DON QUIJOTE Y SANCHO CABALGAN (XVI)
Por JOAQUÍN CUETO OTÍ
DON QUIJOTE Y SANCHO CABALGAN (XVI)
POR JOAQUÍN CUETO OTÍ
“CON LA VENIA DE MIGUEL”
O (EL QUIJOTE EN VERSO)
POR JOAQUÍN CUETO OTÍ
DON QUIJOTE Y SANCHO CABALGAN
Narrador._ Vio Sancho Panza, marchito
y desmayado a su dueño,
algo en aqueste inaudito;
mas creyó que simple sueño
era el causante directo,
del antedicho desmayo.
S.P. ._ <<Antes reviento que callo,
porque quizás vaya infecto
tras la herida que un pastor,
le propinó en un costado
y aunque muestra ser osado,
patente es su gran dolor>>.
¿Vais enfermo, mi Señor
o cabalgáis encantado
por algún brujo malvado
y me temo lo peor?
D.Q. ._ En brujerías pensaba
cuando tú, me interpelaste.
Los mozos con quien tú hablaste
en tan mísera posada
encantadores, creo eran
y no pienso de serpientes,
esos bichos repelentes
que en el bosque proliferan,
sino de algún caballero
que Don Quijote se llama.
S.P. ._ Es que tenéis tanta fama
que ni un abad, ni un cabrero
son dignos de descalzaros,
ni tan siquiera miraros,
ni quitaros el sombrero.
D.Q. ._ ¡Fantasmas eran, sin duda,
o zombis del otro mundo!
S.P. ._ En sus sospechas abundo,
mas si precisáis ayuda
para burlar tal encanto,
con Sancho Panza contad,
pues mataré sin piedad
al causante del quebranto.
D.Q. ._ ¡Mil gracias una vez más!
Cuanto dije, lo confirmo
y lo rubrico y lo firmo,
aunque no firmé jamás:
“Mi palabra, por dos vale
y si me fuerzan, por tres
porque la tinta, nimied es,
que a porquería equivale.
En Rocinante montado
iba yo por un sendero,
cuando aves de mal agüero
a las que siempre he odiado,
volaban a ras del suelo
dando graznidos de muerte;
y como no me divierte
picar en tan vil anzuelo,
levanté mi espada presto
y los córvidos callaron.
Avergonzados marcharon
al infierno, ¡por supuesto!
S.P. ._ Entonces, lo de encantado
no es más que puerca falacia,
y no me hace nada gracia
que mi amo me haya ¡engañado!
D.Q. ._ ¡Pues bien encantado estoy!
como podéis comprobar:
ni me puedo levantar,
ni sé nunca a donde voy.
Son espíritus malignos
que dañan al caballero,
algo que yo no tolero
y los considero indignos,
como el más vulgar ratero
de este mundo cicatero,
donde pocos son honrados.
S.P. ._ ¡Pues los veo ajusticiados!
mas Señor, le pongo un pero:
Morir un hombre mezquino
a manos de un caballero,
pienso que es un gran ¡desatino!
D.Q. ._ Aun siendo contravenir
leyes de caballería,
a un villano mataría
para yo sobrevivir,
porque no es justo morir
de estacazo traicionero,
si el extinto es caballero
y no un cualesquier faquir.
S.P. ._ Nunca quise delinquir,
mas sus armas me enseñaron
y al tiempo, me amenazaron:
Vil navaja cabritera
y un trabuco de dos tiros,
llevaban en bandolera
y no me place mentiros
porque no sois cualesquiera;
me enseñaron un garrote
de la más dura madera
que si lo veis, Don Quijote,
cual si os dieran un azote
lloráis la noche entera.
D.Q. ._¿Queréis decir que eran seres
y además de carne y hueso?
S.P. ._ ¡Señor! creo que he dicho eso.
Verdaderos mercaderes,
malandrines y asesinos,
auténticos criminales,
aullando como chacales
y gruñendo cual gorrinos.
lo que le digo: ¡animales!
D.Q. ._ Que eran espíritus digo…
nunca cabreros de oficio,
viendo por nimio orificio
a vos mismo, ¡Sancho amigo!
