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Sánchez pide la abstención del PP y Cs y mantiene un cruce de reproches con Iglesias que tensa la negociación

El aspirante lanzó reproches al 'trío de Colón' y pidiendo investiduras fáciles para la lista más votada

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Sánchez pide la abstención del PP y Cs y mantiene un cruce de reproches con Iglesias que tensa la negociación
22-07-2019

Entre fuertes aplausos y eufóricos apoyos de la bancada del PSOE, Pedro Sánchezcomenzaba pasadas las 12:08 de este lunes su primer discurso de investidura con visos de salir adelante tras el fracaso de 2016, cuando acudió al Congreso con los únicos apoyos de Ciudadanos y la contrariedad de Podemos y sus socios. 3 años después, Sánchez llegaba con más casi 40 escaños más de presencia socialista (de 85 a 123), pero con la circunstancia de tener que pedir el apoyo para, por primera vez en democracia, formar el primer gobierno de coalición de nuestra reciente historia democrática.

Ni Suárez, ni Calvo Sotelo, ni González, ni Aznar, ni Zapatero ni Rajoy lo hicieron. Tampoco él tras la moción de censura a Rajoy, que le llevó a formar un gobierno monocolor para disgusto de Podemos. Sánchez también llegó al debate de investidura sin cerrar del todo el acuerdo con Unidas Podemos para asegurarse los votos, pero aun así realizó un discurso que anticipaba ese escenario como el único posible para evitar la repetición de elecciones.

Sánchez comenzó con un pequeño repaso histórico a nuestra reciente democracia pero, sobre todo, fuertes reproches a los partidos de centro-derecha. Les criticó apoyarse y aliarse con la ultraderecha en la famosa foto de Colón y obligarle a buscar todo tipo de votos ante su oposición a la investidura, justo lo mismo que él hizo a Rajoy en 2016: el 'no es no' que le costó temporalmente el puesto al frente del PSOE.

Defendió que los españoles votaron por un "gobierno progresista" y exigió desbloquear la Cámara para formar gobierno y poder iniciar la investidura. Les pidió a PP y Ciudadanos, sin nombrarlos, una oferta de pacto de Estado, pidiendo reformar el Artículo 99 de la Constitución, que permite facilitar las condiciones para una investidura presidencial y así evitar amenazas de repeticiones de elecciones, como ocurrió en 2016 y casi otra vez, ahora en 2019. Una petición que no gustó en Podemos, pero que asumieron como inevitable.

Sus principales objetivos programáticos

Entre los objetivos que quiso destacar, habló de 6 puntos ya conocidos en anteriores intervenciones:

1.- Un empleo digno y la sostenibilidad del sistema público de pensiones (con especial alusión a los riders).
2.- Los impuestos que pagan las multinacionales tecnológicas y empresas digitales (mencionó el reciente caso conocido sobre Netflix).
3.- La emergencia climática que acucia a España, mencionando la sequía, lo incendios, la contaminación del aire que mata y acorta la vida
4.- La igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres: habló del machismo criminal en claro reproche al tratamiento que hace Vox y que influye a PP y Cs en su nomenclatura ("violencia intrafamiliar")
5.- La desigualdad social, la exclusión social severa, la pobreza infantil, las condiciones de vivienda, la falta de acceso a una vida digna en la cuarta economía de la zona euro y 13ª del mundo
6.- El reto de Europa: la unidad está amenazada por quienes nunca creyeron en ella, explicó Sánchez. Pidió proteger los valores europeos basándose en la lucha contra el cambio climático y reforzando un ente económico que haga frente a las amenazas globales

La impasible bancada de Podemos

Sánchez, sin citar a Podemos, pidió el apoyo para seguir progresando la sociedad española llevando a ejecución los 6 retos expuestos "con urgencia", para no perder el "tren del progreso", y con el problema, admitido, de que la economía "crece de manera robusta" pero que sufre una desaceleración evidente.

