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LOS ACOMPAÑANTES DE LA DICTADURA DE DANIEL ORTEGA

Por ENRIQUE GOMARIZ

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En la víspera de la jornada electoral del pasado domingo tenía lugar en el Centro de Convenciones Olof Palme de Managua, una usurpación toxica: el Consejo Supremo Electoral de Daniel Ortega acreditó a cerca de 200 “acompañantes electorales” (así los denominaron) en un intento de sustituir los observadores internacionales, que regularmente han hecho el seguimiento de los comicios en Nicaragua, a quienes se denegó su entrada en el país, junto a los periodistas de medio mundo, incluyendo Televisión Española.

Conozco bien el centro de convenciones Olof Palme, un lugar que la socialdemocracia sueca otorgó a la Nicaragua símbolo de la libertad recuperada, inaugurado en 1987 por la viuda del mandatario sueco, Lisbeth Palme, como un tributo a la paz y la democracia en el mundo. También por eso siento que este acto tiene un carácter siniestro. Refleja bien cómo es posible la transmutación de un grupo que luchó contra una dictadura para acabar convirtiéndose en una piñata dictatorial.

En el magnífico salón de actos del Olof Palme fueron acreditados los “acompañantes electorales” de Daniel Ortega, procedentes del populismo y la extrema izquierda de varios países europeos y latinoamericanos, entre los que destacaban Venezuela y Bolivia. Y claro, no podía faltar a esa aberración antidemocrática una representación de Podemos: "Quiero agradecer al pueblo de Nicaragua y a las autoridades el recibimiento (…) este pueblo ha demostrado ser hospitalario que vive en paz, que vive en libertad a pesar de la gran campaña mediática desinformativa que se hace tanto en Europa y especialmente en España que no se ajusta para nada a la realidad", proclamó el diputado de Unidas Podemos en Andalucía, España, Ismael Sánchez Castillo.

Por supuesto, el lunes siguiente, personajes como Maduro, Evo Morales y algunos otros felicitaban al victorioso reincidente “presidente” Ortega. Y mientras todos los medios de información, mínimamente responsables, reflejaban la dramática farsa electoral, que ha supuesto cientos de presos y muertos, además de 150 mil refugiados, el canal TeleSur, ese pasquín infame de Maduro, se esforzaba en mostrar una Nicaragua celebrando la fiesta de la democracia con toda normalidad.

Un día después de la pantomima electoral, mucha gente se pregunta cuál será el inmediato futuro del régimen de Ortega. Desde muchos países de la comunidad internacional se alzan voces reclamando un completo aislamiento del gobierno actual de Nicaragua. Diversas iniciativas se plantean acerca de cómo impedir que Ortega consolide su dictadura. Una de ellas, es la propuesta que hacen varios expresidentes de la región, junto a la Fundación Democracia y Desarrollo e IDEA de Estocolmo. La declaración conjunta de Ricardo Lagos, Fernando Henrique Cardoso, Laura Chinchilla, Juan Manuel Santos y Kevin Casas (Secretario General de IDEA) sostiene:

“Las condiciones bajo las cuales se convocó a las urnas determinan la ilegitimidad de estas elecciones. Progresivamente se intensificó la ofensiva autoritaria, treinta y nueve líderes de diversos sectores fueron detenidos incluidos siete aspirantes presidenciales de oposición -quienes aún permanecen privados de libertad-, y se canceló la personería jurídica a los tres principales partidos de ese sector. A lo anterior debemos sumarle numerosas medidas arbitrarias adoptadas por un Consejo Supremo Electoral que está bajo control absoluto del oficialismo, entre las que destacan: la eliminación del padrón electoral de aproximadamente un millón de electores y la cancelación de más de mil centros de votación”.

Ante estos hechos, los expresidentes proponen las siguientes medidas:

  1. Solicitar la coordinación de las instituciones democráticas de Estados Unidos, Canadá, Europa y los países latinoamericanos, más los organismos internacionales que corresponda, para denunciar con firmeza el carácter antidemocrático de este acto electoral y llamar a desconocer sus resultados.
  2. Hacer un llamado a todos los gobiernos de la región para que asuman la gravedad de estos hechos e instruyan a sus Cancilleres en colocar la situación de Nicaragua como tema prioritario en la próxima Asamblea General de la OEA, organizada por Guatemala de modo virtual entre el 10 y el 12 de noviembre, y se adopten allí todas las medidas pertinentes establecidas en el sistema interamericano.
  3. Profundizar el aislamiento internacional del régimen, incluida la suspensión de Nicaragua de la OEA vía la aplicación del artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana.
  4. Exigir la inmediata liberación de todos los presos políticos, la plena vigencia de los derechos humanos, el cese del estado policial, el restablecimiento del orden constitucional y la urgente reapertura de un proceso de negociación para buscar una salida pacífica y electoral a la crisis.
  5. Solicitar a los organismos de derechos humanos de las Naciones Unidas y de la OEA continuar monitoreando la situación de los derechos humanos en Nicaragua y elaborar informes periódicos para actualizar la evolución de los mismos.
  6. Apoyar desde la comunidad internacional a los actores políticos nicaragüenses en los esfuerzos que les cabe hacer, para lograr un mínimo de convergencia y unidad de acción frente a un gobierno que ya no oculta su carácter dictatorial.
  7. Suspender todos los programas o negociaciones en el seno de las instituciones financieras internacionales y regionales en tanto las condiciones mínimas de vigencia de la institucionalidad democrática no retornen a Nicaragua. Ello sin alterar los programas de asistencia humanitaria en favor de la población nicaragüense.

 

En España, el Ministro de Relaciones Exteriores, José Manuel Albares, ha calificado de farsa los comicios y ha asegurado que España no reconocerá su resultado. Lástima que pertenezca a un gobierno Frankenstein, donde su aliado político, Podemos, considera que esa posición es producto de una mayúscula desinformación mediática respecto de un país que vive “en completa libertad”. Habrá de vigilar al Gobierno de Sánchez para comprobar que la influencia de Podemos no opera en contra de los esfuerzos de la comunidad internacional para evitar que Ortega consolide su dictadura.

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