Bien se ve que eres un lego,
ignorante y retardado;
pues aunque estés encantado,
en brujería ¡estás ciego!
S.P. ._ Quizás estaré algo ciego
pero aún veo suficiente
y que le atisbo demente,
es evento, que no niego.
D.Q. ._ ¡Escúchame, si no ves!
Oigo ruido de pedrusco,
y veo campo a través
espeso polvo pardusco,
que tapa toda la mies.
Y dos son las polvaredas,
que en el campo veo dos,
por dos distintas veredas
y una va tras otra en pos.
Si se encuentran en la llana
al destrozo no me apunto,
porque presiento y barrunto
que no habrá senda mañana,
después de las doce en punto.
Narrador._ Eran carneros, doscientos,
en dos rebaños de a cien,
que olfateando los vientos
sin saber cómo ni a quién,
ambos a muerte lucharon
¡como luchan los carneros!
Con testarazos certeros
¡se embistieron y mataron!
Aquello era un centenar
de carneros moribundos,
en un montón, todos juntos;
a punto ya de expirar.
D.Q. ._Hoy barrunto otra aventura
que lucha a muerte será,
o quizás mi sepultura
el demonio cavará.
Dos ejércitos en lucha
se verán en la llanura
y llevarán de armadura,
en la testa, una capucha.
¡No te dobles hoy, mi espada
ni tiembles tú, mi rocín!
La batalla está ganada
por aqueste espadachín,
que aun siendo largo millar
los soldados que pelean,
y aguerridos todos sean,
a todos, ¡juro matar!
Narrador._ Hasta Sancho lo creyó
contagiado por su dueño,
que enloquecido veló
aguantando frío y sueño.
Y contra ovejas luchaba,
gordos cabros degollaba,
y se mostraba risueño
cuando a un carnero mataba.
Exhausto tras la pelea,
se sentó sobre un madero
a un palmo de su escudero:
¿Pensáis Vos en Dulcinea?
(preguntó al gran caballero,
Sancho Panza de improviso).
D.Q. ._ ¡Es tanto lo que la quiero!
que jamás a mujer quiso,
con amor limpio y sincero
¡el más tierno enamorado!
Hoy pervivo desahuciado,
¡mi siempre amado escudero!
S.P. ._ ¡Que en El Toboso os vea
mañana al nacer el día!
abrazando a Dulcinea
cual enamorado haría.
Dejaos de desfacer
y entuertos encarrilar,
para amar a una mujer
que está deseando amar.
Olvidad a los cabreros
y vivid para el placer,
junto con una mujer
que siempre afirmó quereros.
El ayer, no es el mañana,
ni muy seguro está el hoy;
por lo tanto, a hora temprana
me dirás: ¡al Toboso voy!
D.Q. ._ Las leyes tienen prohibido
a un prudente caballero,
circular cual si ratero
antes del amanecido.
Mientras la Luna relumbra
allá arriba en el confín
y los novios en penumbra,
dejan labios sin carmín.
Mientras duermen los plebeyos
como se duerme un lirón;
muy dichosos serán ellos,
mas viven sin ilusión,
pues nada iguala a velar
las armas, sin dormitar
tumbado en daque colchón.
Mientras pienso en Dulcinea
y oigo al pájaro trinar,
en árbol que se menea
sin ningún viento soplar.
Lo está moviendo un jilguero
con su incesante saltar,
cuando el alba está al llegar
y ya relumbra el lucero.
VERSOS A DULCINEA
Te mando Dulcinea, un fuerte beso
con la nítida brisa matutina.
Es tan grande el amor que te profeso,
que si no lo aceptas, será mi ruina,
algo que mi corazón no espera
porque estoy de ti tan enamorado,
como la flor de su jardín amado;
y cual doncella quinceañera
que de mozo enamorada estuviera;
Como jaco alazán paciendo en prado
pueda estar enamorado de yegua,
a quien los tejos le haya tirado;
y no des al amor, ¡mi amor!, más tregua
porque me place estar siempre a tu lado.
Continuará…