AGOTAMIENTO EMOCIONAL
Por ESTHER RUIZ
“Hoy no saldría de la cama...” Y este sentir empieza a hacerse más habitual de lo que nos gustaría después de casi un año de pandemia. De confinamientos, de toques de queda, de estados de alarma. De no hacer planes, de no ser dueños de nuestra vida ni de nuestros días... De no besar, de no tocar, de no abrazar, de no compartir, de no ver a los nuestros, de no salir, de no viajar... De crisis sanitaria, social, económica, de paro, de colas del hambre. De curvas, de escaladas, de contagios, de fallecidos, de comparecencias vacías, de medias verdades, de mentiras, de los míos y los tuyos... Casi un año con la única certeza de que todo es incierto.
Y es que estamos emocionalmente agotados, inmersos en un hastío emocional muy difícil de sobrellevar algunos días. Tenemos la sensación de estar todos los días haciendo un sobre esfuerzo, de estar sobre cargados de responsabilidad, esa que nos piden y nos atribuyen pero que parece que nunca es suficiente. Tenemos la sensación de estar dándolo todo sin recibir nada. Tenemos la sensación de no poder más, de quebrarnos.
Y le queremos poner ganas, pero cómo te ilusionas si lo único que tienes es presente. Si no ves el final, si ya no es ni cuenta atrás ni cuenta adelante porque no sabemos hacia donde vamos. Si no sabemos si un día más es un día menos porque todo es un día tras de otro. Si hemos pasado del “nadie se va a quedar atrás” a ver cómo tanta gente se queda fuera cada día. Sufrimos un distanciamiento afectivo que es como la canción de Alarma “Estoy ardiendo y siento frío...”