A continuación, el discurso íntegro pronunciado por Santiago Abascal durante la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para dar explicaciones de su gestión de la gota fría que causó 222 muertes:
“En nuestra memoria, las 222 personas fallecidas (Abascal tiene un lapsus diciendo 122), las cinco personas desaparecidas y las miles de familias destrozadas.
Muchas personas lo han perdido todo. Decenas de miles de damnificados que han perdido su casa, sus negocios, sus vehículos y todos ellos abandonados durante días y días por un Estado autonómico fallido presidido por Pedro Sánchez.
No se invirtió para evitar la catástrofe. Incluso se desecharon las obras previstas que la habrían evitado por razones ideológicas. No fueron alertados a tiempo de la tragedia, que se alejaran de los cauces si la riada se llevó los pueblos y la gente no estaba segura ni en sus domicilios. Y no fueron alertados a tiempo por incompetencia.
No fueron ayudados durante días y días por cálculo político, es decir, por maldad. Pero aparece aquí el presidente del Gobierno en la tribuna, que él cree que lo aguanta todo y vuelve a inundarnos, esta vez, con un torrente de datos para eludir sus responsabilidades, que no tienen nada que ver con la Valencia real.
No tiene nada que ver con lo que pasó esos días. No tiene nada que ver con lo que han contado las personas que padecieron esa tragedia. Hemos escuchado a algunas personas conocidas, que vivían en Paiporta, relatarlo con precisión. Se quedaron solos, anegados, sin luz, sin agua. Llegó la noche. No pudieron dormir. Amanecieron con el miedo, pero pensando que alguien iba a llegar y allí no había nadie.
Se quedaron solos, a merced de los saqueos en la oscuridad, sin agua. Y volvió a anochecer. Y volvió a amanecer. Y como han relatado, allí no había nadie. Allí no apareció nadie. Ni un bombero, ni un policía, ni un militar. Durante días y días y días que se hicieron eternos y en algunos casos, en algunos pueblos y en algunos barrios, durante muchísimos días, como han podido relatar los voluntarios que llegaron allí y no había llegado ninguna ayuda institucional.
Y aún se atreve a decir que los españoles deberían salir a los balcones a aplaudir al Estado a las ocho de la tarde, es decir, aplaudirle a él. Si necesita aplausos, que los pida, pero que los pida en Paiporta, en Benetúser, en Alfafar, en Masanasa, en Catarroja, en Sedaví, en Torrent, en Chiva, en Aldaya, en Algemesí, en Utiel y en tantos otros pueblos que pida aplausos para su crimen. O que se vaya otra vez a la India, que allí le aplauden porque no le conocen y de paso que se quede allí.
Señorías, Pedro Sánchez no dirige un Gobierno. Pedro Sánchez dirige una macro red de corrupción, una macro red de corrupción política, económica y moral. Y desde hace tiempo hace uso de todas las instituciones del Estado sin ningún tipo de límite para eludir la acción de la justicia. En eso está verdaderamente ocupado.
Pero esto ya lo sabíamos. Lo que no sabíamos era el grado de crueldad y de sadismo del que era capaz. Y sólo los tiranos muy crueles y muy sádicos son capaces de perseguir con policías y fiscales a sus propias víctimas, a gente que lo ha perdido todo, a gente abandonada en el barro y en la oscuridad durante días, a gente que ha estado rescatando a sus vecinos, a veces ya cadáveres, a gente que se comportó de manera heroica, a esa gente solo porque no soportaron la chulería de Sánchez al pasearse por allí, les han mandado detener y perseguir como a criminales.
¡Pero, por Dios, si la primera orden personalísima de envío de policías que dio Pedro Sánchez fue para enviar policías a detener a la gente! ¿Qué crueldad es necesaria para eso? ¿Cómo es posible llegar a ese extremo? Pues es posible porque Pedro Sánchez está profundamente enamorado, como él decía, pero está profundamente enamorado de sí mismo, enamorado de su persona, hasta límites enfermizos que se atreve a exigir aplausos a sus propias víctimas.
Y sin duda, esa pasión le da una fuerza considerable para resistir. Pero créanme, ese amor desmedido por uno mismo solo lleva al desengaño y, en última instancia, a lo único a lo que él teme: el ridículo.
