Gema Igual: una gestión desconectada de los santanderinos
Redacción
La gestión de Gema Igual al frente del Ayuntamiento de Santander se tambalea bajo el peso de decisiones polémicas y una desconexión evidente con las prioridades reales de los santanderinos. Lo que debería ser un gobierno enfocado en resolver los problemas de la ciudad se ha convertido en una maquinaria que implementa políticas más propias de la izquierda, generando frustración entre quienes esperaban otra dirección.
Uno de los temas más controvertidos es el apoyo incondicional a las políticas sobre la mal llamada violencia de género, que, lejos de abordar la violencia de forma integral, perpetúan divisiones y privilegios para ciertos colectivos. Los santanderinos esperan soluciones reales, no parches ideológicos.
En movilidad, la situación es igual de preocupante. La implantación de carriles bici que nadie había pedido, sumada al intento de crear una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) busca solo expulsar al vehículo privado complicando la vida a vecinos, comerciantes y trabajadores. Santander no quiere estas medidas y así lo señalan los vecinos.
Por si fuera poco, las prioridades del Ayuntamiento parecen estar más en subvencionar a asociaciones cuestionables que en atender problemas básicos como la limpieza de las calles. Santander está más sucia que nunca, y los santanderinos lo notan. A esto se suma una inseguridad creciente, mientras la alcaldesa parece mirar hacia otro lado en lugar de tomar medidas firmes.
El tema de la inmigración ilegal tampoco pasa desapercibido. La falta de control y la permisividad están generando malestar en una población que ve cómo crecen las tensiones sociales mientras el Ayuntamiento no parece dispuesto a abordar el problema de frente. Eso sí, cuando se trata de criticar a la oposición, especialmente a VOX, Igual no escatima en esfuerzos. En lugar de dialogar o buscar consensos, recurre a métodos autoritarios para acallar voces discordantes.
En este contexto, no sorprende que su gestión esté salpicada por escándalos. El más reciente, el fallido aparcamiento en El Sardinero, ha dejado en evidencia una preocupante falta de planificación y previsión, con el consecuente despilfarro de recursos públicos. Este episodio, sumado a otros fiascos, ha erosionado aún más la confianza de los santanderinos en su alcaldesa.
Por último, decisiones como las subidas salariales a su personal político no hacen más que agravar el malestar. En una época de dificultades económicas, gestos como este resultan un insulto para quienes luchan por llegar a fin de mes.
Gema Igual está llevando a Santander por un camino que pocos entienden y menos comparten. La ciudad necesita un liderazgo que priorice las verdaderas necesidades de los santanderinos, y no uno que se pierda en ideologías, experimentos fallidos y autoritarismo. La pérdida de la mayoría absoluta no será una sorpresa; será la consecuencia natural de una gestión que, simplemente, no ha estado a la altura.