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FALTAN MENOS DE DOS SEMANAS PARA LAS ELECCIONES AMERICANAS

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LEEMOS EN CINCO DÍAS

A falta de poco más de diez días para las elecciones en Estados Unidos, las Bolsas americanas llevan un octubre espectacular y se acercan de nuevo a los máximos históricos de principios de septiembre. Raro es el día, últimamente, en que no se reúnen o hablan representantes de la Casa Blanca y de los demócratas para intentar aprobar un nuevo programa fiscal que permita seguir apoyando la buena evolución reciente de la economía en un momento en el que el programa anterior empieza a perder impulso.

Esta repetida mención a un nuevo paquete de estímulos me recuerda a los momentos previos al acuerdo comercial EE UU-China y a las constantes apelaciones del presidente Trump a la cercanía de la firma siempre que quería darle un impulso positivo al mercado estadounidense. Trump, como es evidente, no quiere que la economía y los mercados se desinflen antes de las elecciones y pueda ser achacado a su gestión; y los demócratas, que les importa menos, tienen que dar la impresión, si fuera el caso, de que ellos lo han intentado (podrían decir, como así ha ocurrido, que han aprobado un paquete fiscal muy ambicioso en la Cámara de Representantes) y han sido el presidente, o los republicanos, los que no lo han ratificado en el Senado.

 
 La percepción de los inversores sobre el resultado electoral parece haber dado un giro importante durante los últimos días. Hasta antes del debate Trump-Biden, las encuestas y las apuestas daban como vencedor al candidato demócrata. Pero Trump no estaba muy lejos, el rating de aprobación de su gestión entre los estadounidenses mejoraba y su mensaje de ley y orden parecía calar en parte del electorado. En este contexto, como ya ocurriera hace cuatro años, Trump podía remontar o, al menos, meter mucha presión en caso de un resultado poco claro a falta del recuento del voto por correo.

En estas elecciones, en medio de la pandemia, se espera que el voto anticipado (presencial o por correo) pueda alcanzar un máximo histórico y, por tanto, ser determinante en el recuento definitivo. Trump ha repetido en distintas ocasiones que no se fía del voto por correo (“estafa”, “fraude”) y podría acudir a los tribunales de distintos estados y, en caso de necesitarlo, al propio Tribunal Supremo. Los mercados empezaron a otorgar una probabilidad no despreciable a este escenario a principios de septiembre y, junto a la falta de claridad respecto a la aprobación de nuevos estímulos fiscales, desencadenaron una caída próxima al 10% en el S&P 500.

Pero, como comentaba antes, estos últimos días el mercado está mucho más animado. Dos son los factores que parecen estar detrás de esta mejora. En primer lugar, Biden ha ganado bastante terreno en las encuestas y en las apuestas. En las tres últimas semanas, desde el debate entre los dos candidatos a la Casa Blanca y posterior convalecencia por Covid-19 del presidente Trump, Biden ha recuperado tres puntos y medio a Trump en las encuestas, encontrándose ahora mismo con un margen de diez puntos y medio, que es la distancia máxima desde que se empezaron a realizar encuestas en el mes de febrero (fuente: FiveThirtyEight). Una victoria que se anticipa más clara para Biden reduce el riesgo al escenario de confrontación en el voto por correo en caso de un resultado más ajustado. En segundo lugar, y quizá más importante a medio plazo, empieza a descontarse como bastante probable un escenario conocido como ola azul –blue wave– que significaría que Biden gana las presidenciales, los demócratas mantienen la mayoría actual en la Cámara de Representantes y, además, toman el control del Senado, ahora mismo en manos de los republicanos. El control de las dos Cámaras permitiría a los demócratas pasar sus medidas legislativas con comodidad y, como parece inferirse de las negociaciones actuales, poner en marcha un plan de estímulo fiscal más ambicioso del que podrían aprobar si hubiese que negociarlo con el partido de Trump.

Esto de elucubrar sobre lo que anticipan o descuentan los mercados es muy interesante. A Biden se le ha visto hasta hace poco como un presidente menos positivo para los mercados: más regulación, subida de impuestos… y, sin embargo, Trump parecía el candidato continuista, preocupado por la economía y la buena evolución de la Bolsa. Ahora parece que todo el mundo está encantado con Biden. Hace cuatro años, en las elecciones de 2016, se produjo lo que podríamos denominar como un doble error de descuento. Para empezar, los mercados esperaban una victoria de Hillary Clinton y se produjo la de Trump. Por otro lado, analistas y estrategas consideraban que Trump era el candidato de mayor riesgo para la Bolsa y, después de unos titubeos durante unas horas tras conocerse su victoria, la Bolsa empezó a subir y hemos tenido un buen comportamiento bursátil desde entonces, a pesar del 2018 y la pandemia.

¿Quién ganará?, ¿cómo se lo tomaran los mercados?, ¡hagan sus apuestas!

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