En diversos momentos del discurso de Sánchez, llamaron la atención tanto el silencio, las caras largas y la ausencia de aplausos de la bancada de los diputados de Unidas Podemos a la exposición de los principales puntos de acción que seguramente firmarán conjuntamente ambos partidos, si es que hay finalmente un acuerdo. Los 42 diputados quisieron dejar claro que, sin acuerdo previo, no hay lugar para el entusiasmo. A Iglesia sólo se le vio aplaudir cuando Sánchez se refirió a la última víctima mortal de violencia de género en nuestro país.

Y eso que el aspirante a presidente no dejó de lanzar propuestas sociales, como una reforma urgente del Estatuto de los Trabajadores "para las próximas generaciones", convocando un diálogo social entre sindicatos y empresarios del país. También propuso un Estatuto del Becario para evitar la explotación y la precariedad de este tipo de nuevos trabajadores. También se comprometió a aprobar un plan de retorno de los emigrantes que se marcharon con la crisis, con el objetivo de recuperar el "talento" perdido.

Asimismo, hubo guiños para la izquierda con referencias a la memoria histórica: "40 años después, el Gobierno espera cumplir la Ley de Memoria Histórica y el mandato de esta Cámara, porque una democracia no puede tener un mausoleo dedicado al dictador", explicó.

Inversiones en educación y conocimiento

Sánchez se comprometió a un aumento de inversiones en la educación y en el I+D, creando en el caso de este segundo punto una especie de ICO especial para proyectos de nuevas tecnologías y desafíos digitales. Incluso prometió bonos sociales para que toda la sociedad tenga acceso a Internet, evitando la "exclusión digital".

También anunció fondos contra la desinformación y la falta de ciberseguridad. "En esta legislatura les propongo comenzar una segunda gran transformación que apostará, de forma decidida, por la Educación y el Conocimiento", expuso. Además, anunció 80 nuevas titulaciones en Formación Profesional, relacionadas con los retos digitales: 5G, diseño de videojuegos, ciberseguridad, big data... algo que entendió fundamental para los nuevos jóvenes y sus proyectos de estudios.

Otras propuestas con guiños a la izquierda

En materia de medio ambiente fue muy contundente Sánchez: "Nadie va a parar Madrid Central", dijo el presidente en funciones sobre los derechos de los ciudadanos a "respirar aire limpio", con la necesidad de no estar a la cola de la Unión Europea, con altos costes sanitarios y sociales. Un claro mensaje a la derecha, que ha querido parar Madrid Central y que mantiene en ocasiones discursos que ponen en entredicho el cambio climático global y que esté causado por la acción humana.

Propuso para los jóvenes y el resto de la población seguir ahondando en las medidas para limitar la subida de los precios del alquiler de la vivienda, así como luchar contra la España vaciada, la corrupción (medidas para proteger al denunciante)... Eso incluyó una propuesta para acabar con los aforamientos de los políticos.

Asimismo, Sánchez anunció que es momento de impulsar una Ley de eutanasia, una ley de derechos digitales, una ley de libertad de conciencia, mejorar la discriminación de género y al colectivo LGTBI, mejorar el derecho al voto para los españoles que residan fuera de nuestras fronteras... También se acordó de los animalistas con una ley de bienestar animal a nivel nacional, así como otra ley contra la adicción a las apuestas, que dijo se ceban especialmente con las clases más desfavorecidas y que alcanzan a los menores.

Por último, pidió continuar reparando la imagen de los caídos por la democracia, reparando a las víctimas del franquismo, "siguiendo las recomendaciones de Naciones Unidas", citó. Recordó que era el segundo país del mundo con un mayor número de desaparecidos, en referencia a los muertos en las cunetas por la Guerra Civil.

Balance del discurso

Sánchez acababa a las 13:59, casi 2 horas después, un discurso que terminó no tanto con palabras hacia Unidas Podemos, que también (un guiño demasiado escaso, por la recepción que tuvo), sino hacia la derecha, recordando que no deben bloquear la investidura.

De su larga intervención destacaron varias cosas, pero sobre todo el silencio absoluto sobre los asuntos territoriales de la nación: ni se mencionó a Euskadi ni a Cataluña en ningún momento, aparcando cualquier oferta política a los partidos independentistas y provocando cierta decepción a la hora de pedir su apoyo o su abstención.

