Costaleros de la Virgen del Carmen del Pesquero homenajean a la patrona del mar
NUMEROSOS FIELES acudieron a la misa celebrada en el templo parroquial.
El popular barrio santanderino redujo sus actividades religiosas y festivas en esta edición del Carmen, pero mantuvo la misa y los fieles que asistieron pudieron saludar a la Virgen en su día grande.
Una jornada, además, en la que la Asociación de Costaleros de la Virgen del Carmen del Barrio Pesquero han colaborado en la festividad de la patrona del mar, celebrada en la iglesia del Pesquero, como recoge la imagen.
Un homenaje a las monjas mercedarias que durante casi 75 años convivieron en el barrio y al legendario párroco Alberto Pico, fallecido hace unos años y al que se recuerda con cariño y devoción, cuando el entonces obispo Vicente Jiménez, que presidió el funeral, concelebrado con decenas de sacerdotes, fueron cientos las personas y vecinos que fuera de la iglesia esperaban a que terminase la ceremonia religiosa para despedir a su manera a quien se desvivió por ellos durante cuatro décadas, en una imponente labor de defensa de los derechos elementales de sus parroquianos, creyentes o no. El Ministerio de Educación ya lo honró dando el nombre de Alberto Pico al instituto del barrio, que se construyó sobre terrenos que el combativo párroco logró expropiar al obispado después de muchos sofocos.
HOMENAJE A LA CONGREGACIÒN DE LAS MERCEDARIAS
Este domingo ha sido un día de reconocimiento y agradecimiento, de cientos de vecinos del Barrio Pesquero con sus monjas, que llegaron al barrio en 1946, y en estos dóas han puesto fin a su estancia entre las gentes del mar. Setenta y cuatro años han sido testigos de su actividad incansable y solidaria en este barrio de pescadores y de gentes sencillas y humildes entre las que dejan el impacto social y educativo al que han dedicado sus vidas.
Cinco son las monjas que dicen adiós a tantos niños, jóvenes y adultos que han compartido con ellas la vida del barrio. Suerte en vuestro nuevo caminar, aunque desde la distancia vuestra presencia será una constante y seguiréis entre todas las gentes del mar, las gentes del Pesquero y por supuesto en mi recuerdo. Una asociación de costaleros del Barrio Pesquero ha pedido al Ayuntamiento que conceda a esta congregación la Medalla de Plata de Santander. Se lo merecen.
PETICIÓN AL AYUNTAMIENTO
LA ASOCIACIÓN DE LA HERMANDAD DE COSTALEROS DE LA VIRGEN DEL CARMEN, del Barrio Pesquero, ante V.I. y el Pleno Corporativo de la CIUDAD DE SANTANDER,
EXPONE:
Ya se ha anunciado que las monjas mercedarias que siguen entre nosotros en el Barrio Pesquero desde hace casi 75 años, abandonarán el próximo mes Santander para incorporarse a otros conventos de monjas mayores. Dicen adiós a un barrio consternado por este anuncio, ya que todos somos conscientes de la gran labor que han desarrollado, desde dar de comer a los que nada tenían, visitar los enfermos y enseñar a leer y escribir, además de otras muchas acciones de solidaridad por su compromiso con el Barrio y sus gentes. Quienes tenemos conciencia de toda esa gran labor no podemos olvidar algunas de sus iniciativas, como el comedor social que en 1966 instalaron en el sótano del convento.
Pero para entonces ya habían dado fe de su presencia con la construcción del Hogar del Niño, una necesidad de primer orden en 1946, dando asistencia y educación a cuatrocientos niños y niñas. Tres años antes habían asistido, arrimando el hombro como siempre, a la construcción del barrio con la colocación de la primera piedra. Y aunque todo, desde entonces, ha ido a mejor, han existido carencias y situaciones de injusticia que las Hermanas Mercedarias remediaron dentro de sus posibilidades. Y así, en lo sanitario, lo social y la educación, su presencia en el Barrio ha sido consoladora.
Durante todos estos años, las hermanas se han sentido muy queridas por todos, tanto por los vecinos como por los sacerdotes que pasaron por la parroquia, todos ellos de grato y especial recuerdo.
Podíamos enumerar multitud de causas en las que se han identificado con los vecinos desde una sintonía afectiva y cristiana. Pero consideramos que no es necesaria para el fin que se busca y que no es otro que recompensar institucionalmente su labor. Por ello,
SOLICITAMOS que de acuerdo al Reglamento de Honores y Distinciones del Excmo. Ayuntamiento de Santander se conceda a las HERMANAS MERCEDARIAS la Medalla de Plata por la gran labor cristiana, social y educativa realizada en los últimos setenta y cinco años.