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San Isidro: Paco Ureña pincha una faena de altos quilates artísticos y Mora deja buenos detalles

El lorquino cortó una oreja y el madrileño, que se salvó milagrosamente de una cornada al entrar a matar al primero, gustó en varios pasajes

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San Isidro: Paco Ureña pincha una faena de altos quilates artísticos y Mora deja buenos detalles

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01-06-2019

Emilio Martínez

Una vez más Paco Ureña, con su toreo de clase y arte, anduvo cerca de descerrajar la Puerta Grande y salir a hombros, pero como tantas otras ocasiones sus fallos a espadas se lo impidieron. Estadísticas aparte, el lorquino, volvió a festonear su sello sobre todo en su creativa faena al quinto, del que cortó una oreja. Lo que dejó David Mora fueron algunos pasejes sueltos con percal y flámula, y lo que dejó Álvaro Lorenzo fue nada. Todo ante una desigual corrida de Alcurrucén en presentación y juego. 

Unos fabrican bisutería; otros joyas auténticas Unos son ventajistas; otros se la juegan de verdad. Unos son funcionarios del toreo; otros litúrgicos. Uno de estos otros, el mejor oficiante, es Paco Ureña. Que este viernes cascabeleó la que su faena al quinto es, junto a la de Pablo Aguado, la más artística del abono. Fue ante ese su segundo, descarado de pitones y manso. Pero al que a base de obligarle con la mágica y mandona flámula del de Lorca, consiguió que el animal repitiera embestidas y no se rajara hasta el final.

El caso es que de la inspiración del coletudo brotaron de inicio cuatro estatuarios, dos trincherillas y dos pases de la firma, todo ello en los terrenos del tercio, que calaron profundamente en el público. Los quilates artísticos siguieron después cuando se llevó al burel al platillo y le toreó en un par de series en redondo con temple, ligazón, cargazón de la suerte y musa, amén de verdad de verdad de la buena, con esas dos navajas afiladas que tenía por astas rozando la taleguilla de Ureña.

Creativo y litúrgico, siguió por naturales igualmente cercanos al oro puro y de nuevo de su talento surgieron varios trincherazos y uno de pecho relajado y mirando a los entusiasmados tendidos: Incluso, tomó la decisión, lógica con un manso que ya se había rajado, de intentar matarlo en la suerte de recibir, y surgió la maldición 'ureñista', pues marró y después largó una fea estocada desprendida tirando a bajonazo.

Semejante desafuero con el arma toricida no debió servirle para, en la cátedra, cortar una oreja, eso sí pedida con fuerza, Pero, despojos aparte, la obra de alta orfebrería artística estaba hecha. Como ante su anterior enemigo, al que saludó con cuatro mecidas verónicas ganando terreno y luego, ya con la sarga, tras unos doblones magistrales rodilla en tierra, echó por los caminos del sentimiento, la pureza y la verdad -esa que tan pocos conocen, figuras incluidas-, en tandas por ambos lados. Antes de volver a marar con la tizona.

Otro torero con clase y, que al igual que el lorquino ya ha pagado con creces su cuota de tragedia en la Fiesta, es David Mora, que se lució con verónicas majestuosas para recibir al que abrió función y en el quite. Respondidas con unas ajustadísimas gaoneras de Ureña, que motivaron al madrileño para repetirlas. Todo iba encarrilado, porque con la pañosa también Mora -que brindó a su subalterno Ángel Otero, que, en su línea, acababa de poner dos magníficos pares de banderillas- se lució en un inicio con estatuarios y sinfonía de adornos, pero el animal, distraído y escaso de entrega, sólo se tragó un par de series de redondos.

Porque después aún se entregó menos en los naturales y pese a los intentos de su matador, ya desègado, aquello comenzó a venirse abajo. Y un nuevo drama pudo sucerdela a Mora, que fue cogido y encampanado espectacularmene en el primer intento de estocada, del que salió casi ileso de manera milagrosa, aunque con un leve puntazo. Ya con el mansazo y flojísimo cuarto no tuvo opciones.

No muchas más le ofreció su primer enemigo, con pelaje de vaca, a Álvaro Lorenzo, con el añadido de que el comportamiento del bicho también fue de vaca, por su mansedumbre y antítesis de bravura. Como parecía iba a ocurrir con el sexto, otro manso que de salida huía despavorido de capotes, pero que mejoró algo en bandrillas y dentro de su mansedumbre y que entraba a la flámula rebrincado, se dejó pegar alguna serie de pases.

Pero con el toreo posmoderno y de fuera de cacho -ese que practican todos, Roca Reyincluido, excepto Ureña y algún otro bendito loco más-, y que nada dice casi nunca. Y menos cuando en la vista, el cerebro y la entrañas de los afortunados espectadores de a faea anterior estaba tan fresco el recuerdo del artista Ureña en el anterior..

FICHA

Toros de ALCURRUCÉN, desiguales de hechuras y presentación; mansos y descastados aunque nobles; 4º, muy flojo. DAVID MORA: palmas tras aviso; silencio. PACO UREÑA:silencio tras aviso; oreja. ÁLVARO LORENZO: silencio; silencio. EnfermeríaDavid Morafue atendido de ufrió un puntazo corrido en la cara posterior de la cresta ilíaca derecha y de una herida superficial en el escroto, de pronóstico leve. Plaza de las Ventas, 31 de mayo, 18ª de feria. Casi lleno.