El color orquestal del Siglo XX

POR CLAQUETA
Titular: LA JOVEN ORQUESTA NACIONAL SE IMPLICA EN COMPOSITORES DEL SIGLO XX
Título: “EL COLOR ORQUESTAL DEL SIGLO XX”
Género: Concierto Sinfónico
Actuación: JOVEN ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA
Director: VASILY PETRENKO
Programa: “Le Boeuf Sur le Toit” de, Milhaud; “Suites, uno y dos de, Daphnis et Cloe”, original de Ravel y Concierto para Orquesta de, Bartók
Sala: Argenta
Crítica: Una ya veterana, joven orquesta y además Nacional de España, nos trasladó al sonido sinfónico; a través del que sentimos, el color orquestal del Siglo XX. Con tres autores, ya clásicos, pero renovadores en su tiempos, Milhaud, Ravel y Bartók. Tres compositores que marcaron una época determinada del sinfonismo, en el siglo pasado, desde muy diferentes actitudes creativas.
Una formación orquestal con 45 años de vigencia en la salas de conciertos, nacida para impulsar grandes músicos, con propósitos y vocaciones de músicos profesionales, antes de alcanzar conjuntos o carreras determinadas. Con un elenco de 101 músicos.
Siempre con un sonido brillante, desprendiendo talento y juventud, nos acercaron a compositores, que al igual que ellos tuvieron que abrirse camino, entre nombres como, Beethoven o Mozart, por citar dos de los más grandes. Que aunque siguiendo algunas pautas de ellos, consiguieron dar un nuevo color a la música orquestal, del pasado siglo.
Con una dirección activa y brillantemente descriptiva de, Vasily Petrenko, actual director musical de la Royal Philharmonic Orchestra de Londres, desde el 2021. Con un historial insuperable a pesar de su juventud, nos ha ofrecido su experiencia de enfrentarse a una joven orquesta, eso sí, de futuros grandes músicos. Tan joven, tan desinhibida orquesta sinfónica, que cuando el director destaca a un compañero, todos gritan.
Nos invitaron, prácticamente a bailar. Seguro, que en el asiento, alguno se arrancó, tal y como hizo Petrenko. Con esos, ritmos cariocas muy calientes, de la pieza compuesta por Milhaud. Que Chaplin usó para el cine y Cocteau escribió y produjo para el ballet. Sirviendo, por ello, en la Sala Argenta, como una bocanada de aire fresco musical. Le siguieron las dos suites, la primera y segunda de “Daphnis et Chloé” de Ravel. Exuberantes, manteniendo una gran tensión armónica, con altos y bajos indescriptibles.
Se cerró esta intensa velada sinfónica, sin ninguna sinfonía, pero con un concierto para orquesta original de Bela Bartok. Con referencia a un encargo del entonces gran director orquestal, Koussevitky, para honrar la memoria de su esposa fallecida. Contamos ello porque, a nuestro juicio, no tiene poco o nada de funerario y sí mucho de música argumental, incluso con pasajes arrancados del folklore. En cualquier caso fue un concierto brillante, estrenado por el autor del encargo, conduciendo la Orquesta Sinfónica de Bostón; e interpretada en la Argenta con calidad.