicia para la salud pública, “el barrio no vio hecho realidad su cubrición hasta mediados de los años sesenta del pasado siglo, es decir, casi setenta años después, asistieron los vecinos de entonces asistieron a algunas vicisitudes como fueron la muerte de una persona de edad que cayó al cauce o la también aparatosa caída a sus aguas de un “seiscientos”.


Afirmó más adelante que la calle San José  “era el acceso directo a la Pista Río, ese romántico lugar que concentraba la movida de los fines de semana, pero aquí estaban, además, el famoso salón de baile con el nombre de Sanghay y el también salón de baile del Hotel Moderno, inaugurado en 1952”, destacando a continuación que “el Moderno desde su apertura en 1942 hasta su cierre en 1969, hizo que por la  calle San José pasearan personajes famosos de la época como Juanita Reina, la gran Mary Delgado, el Príncipe Gitano, Mari Fe de Triana, Antonio Machín, Juanito Valderrama, Fernando Sancho y los equipos de rodaje de La Niña de Luzmela sobre Concha Espina y Dulce Nombre, que una buena parte se rodó en Cartes”.


En 1951 se hospedó en el hotel la plantilla del Atlético de Madrid, que vino a disputar un partido amistoso con la Gimnástica, indicando que “Julito Domínguez, que hasta el 2002 mantuvo la zapatería que su padre abrió en la calle San José en 1927, aun guarda con celo los autógrafos de las estrellas colchoneras”.


En su pregón, José Ramón Saiz recordó algunos negocios de mediados del pasado siglo que proyectaron una imagen comercial de la ciudad, en concreto señaló que “aquí estaban los ultramarinos de Conchita la de la Dalia, el almacén de sacos de Quinzaños; el bar de Agustín, La Ola, en la que comenzaron a realizarse los primeros ensayos del Coro Ronda Garcilaso en 1943 o el lugar donde el heladero Miguel Mantecón preparaba sus productos, famoso por sus helados y barquillos, que vendía en su establecimiento de la Plaza Mayor y por toda la ciudad”.


Finalmente se refirió a un acontecimiento especial que sucedió hace más o menos sesenta años, en concreto cómo treinta o cuarenta familias de la calle San José y de El Cotero recibieron cada una en torno al millón  de pesetas, resultado de una herencia de una mujer que hizo fortuna en Cuba. Recordó que “fue todo un acontecimiento que revolucionó la calle y a los afortunados”.


Terminó su intervención con una referencia especial a tres personajes que vivieron en este lugar: el que fuera alcalde de la Villa, Julián Ceballos Campuzano; el primer impresor, Bernardo Rueda y el legendario boticario, director de El Impulsor hasta su muerte, Juan Francisco López Sánchez, sobre los que trazó unos rasgos sobre su importancia en la historia de Torrelavega.