Fue un discurso evidentemente demasiado triunfalista, como si no necesitara el apoyo de otros partidos, que le valía igual que haya o no acuerdo con Podemos, porque usó muchos comodines de corte progresista pero sin mencionar a sus socios, que deben ser Unidas Podemos para lograr la investidura. En definitiva, un discurso que comprarían muchos, pero que habrá que ver quién y cuándo.

LA INTERVENCIÓN ESPERADA DE PABLO IGLESIAS

La negociación para alcanzar un gobierno de coalición parece encallada si se atiende al duro enfrentamiento entre los líderes de PSOE y Unidas Podemos encargados de entenderse que ha tenido lugar en la sesión de investidura en el Congreso de los Diputados.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, arrancó su intervención reclamando al candidato socialista a la investidura, Pedro Sánchezcoherencia por insistir en pedir la abstención de las derechas mientras se trata de negociar al tiempo un programa de gobierno de coalición hacia la izquierda y lamentó que la primera reforma de la Constitución que enarbola el socialista sea precisamente la referida a la de blindar al bipartidismo para evitar los pactos con otras fuerzas.

"Si los españoles hubieran querido que su partido gobernara solo le habrían dado mayoría absoluta", le recriminó Iglesias.

El líder de la formación morada lamentó que si bien el PSOE se pone la etiqueta de 'constitucionalista' pervierte con su propuesta de reforma constitucional el espíritu de la propia Carta Magna que defiende el diálogo y la negociación parlamentaria para alcanzar mayorías puesto que España no tiene un sistema presidencialista. "Ha propuesto un pacto de Estado para reformar el artículo 99 de la Constitución para que una formación con menos del 30% de los votos pueda formar gobierno", criticó argumentando que desvirtuaría el propio resultado de las elecciones.

En medio de las negociaciones para configurar el que podría convertirse en el primer gobierno de coalición de España, Iglesias advirtió a Sánchez de que no le gustan las formas con las que el socialista se dirige a su formación y le advirtió: "No nos propongan ser un mero decorado en su Gobierno porque no lo podremos aceptar". Un calificativo, decorado, que no gustó demasiado a Sánchez y que fue defendido después por Iglesias desvelando las líneas rojas de la mesa de negociación.

"¿Qué nos han ofrecido ustedes, explíqueselo a la cámara a ver si les parece que es algo más que decorativo?", preguntó irónico Iglesias después de desvelar que el candidato socialista vetó a Unidas Podemos la posibilidad de configurar equipos mixtos en los ministerios o acceder a carteras de Interior, Defensa, Exteriores, Economía o tener alguna competencia en Hacienda, Ciencia, Igualdad o Transición Ecológica para desarrollar los acuerdos programáticos que alcanzaran ambas formaciones.

De esta manera cerraba la puerta a aceptar una vicepresidencia simbólica u otros cargos vacíos de competencias como habrían puesto los socialistas sobre la mesa, según diversas publicaciones. "Pedimos responsabilidades de gobierno acordes de nuestro peso electoral", reclamó Iglesias recordando que su formación fue avalada por 3,7 millones de votantes.

Por otro lado, Iglesias apuntó -sin referirse explícitamente como una aspiración ministerial- a la importancia de la gestión de las políticas públicas que luchan contra las violencias machistas. De hecho, arrancó su intervención con un recuerdo a las últimas víctimas de esta lacra.

Iglesias reclamó "respeto y reciprocidad" en las negociaciones para alcanzar un pacto de Gobierno y descargó en Sánchez la responsabilidad absoluta de que se llegue hipotéticamente a una repetición de las elecciones. Algo que fue negado desde la tribuna poco después por el candidato a la investidura. "Si no hay un acuerdo será responsabilidad de los 350 diputados de esta cámara", respondió Sánchez en su turno de réplica.

