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UN SEGUNDA QUE LLEGA A LAS SEMIFINALES DE LA COPA DEL REY

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El Mirandés es un milagro que no cesa aunque resulta realmente injusto hablar de milagro. Porque el equipo que dirige Andoni Iraola se ha plantado en semifinales de la Copa del Rey, por segunda vez en su historia, por méritos propios y ganándoselo sobre el campo ante algunos de los mejores equipos de Primera. No contento con haber despachado a Celta y Sevilla en las dos anteriores rondas, hizo lo mismo con el Villarreal. Necesitó de la prórroga ante los gallegos pero pasó por encima del equipo de Lopetegui, que está peleando por meterse en Champions, y fue superior también a los de Calleja, uno de los grupos más en forma de la liga en estos momentos. [Narración y estadísticas: 4-2]

El Mirandés dio desde el principio la sensación de tener más claro su plan que el Villarreal, que no encontró nunca su juego ante un rival que le presionaba muy arriba y le dificultaba enormemente el control del esférico. Sólo Ontiveros conseguía alborotar de vez en cuando la sólida defensa burgalesa con sus incursiones por la izquierda, pobre bagaje para un Villarreal que no se reservó prácticamente a nadie y que echó mucho en falta la veteranía de Raúl Albiol, al que un resfriado dejó fuera.

 
 
 

 

No fue casualidad que se adelantara el Mirandés, que ya había avisado con un disparo de Merquelanz que se perdió cerca de la escuadra minutos antes de que Matheus dejara en evidencia a los centrales amarillos, que lo sufrieron como un dolor de muelas. Falló el debutante Sofian en su intento de cortar la prolongación de Merquelanz al saque de portería de Limones y ganó el balón el delantero brasileño, que sentó a Funes Mori con un buen recorte antes de batir a Andrés Fernández.

Premió el gol la superioridad de un Mirandés que ya había coleccionado otro par de acercamientos peligrosos antes de que Ontiveros igualara con un gran lanzamiento de falta en el único tiro de los castellonenses a portería en todo el primer tiempo. El marbellí golpeó seco, elevando por encima de la barrera un balón que cayó en picado lejos del alcance de Limones. Mucho premio para un Villarreal que no encontraba la forma de generar peligro y que no paraba de acumular pérdidas en la salida del balón ante la eficaz presión de su rival.

El empate lo rompió el VAR, en el añadido del primer tiempo, al detectar unas manos de Quintillà en el área. Merquelanz transformó desde los once metros, igual que hizo Cazorla al poco de arrancar el segundo tiempo para volver a poner las tablas en el marcador. En este caso fueron unas manos de Odei, en las que no hizo falta ningún tipo de revisión, las que permitieron volver a igualar a un Villarreal que, sin llegar a dominar con claridad, sí parecía más entonado, aunque seguía siendo Ontiveros el más activo en ataque.

El central del Mirandés se redimió del penalti volviendo a adelantar a los suyos aprovechando otro error grosero de la defensa amarilla, que le dejó rematar solo en el segundo palo una falta colgada al área. Del intercambio de golpes en que había entrado el partido salió noqueado el Villarreal, al que no le quedó más remedio que asumir riesgos. Sacó Calleja a Alcácer confiando en el instinto del delantero valenciano pero esta vez no fue el matador que acostumbra. Fue Gerard, atado en corto durante casi todo el partido por Sergio, quien no dudaba en acompañarle hasta campo contrario si bajaba el catalán a recibir, quien más cerca estuvo de un tercer empate pero su disparo cruzado se perdió rozando el poste.

Los de Calleja, sin embargo, jugaban ya a la desesperada tratando de atrapar unas semifinales que se les escurrían entre los dedos y de ello se aprovechó el Mirandés para sentenciar. Con el conjunto amarillo ya volcado, los de Iraola aprovecharon una pérdida en la salida del balón de los castellonenses para rematarles, regalando Merquelanz

el gol a Antonio Sánchez. Enloqueció Anduva, que ya tiene asegurado otro partido de Copa y que sueña con romper su techo viendo a su equipo en una final por primera vez en toda su historia.

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