Desde luego, yo puedo anunciar que cuando dependa de VOX todas las víctimas de Sánchez, que ahora son perseguidas y detenidas, serán resarcidas e indultadas si es necesario.
Porque más allá del Gobierno y más allá del Estado, incluso por encima de él, está España y están los españoles. Y primero de todos los españoles que más sufren y los españoles que más sufren están en Valencia. Y esos españoles que arrojaron barro en realidad solo le estaban devolviendo el lodo en el que lleva años sumergiendo a esta nación. El lodo Pedro Sánchez, el lodo asesino de Valencia, es su propio lodo. Y voy a explicar por qué.
Primero, porque este hombre, locamente enamorado de su propia persona, corrompió este Parlamento y al propio Gobierno para hacerse investir presidente a cualquier precio. Y al hacerlo, debilitó al Estado español. Y al hacerlo, dejó al Estado a merced de todos sus enemigos, de los que pretenden resquebrajarlo y dinamitarlo.
Y lo dejó también en manos de fanáticos extremistas de todo tipo. Los fanáticos del género, que han puesto en la calle a mil violadores, los fanáticos de la inmigración masiva, que han destruido nuestra seguridad, nuestra identidad y nuestros servicios públicos. Los fanáticos de los impuestos abusivos y confiscatorios que han destruido las clases medias y han acabado con miles y miles de pequeñas y medianas empresas y de autónomos. Y los fanáticos de la memoria histórica que han acabado con la libertad y con la verdad y que han desenterrado muertos para desenterrar odios.
Y, por supuesto, con los que hoy nos ocupan: los fanáticos del clima, que además de arruinar nuestra industria y nuestro campo, además de impedir nuestra soberanía energética, han acabado asesinando a centenares de compatriotas porque se negaron a la limpieza de los cauces permanentemente, impidiéndoselo a los ayuntamientos porque comenzaron el derribo de pequeños azudes porque según ellos, los ríos tienen que correr, correr libremente, sin obstáculos, desde su nacimiento hasta el mar. Y luego los ríos pasan por encima de las personas y pasa lo que pasa. Y porque se negaron a la construcción de infraestructuras hidráulicas e hídricas previstas y presupuestadas en la zona que ellos echaron atrás y que podían haber impedido esta tragedia.
Y sólo por eso deberían estar sentados en el banquillo de los acusados. Pero Pedro Sánchez fue incluso más allá. Hace ya meses que el pozo de corrupción económica de su Gobierno y de su familia se desborda. Su mujer, su hermano, sus íntimos colaboradores, su Gobierno, su partido, su comisionista de confianza. Y cuando las riadas de los fanáticos ecologistas arrasaron parte de Valencia y de Albacete, Sánchez aún tuvo la miseria moral de utilizarlo para taparse.
Y por eso su lodo, porque Pedro Sánchez hizo un cálculo político, un cálculo político para en vez de declarar la emergencia nacional a la que estaba obligado, porque él sabía y lo ha relatado hoy con precisión, la magnitud y la gravedad de la situación. Y para hacer lo que le exigíamos, trató de aprovechar la tragedia que él mismo y sus políticas climáticas han acabado desencadenando.
Y lo ha hecho creando un caos de competencias, de burocracias, de excusas y de bulos. Y lo ha hecho por cálculo político para tratar de dañar al adversario político porque en Valencia no gobierna la ‘Rosa Nostra’. De Castilla-La Mancha no ha dicho nada. Ya le había salido bien esta estrategia durante la pandemia y ha tratado de repetirla.
Y mientras los valencianos sufrían el abandono y los saqueos. Un día y otro día y otro día. Y allí no llegaba nadie. Por mucho que usted suba a la tribuna para mentir. Ni un policía, ni un bombero, ni un militar. Todos hemos visto cuál fue el primer representante institucional en llegar a algunos puntos de Alfafar, un representante institucional extranjero que ejerció como voluntario, un bombero francés. Todos hemos visto el debate en la Asamblea Nacional francesa, donde, asombrados, dicen que España ha rechazado la ayuda internacional que se le había ofrecido.
