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Las boleras como escuela de urbanidad

Poco a poco iba llegando gente y el bullicio iba en aumento en el corrobolos, o bolera.

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Las boleras como escuela de urbanidad
25-02-2021
Era la bolera centro de reunión de chicos y grandes. Si había mozos jugando y llegaban personas mayores se dejaba libre el corro, más que por cortesía, que también, por respeto a la gente mayor. Cosas de la urbanidad. Y quien no largaba para casa se quedaba allí para aprender y, llegado el caso, hacer de pinche pinando bolos, que siempre caía alguna perruca.

Poco a poco iba llegando gente y el bullicio iba en aumento en el corrobolos, o bolera. Alguna carcajada retenida cuando una bola iba caballo, o cuando pasaba coneja y a la que seguía desde la grada un "buena p'al pinche", o cuando pegaba tras el fleje, o en el mismo fleje, cantando el pinche 'bola queda' devolviendo la bola a la zona de tiro.

Otras veces se ovacionaba algún emboque, con o sin estacazo (estos últimos siempre espectaculares y que solían arrancar un ¡oh! de los parroquianos), o una bola birlada desde el castro con seis o siete bolos, o birlada "a segar", suerte que dominaban muy pocos.
Hoy ya apenas se ven niños o mozos jugando en las boleras, en algunas de las cuales han instalado parques infantiles. Es curioso, ¿verdad?

Foto de Remigio Rivas Mora. Bolera en Quijano (Pielagos, Cantabria), año 1966.