El president catalán, Pere Aragonès, anunciaba ayer martes que propondrá "un acuerdo de claridad al Estado, que identifique cuándo y cómo Cataluña puede volver a ejercer el derecho a decidir, como han hecho Canadá y Quebec".

Lo explicaba así durante su intervención de apertura en el segundo debate sobre la orientación política general del Govern, que se ha celebrado en el Parlament y donde ha detallado que quiere hacerlo “recogiendo el máximo apoyo y complicidad de la sociedad catalana, porque cuanto mayor sea el consenso, más fuerza tendremos para defender la posición de Catalunya frente al Estado, mayor fuerza y más legitimidad tendremos a ojos de la comunidad internacional”

Aragonès enterraba así simbólicamente la vieja hacha de la vía unilateral, la que se acometió en 2017 con el consabido trágico final en los tribunales y la suspensión de la autonomía catalana por parte del Estado. Eso sí, elegía la vía quebequesa-canadiense en lugar de la escocesa, país que también pactó con el Estado británico el referéndum fallido de 2014.

El president catalán se mostró convencido de que ésta es la vía “más rápida y más eficaz para volver a votar, porque parte de los aprendizajes de otoño de 2017 y supera las dificultades que no nos permitieron ser independientes hace 5 años", así como también lo es “para hacer un referéndum efectivo que permita traducir la decisión de la ciudadanía en consecuencias políticas”.

Propuesta inclusiva

El jefe del Gobierno ha dejado claro que es el momento de iniciar "un nuevo ciclo para el país entero", para superar "la situación de bloqueo" y "volver a avanzar", poniendo fin "de una vez" a toda forma de represión, en el exilio, en las causas judiciales, en las inhabilitaciones y "en toda forma de persecución de los que simplemente somos independentistas".