LA DECLARACION CONJUNTA SOBRE EL FUTURO DE EUROPA (1)
Por ROGELIO PEREZ BUSTAMANTE
Rogelio Pérez Bustamante
Catedrático Jean Monnet
Julio Guinea Bonillo
Prof. Universidad Rey Juan Carlos
Esta mañana 10 de marzo se ha firmado una “Declaración Conjunta relativa a la Conferencia sobre el Futuro de Europa”, en la sede del Parlamento Europeo, por los tres presidentes de las Instituciones Europeas; por el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli; por el Consejo de la Unión, António Costa y por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Un documento oficioso francoalemán de 26 de noviembre planteaba las cuestiones y directrices clave y la propia Comisión perfilaría la idea de la Conferencia el 22 de enero de 2020. Desgraciadamente, ya en febrero la pandemia se extendía por Italia y poco tiempo después por toda Europa, a partir de entonces la Conferencia quedaría en stand by, hasta que nuevamente el Consejo Europeo revisaba el Proyecto inicial, destacando que su contenido se centraría en varios temas clave: sostenibilidad, desafíos sociales, innovación, valores, derechos y libertades fundamentales y papel internacional de la Unión Europea.
Lo más significado de la Declaración Conjunta que ahora se nos presenta es la voluntad de “colaborar con los ciudadanos, para construir una Europa más resiliente”, este es un término muy anglosajón que quiere decir más fuerte, resistencia y disposición para soportar la adversidad y afrontar los desafíos. La misma Declaración plantea la necesidad de hacer frente a los retos geopolíticos en el entorno mundial posterior a la Covid 19.
Se trata en pocas palabras de volver la vista a los 440 millones de personas que componen Europa, entre otros asuntos, a la construcción de un continente saludable, la lucha contra el cambio climático y los retos medioambientales, una economía que funcione para las personas, la justicia social, la igualdad y la solidaridad intergeneracional, la transformación digital de Europa, los derechos y valores europeos ―incluido el Estado de Derecho―, los retos migratorios, la seguridad, el papel de la UE en el mundo, las bases democráticas de la Unión y cómo reforzar los procesos democráticos que rigen la Unión Europea. Los debates también podrán tratar cuestiones transversales relacionadas con la capacidad de la UE para atender a sus prioridades de actuación, como la mejora de la legislación, la aplicación de la subsidiariedad y la proporcionalidad, el cumplimiento y ejecución del acervo y la transparencia. Los ciudadanos tendrán libertad, para plantear cuestiones adicionales que les afecten.
Es evidente que esta convocatoria nace en un momento enormemente complejo, con unas dificultades políticas, económicas, sociales, culturales y, sobre todo, sanitarias cuyas consecuencias no podemos aún calcular. La Unión Europea parecía quedar anquilosada, aunque debía y seguía funcionando cada día cumpliendo con los compromisos asumidos por sus políticas públicas. Pero, cada vez esto parece más lejano a los ciudadanos que no tienen ese hilo directo y que en algunos casos se sienten más alejados ante sus propias dificultades concretas.
Llevábamos ya 14 años sin modificar en el derecho primario europeo, cuando el mundo ha cambiado sustancialmente y la Unión Europea ha sufrido severas crisis económicas, migratorias, sociales, medioambientales y ahora sanitarias. El mundo se mueve con la globalización a marchas precipitadas y parece que Europa se queda atrás, envejecida y con poco resuello, ante las dificultades internas, como el propio proceso del Brexit, un retroceso a los nacionalismos y una falta de fortaleza en la defensa de los Derechos y Libertades. Creemos que como ciudadanos europeos debemos recoger esta oferta de los líderes europeos, para colaborar activamente en la construcción Futura de Europa. Decía Jean Monnet que "Los hombres solo actúan en un estado de necesidad y, por lo general, solo reconocen la necesidad en una situación de crisis". Vivimos en una gravísima crisis, necesitamos actuar, avanzando en la integración de Europa.