Todos hemos escuchado al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, sorprendido y asombrado de que España rechazase profesionales para ayudar. Negó la ayuda militar inmediata por puro cálculo político, rechazó la ayuda internacional y criminalizó a los voluntarios diciendo que entorpecían, que ya no eran necesarios cuando a algunos sitios aún no había llegado nadie. Y para criminalizar los utilizó a las ONG subvencionadas que fueron a sacarse la foto y que le hicieron el caldo gordo.
Y mientras Sánchez volvía de la India, donde coincidió con Delcy Rodríguez y donde sí le aplaudían porque no le conocen como un Paiporta. Volvía y volvía a irse a la cumbre de no se sabe dónde, pero sí sabemos con quién, con los fanáticos del clima. Y mientras, solo, solo los valencianos y los españoles solidarios voluntarios corrieron en ayuda de sus compatriotas anegados en el lodo de Sánchez.
Y por eso los españoles nunca olvidarán, nunca olvidaremos, que la única orden que Pedro Sánchez ha dado a las fuerzas de seguridad de una manera personalísima ha sido la de enviar un equipo de élite de la Guardia Civil para detener a las víctimas que se atrevieron a protestar ante su persona para detener a los desesperados que lo habían perdido todo.
Esas son las razones que le hacen culpable del lodo: pactar con todos los extremismos que han desencadenado la tragedia y promover usted mismo esos extremismos y utilizar la tragedia para tapar la cloaca de corruptelas, dinero y asistencia de empleados públicos para su señora, dinero y puestos públicos para su hermano sin ir a trabajar, dinero para sus ministros y algo de dinero, supongo, si queda para el partido.
Señorías, Pedro Sánchez, en su búnker, cree que solo es necesario resistir. Nos lo dijo ayer en el acto ‘ugetista’ del bipartidismo: tres años y los que quedan, porque el autócrata cree que puede perpetuarse como sus aliados internacionales y como sus admirados bolivarianos.
Señor Feijóo, el señor Sánchez es el responsable último de esta tragedia. Y ustedes, de momento, son responsables de que Pedro Sánchez siga sentado en el banco azul, porque durante estos años se han negado a hacer una oposición de verdad, porque han pactado con él. Y con esos pactos le han fortalecido y han facilitado el asalto a las instituciones judiciales y constitucionales que ahora utilizará para resistir y para eludir la cárcel. Porque han pactado todo con el PSOE: el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal de Cuentas, las comisiones del Congreso y el Senado, el reparto de menas y de inseguridad en las comunidades autónomas y el Gobierno de Europa. Y ahora se hacen cruces de haber traído también ustedes la catástrofe Teresa Ribera.
No nos hicieron caso cuando les dijimos que había que contar en Europa y en el mundo la realidad de la corrupción de Sánchez y de su Gobierno. Al revés, se dedicaron a la tarea inútil de hacer desaparecer a Vox, de arrinconarnos por todos los medios y con todos sus medios. Déjenlo ya. Yo les hago un enésimo llamamiento y lo hago por responsabilidad, no por candidez, ni por demasiada esperanza. Rompan todos los pactos que mantienen con el Partido Socialista en España y en Europa. Comiencen una oposición a la altura del desafío que padecemos y nosotros les daremos la bienvenida. Porque el caso es, señor Feijóo, que mientras usted se pasea por los mítines de la UGT al son de la internacional, España sigue sufriendo las consecuencias del tórrido romance de Pedro Sánchez consigo mismo.
Porque ese es el verdadero problema de España. El presidente del Gobierno está en un búnker de corrupción mirándose al espejo para ver cómo elude la cárcel para él y para los suyos. Y mientras él se mira al espejo y manda quitar y poner policías, jueces y fiscales, los españoles tienen inseguridad en los barrios, los jóvenes carecen de vivienda, las mujeres están en peligro, los contribuyentes son saqueados por unos impuestos no solo abusivos, sino confiscatorios, la industria y el campo se empobrecen cada día y los servicios públicos se degradan sin remedio.
En definitiva, España soporta toneladas de lodo. El lodo criminal de Sánchez y de su Gobierno. Nunca lo vamos a olvidar”.