El líder de Podemos enumeró sus cesiones a las excusas que desde el día después de las elecciones el PSOE ha ido esbozando para eludir un gobierno de coalición: la falta de votos necesarios -y recordó su compromiso de apoyar un gobierno en solitario si fracasaba la votación-; un "programa radical", compromiso con el mero desarrolo de los artículos sociales de la Constitución; Cataluña -hubo un cierre de filas con la política de Estado en este área-, y la cuarta excusa, el propio Iglesias. "Un veto a mi persona, a partir de ahí ustedes se quedaron sin excusas", señaló el líder de Podemos.

Por otro lado, enumeró los motivos por los que Unidas Podemos quiere estar dentro del Gobierno y evitó las palabras gruesas de 'vigilar' al ejecutivo para que se cumplan los compromisos que se escucharon en otras ocasiones si bien sí fue reprochado por Sánchez como justificación a sus recelos a la fórmula que se habría visto obligado a aceptar.

"Autonomía al menos del poder económico al menos me la confieran (...) Yo no hablo de los empresarios que apoyan a Unidas Podemos", reprochó Sánchez para criticar que se le trate de colocar al servicio del 'Ibex 35'. "Yo estoy dispuesto a correr ese riesgo", remachó para aceptar las críticas que le puedan llegar por incluir a miembros de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros.

Garantizar la justicia fiscal, limitar la precariedad laboral y establecer salarios dignos, transición ecológica, garantías de que se baje la factura de la luz cuando el gobierno se reúna con las eléctricas, intervenir el mercado del alquiler, escuelas 0-3 años gratuitas, ley de eutanasia, una ley de igualdad LGTBI... Fueron algunas de sus reivindicaciones. "Es hora de que nos pongamos de acuerdo para poner en marcha políticas", respondió Sánchez recordando que en la historia del PSOE ya se enraízaban muchas políticas sociales en las que pueden ambas formaciones coincidir.

Unas alusiones a la historia del partido que recogió Iglesias. "Si no fuera por vuestros errores nosotros no estaríamos aquí", respondió rememorando el pasado socialista de su abuelo encarcelado por sus ideas.

Sánchez abre la vía a que fracasen las negociaciones

Si bien el candidato a la investidura insistía en que mantenía la "mano tendida" a un gobierno de coalición, Sánchez no dejó pasar la oportunidad de dejar sobre la mesa la posibilidad de que no fructifiquen las negociaciones.

"La propuesta es un Gobierno de coalición, pero entre un gobierno de coalición y que ustedes voten con la ultraderecha por segunda vez en tres años creo que hay muchas opciones", amenazó Sánchez a modo de ultimátum planteando la posibilidad de que finalmente se quedara el pacto en un mero acuerdo de investidura o de legislatura con medidas programáticas.

"Es muy difícil porque tenemos culturas políticas distintas (...), el derecho de autodeterminación", justificó Sánchez para defender que le cueste ceder a un Gobierno de coalición pese a insistir en que está dispuesto a llegar a hacerlo. "Mediten su voto porque lo que podemos hacer a partir de agosto creo que puede merecer la pena", planteó el socialista a modo de ultimátum. "Si no llegamos a ese acuerdo faciliten al menos un gobierno progresista para los próximos 4 años", expuso Sánchez reclamando de nuevo el apoyo de Unidas Podemos a un gobierno en solitario insistiendo en que juntos no suman mayoría absoluta.

"Igual es que no quiere un gobierno de coalición", le replicó Iglesias argumentando que si bien es cierto que PSOE y Unidas Podemos no suman mayoría absoluta, los 123 diputados socialistas tampoco. "Con 165 diputados será más fácil dar estabilidad que 123, que suman más que PP+Cs+Vox", defendió Iglesias.

"Si ustedes por la cerrazón de no hacer un gobierno de coalición a los votos obtenidos temo que no será presidente de España nunca", le auguró el líder de Podemos.

Iglesias no agotó el tiempo de su grupo parlamentario sino que le siguieron en la tribuna, con la misma línea argumental defendiendo un gobierno de coalición acorde con la pluralidad de los votos, sus aliados: Jaume Asens (En Comú Podem), Alberto Garzón(IU) y Yolanda Díaz (En Marea).